Internacional

El futuro de Libia se decide en Bengasi

La segunda ciudad más grande del país tiene un gobierno diferente del de Trípoli y aspira a convertirse en el Dubai del Mediterráneo.

Laura Martín Sanjuan
Laura Martín Sanjuan
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Libia se encuentra dividida actualmente en dos administraciones rivales: el Gobierno de Unidad Nacional (GNU) de Abdelhamid Dabeiba, reconocido por la comunidad internacional y establecido en Trípoli (oeste); y el Ejecutivo de Bengasi (este), elegido por el Parlamento y dirigido por Osama Hamad y bajo la tutela del mariscal Khalifa Haftar, reconocido por gran parte de los países y con quien hacen negocio. Casi el 100% del petróleo está en su terreno, por lo que las relaciones diplomáticas y bilaterales son la norma.

Mapa de Libia

En la mente de cualquiera que no haya estado en Bengasi permanecen las imágenes de la guerra contra el ISIS y el Daesh de hace cuatro años, la destrucción de los edificios y el ejército en la calle. Nada más lejos de la realidad. Nadie diría que se ha perdido una generación hace menos de un lustro. Todo es nuevo y se ve por la ciudad. Los centros de salud privados a imagen y semejanza de cualquiera europeo. Los centros comerciales con tiendas de primerísimas marcas internacionales. Los concesionarios de coches de lujo que llegan a vender 300 unidades al mes. La Universidad que espera albergar 65 mil estudiantes el próximo curso. El estadio de fútbol que inaugurarán en menos de dos meses (con un equipo español invitado) y con capacidad para más de 60 mil aficionados. El Parque Tibesty o ‘Bengasi Río (a imagen y semejanza de la ampliada zona de Madrid) que rodea un lago, con columpios, kioskos y zonas verdes inmensas. Los nuevos hoteles de marcas internacionales esperan terminar las obras ya, o el campo de golf ‘7 Islas’ al lado de la zona de playa. Sí, he descrito Bengasi, la nueva Bengasi, la nueva Libia.

Un paseo por Bengasi

El país tiene 6 millones de habitantes, y en Bengasi hay 1.5 millones de ciudadanos. Han empezado a mirar al mar y han descubierto todo su potencial. A los locales se han unido en los últimos meses y de manera intensa empresarios estadounidenses, italianos, franceses, incluso turcos pese a las difíciles relaciones internacionales, y también una pequeña colonia española. Hay mucho por construir, hay mucho por hacer, y nadie descansa (se trabaja en turnos de 24 horas al día los 7 días de la semana, no hay vacaciones). Todas las obras las está realizando Emaar Properties, empresa con sede en Dubái, una de las mayores empresas inmobiliarias del mundo y responsable de proyectos emblemáticos como el Burj Khalifa y el Dubai Mall. Quieren ser el Dubai del Mediterráneo y, aunque queda, están en ello.

Visitar Bengasi es empezar por la Avenida Venecia, ciudad de 1.5 km, donde como en toda ciudad internacional hay un #BENGHAZI en letras de colores, donde poder fotografiarse los turistas que aún no han llegado pero les están esperando. Es una de las avenidas más grandes, de varios kilómetros (perfectamente iluminada) rodeada de comercios de todo tipo que están abiertos hasta la madrugada.

La zona de ocio Down Town es un centro comercial a pie de calle con cafés, heladerías, pastelerías, tiendas de moda, restaurantes… Como en cualquier ciudad del mundo, familias, parejas, amigos, grupos de mujeres de varias nacionalidades. Cuando te oyen hablar en español se les ilumina la cara y no son ni uno ni dos los que se acercan a preguntarte de dónde eres y charlar un rato. Los matrimonios entre españolas y libios fueron habituales hace décadas y hay un cariño especial.

La ciudad la está reconstruyendo la misma inmobiliaria que construyó Dubai

En la calle Dubai están las tiendas del oro, a veces exagerado, a veces intenso, a veces te lo llevarías todo. Puedes encontrar billetes antiguos, incluso de Ucrania. Tiendas de especialidad de café, baristas, casas de cambio, agencias de viajes, bancos, tiendas de complementos, farmacias, tiendas de perfumes para hacerte incluso uno a medida; hay mucha pasión por los vestidos de novia exagerados.

