Naturaleza, historia, votaciones populares y geografías desubicadas por posteriores traslados: el nombre de cada una de las 30 franquicias de la NBA tiene su propia historia.
¿Alguien se cree que en Memphis hay muchos osos pardos? ¿Por qué Los Ángeles tiene un equipo que se llama los de los lagos si no hay ni uno en la ciudad angelina? Cada nombre de las treinta franquicias que ahora compiten en la NBA tiene su historia y muchas acaban resultando de lo más variopintas: desde ocurrencias de hijos de los propietarios, como pasó en los Bulls de Chicago y los Magic de Orlando, a referencias históricas, guiños a la naturaleza local... La llegada a Nueva York de los colonos holandeses con sus knickerbockers, la fiebre del oro y sus nuggets (pepitas) en Denver o la firma de la Declaración de Independencia en Filadelfia en 1776 (¿entienden ya eso de 76ers?) explican algunos de los motivos.
Otras franquicias apostaron por emblemas autóctonos y algunas conservaron el nombre tras adoptar a un equipo de otra zona (Memphis, Clippers...). Y unas cuantas pidieron la colaboración ciudadana, en algunos casos hasta con premio. Por ejemplo, el ciudadano que propuso Bucks para Milwaukee ganó un automóvil en 1968 y a los que votaron por Mavericks en Dallas les invitaron al partido inaugural de la franquicia, en 1980.