La historia la marcan los discrepantes. Cuando América Latina permanecía bajo el yugo del colonialismo, Haití se erigió como el ejemplo a seguir: fue el primer país de la región en conseguir la independencia de una potencia europea (Francia). Ocurrió en 1804, tan solo 28 años después de la de Estados Unidos. Dos siglos más tarde, al héroe se le han caído las alas. Haití es ahora el país más pobre de América, su Gobierno es un fantasma, las bandas criminales se apoderan de las calles, los reclusos se han fugado de las cárceles… La crisis es institucional y humanitaria.
Haití se caracteriza por la inestabilidad política. En los últimos 60 años han pasado por el Gobierno unos 20 mandatarios, entre presidentes y dictadores. Algunos han sido asesinados, otros han tenido que exiliarse. El último presidente electo, Jovenel Moïse, fue asesinado a tiros en 2021 en su propia casa por mercenarios colombianos. El que fue su primer ministro, Ariel Henry, asumió el cargo. Pero Haití se encuentra ahora mismo sin mandatario.
FOTO: Sabin Johnson/Getty ImagesHaití está sumergida en un caos de violencia, especialmente en la capital, Puerto Príncipe, controlada casi en su totalidad por bandas criminales. Quieren derrocar al gobierno. Se estima que hay unas 200 pandillas en el país. Según la ONU, al menos dos millones de haitianos viven en zonas dominadas por el crimen. “El otro día, mi madre me llamó al escuchar un tiroteo, estaba llorando y escondida debajo de la cama”, explica a AS Claudia, una haitiana que emigró a República Dominicana.
FOTO: Giles Clarke/Getty ImagesEn resumen, Haití es un lugar con “niveles de anarquía sin precedentes”, según la ONU. En el país hay armas de fabricación rusas, estadounidenses e israelíes, producto de la intervención extranjera durante siglos. Pero ahora las potencias mundiales no saben muy bien qué hacer. Además, la población rechaza más mano extranjera y pide un Gobierno hecho por y para los haitianos, sin marionetas controladas desde el exterior.
FOTO: Lucas Oleniuk/Getty ImagesUnas 200 bandas criminales luchan por tomar el control de Puerto Príncipe, la capital del país. “Tienen armas, tienen acceso a todo, es como si fueran el presidente del país. La policía no puede hacer nada, no tenemos ejército, no tenemos nada, ni ayuda. Vivimos en el día a día, te levantas un día y te pueden matar”, explica a este diario Claudia, una haitiana que trabaja como recepcionista en un resort de Punta Cana (República Dominicana).
“Tienen armas, tienen acceso a todo, es como si fueran el presidente del país. La policía no puede hacer nada. Vivimos en el día a día, te levantas un día y te pueden matar”
Las bandas perduran hasta día de hoy y siguen relacionadas con el Gobierno. “Los líderes quieren mantener el poder y por eso arman a las bandas. Si tenemos elecciones, pueden controlar varias áreas, pero después no les pueden quitar las armas”, dice Richard, otro haitiano que emigró a República Dominicana y ahora trabaja en otro resort de Punta Cana. Richard cuenta que su hermana murió el año pasado “porque tenía fiebre”. “No pudimos llevarla a tiempo al hospital porque las carreteras estaban invadidas por las bandas. Cuando llegamos al hospital, ya era demasiado tarde”, relata.
En otros países latinoamericanos también hay 'gangs', pero no disputan el poder nacional. En Haití sí, y lo hace Jimmy Chérizer, alias Barbecue, un expolicía que se presenta como el liberador del pueblo haitiano. Chérizer es líder de la G-9 y Familia, una alianza de nueve bandas que desafía al Gobierno. Su objetivo cambiar el “destino” y el "sistema” del país.
FOTO: Giles Clarke/Getty ImagesChérizer pidió al primer ministro Ariel Henry que dimitiera si quería evitar un “genocidio” en Haití. Henry ya ha presentado su renuncia, pero el país sigue sumido en un caos total. El resumen de lo que allí ocurre se avista en las palabras del entonces jefe de la Misión de Estabilización de la ONU, Hédi Hannabi, que murió en el terremoto de 2010.
“Reclutan a jóvenes que no han tenido ayuda, que no importan al Gobierno y los ponen en guetos, en lugares olvidados. Para los jóvenes es más útil unirse a una banda”
“Esta no es la clásica misión de paz, porque no hay dos partes en conflicto; lo que tenemos es anarquía, la presencia de las pandillas, la ausencia de instituciones. Si nos fuera hoy de aquí, lo que vendrían sería el caos”, señaló para El PAÍS.
“Si tienes un arma, puedes secuestrar, robar, matar y ganar más poder”, cuenta Richard. “Y eso es lo que pasa con las bandas, están ganando más poder y reclutan a jóvenes que no han tenido ayuda, jóvenes que no importan al Gobierno y los ponen en guetos, en lugares olvidados, donde no ponen colegios y no pueden trabajar o estudiar. Al final, para los jóvenes es más útil unirse a una banda”, lamenta.
FOTO: Giles Clarke/Getty ImagesEste periódico entrevistó a varios haitianos que emigraron a República Dominicana para trabajar y encontrar un futuro mejor. Cuando se les preguntó por la solución, muchos no supieron qué contestar. Otros explicaban que la intervención internacional les había perjudicado demasiado. “Tenemos que alejarnos de EEUU, nos pueden ayudar si quieren, pero no decidir en nuestra política”, explicaba Richard.
“No sé qué necesitamos, quizás un milagro, pero necesitamos algo porque no nos podemos ir todos de Haití. No entiendo mucho de política, pero tiene que ocurrir algo”
“EEUU, como la potencia internacional que es y puede ayudarnos, ha impuesto presidentes que han llevado al país a esta situación”, señalaba Adrián, un joven de 18 años que nació en Puerto Príncipe, pero que emigró de niño a República Dominicana. “Sería mejor dejar al pueblo escoger a una persona que de verdad se interese por el país”, concluye.
De momento, se ha creado un Consejo Presidencial de Transición tras la dimisión de Henry, que deberá organizar unas elecciones presidenciales y conformar un nuevo Gobierno. Los comicios se celebrarán en febrero de 2026.
“No sé qué necesitamos, quizás un milagro, pero necesitamos algo porque no nos podemos ir todos de Haití. No podemos irnos a otro país, no todo el mundo tiene la posibilidad de irse. Necesitamos algo y no sé qué es. No entiendo mucho de política, pero tiene que ocurrir algo”, concluye Claudia.
FOTO: Adam DelGiudice/Getty Images