La última vez que Georges St-Pierre, quien anunció su retirada hace un mes, se puso unas guantillas para meterse en un octágono de la UFC (4 de noviembre de 2017) en su esquina hubo un español: Jorge Blanco (Zaragoza, 37 años). No fue algo novedoso, ya que el preparador aragonés lleva en el equipo del canadiense desde el año 2013 (la primera vez que formó parte de una esquina en la UFC fue en 2011). Muchos años conociendo la élite de las MMA desde dentro y también labrándose un nombre fuera, ya que a la par que la parte competitiva, Blanco también desarrolla el negocio privado. Deportistas de alto rendimiento llegados de otras disciplinas como la NFL, empresarios de Toronto (dónde reside), celebrities (cuando está en España entrena a Pablo Motos) o empresas confían en los servicios del ‘Spaniard’, como se llama su empresa.

En los últimos tiempos, esa segunda parte de su negocio le está reportando mayor fama, llegando incluso a ser una de las partes centrales de la APP de fitness ‘Centr', lanzada por Chris Hemsworth y Elsa Pataky. Un camino por el que se ha centrado de modo natural. En la UFC de las grandes sumas de dinero no todo es así. “A mi me gusta la competición, pero es lo de siempre. En UFC el dinero lo ganan cuatro. Después de la última pelea de Georges, por ejemplo, me llamaron para acudir a la preparación de siete luchadores, pero las ofertas son muy bajas. En Toronto tengo una gran clientela y pienso que me tengo que ir de mi casa seis semanas para ganar 10.000 dólares, pudiendo ganar más quedándome allí, es lo que me hace rechazarlo. Creo que soy un privilegiado porque tengo esa rama y también pienso que los entrenamientos son muy duros mental y físicamente. Hago sparring con todos los que entreno y de momento soy joven y las lesiones me respetan, pero sé que dentro de 10 años no podré seguir este ritmo y me gusta también planificar el futuro”, reconoce a As durante una de sus últimas visitas a España.

¿Qué es lo que falla en la percepción entones? Blanco lo explica con facilidad. Todo depende del prisma en el que se mire. “Mucho dinero ganan muy pocos. Cuando vemos datos muy altos hay que pensar que son una empresa privada y si los dan es porque quieren que se vean. A esos número (de bolsas de los luchadores) hay que quitarles impuestos, campo de entrenamiento, pagar a tu equipo… al final se quedan con poco. Un peleador que tenga familia, y que tenga sus primeras peleas, que cobran unos 15.000 dólares por duelo y que pueden competir cuatro veces, con suerte, al año les hace llegar muy justos. Conozco a muchos luchadores de UFC malpagados. Además, la gran mayoría no tienen otro oficio, y si no lo saben administrar, como ocurre en algunos de casos, lo pasan realmente mal. A mi me parece vergonzoso que alguien tenga esos problemas generando la cantidad de dinero que generan cada vez que pelean”, admite.

Jorge Blanco habla con claridad y con la tranquilidad de alguien que ve el negocio desde dentro y también desde fuera. Esa sinceridad la tiene para analizar el nuevo ritmo que está tomando la compañía en cuanto a las promociones. La Comisión Atlética de Nevada (tras la sanción a Khabib y McGregor) ya avisó que tomará mediadas si los actos previos a las peleas no son respetuosos, algo que habla a las claras del sentimiento que está comenzando a generar para los propios artistas marciales algunos comportamientos. También ocurre lo mismo para el español. “El enfoque que se está dando a los combates está derivando en el show y los deportistas con conducta más marcial de disciplina, tranquilidad y respeto no venden tanto. A mi me decepciona un poco ver como se pierde el respeto. Yo comprendo que haya rivalidad, pero hay cosas que no entiendo. Por ejemplo Covington, que es un ‘miniTrump’ y que ha atacado con comentarios racistas a los brasileños le sancionaría. En el deporte necesitamos nuevas generaciones y si lo que ven es esto cuando llegue su momento creerán que es lo normal y no las MMA no son eso”.

Con la retirada de St-Pierre, Blanco se queda “sin su favorito”. Antes de ese despido, se habló de una pelea entre GPS y Khabib. El ruso gusta al español, pero advierte, puede que el futuro no sea tan bueno como se prevé. “Me parece uno de los mejores, pero habrá que ver como envejece. Todavía es joven, pero estos atletas que han sacrificado tanto para dar el peso cuando llegan a los 30 (los cumplió el pasado noviembre) comienzan a pasarle factura los excesos. Creo que le ocurría si sigue en las 155 libras (peso ligero)”, concluyó Blanco antes de comenzar una sesión de entrenamiento en el gimnasio Ray Events (regentado por Óscar Sánchez) de Madrid, lugar en el que se "siente como en casa" cada vez que viaja a España.