Las calles adyacentes son una zona residencial de chalets y amplias viviendas rodeadas de plantas, árboles, arbustos. Es en esta zona donde está el MBN School, uno de los muchos colegios privados internacionales. Y, al lado, el hospital privado Al Marwa, con la más alta tecnología. El centro de especialidad en diabetes es pionero en sus tratamientos.

El Estadio Internacional de Bengasi está casi listo. Las obras se pueden seguir a pie de calle sin ningún problema. Están rematando el aparcamiento, las taquillas exteriores y las entradas. No sólo va a ser un estadio referente, también cuenta con una ciudad deportiva con pabellón de baloncesto, balonmano, cancha de tenis y un campo pequeño de entrenamiento. A fecha de hoy aún se debaten entre un equipo español y una selección internacional para el partido inaugural, que contará también con un concierto con un artista muy reconocido. Si se cumplen los planes, a finales de diciembre o mediados de enero nos veremos allí. Todo al lado del Parque Tibesty y la nueva autopista. Si quieres saber de qué equipo son más aficionados en Bengasi, el Barcelona es la primera opción y la segunda el Madrid. Incluso los conductores recuerdan el 0-4 con una amplia sonrisa y sacan en su móvil la clasificación de la Champions de hace unas semanas. La NBA, la liga española y la Premier son lo más visto a nivel deportivo en televisión.

El Estadio Internacional de Bengasi se inaugurará con una selección internacional o un equipo español

El tráfico es caótico, sí. Conducen de esa manera especial que sólo existe en África hombres y mujeres. No hay diferencia. Ellas llevan coches mejores, eso sí. La policía está empezando a implantar un sistema de multas para los que no llevan cinturón de seguridad, no tienen seguro, la matrícula está mal, o el coche está extremadamente roto. Varían en sanciones de 20, 40 ó 60 dólares aproximadamente. Al cambio, llenar un depósito cuesta un euro. Sí, un euro.

Más sorprendente si cabe es entrar en uno de los muchos concesionarios de coches de lujo que hay. Hablamos con Kahlad Shais, quien vende entre 250 y 300 vehículos de primerísimas marcas, con todos los extras, a una media de 500 mil euros al cambio. Si multiplicas, 15 millones de euros al mes. “La gente ha mejorado. Ya no quiere coches antiguos. Con la guerra tenían miedo, pero ahora vuelven a sacar los coches caros”. En la guerra se fue a Dubai, y ha vuelto porque ahora el dinero está aquí. De hecho, al día siguiente de nuestra conversación le llegaba un barco con nuevos modelos desde Dubai.

Supermercados con sabor español: Géant

Sí, hay aceite de oliva español en Bengasi. Recorremos uno de sus hipermercados, Géant, tan parecido a un Hipercor que te sientes en casa; con sus amplísimos lineales de fruta, de carne, de pescado, repletos de producto. Con marcas absolutamente reconocibles como Nescafé, Nutella, Mirinda, o los yogures Oikos. Tan sorprendente que nadie imaginaría que estamos en una ciudad de postguerra.

Del cine a la realidad

A pocas calles de la Avenida Venecia hay una imagen que buscamos los occidentales, la puerta de la embajada americana que fue protagonista de la película “13 horas, los soldados secretos de Bengasi”. Hablamos con dos vecinos, que vivieron ese momento justo en la acera de enfrente, ahora convertida en una zona residencial, tranquila absolutamente. Nos desmienten que el asalto donde falleció el embajador de Estados Unidos y tres miembros del equipo de seguridad durara más de 20 minutos. Se ríen cuando les recordamos que en la película afirman que fueron muchas horas de asedio. Incluso uno de nuestros testigos de entonces, Tito, recuerda que en el hospital de la ciudad donde llegó el embajador Christopher Stevens se confirmó el fallecimiento por el humo inhalado.

Derna y Valencia, unidas por la desgracia

Hay un hecho que hermana más que nunca a España con Libia, y es la tragedia, por la que nos preguntan constantemente. La ciudad de Derna se vio arrasada por la tormenta Daniel. Sigue habiendo desaparecidos y tienen cifras de 23 mil fallecidos. Un año después, ha habido consecuencias políticas. 12 funcionarios, responsables locales, regionales, provinciales, de la presa, han ido a la cárcel con diferentes penas de 9 a 27 años. “Era su responsabilidad protegernos”, nos cuentan. Hace unas semanas el gobierno envió 2 aviones a Valencia para ayudar a los afectados por la DANA. Saben de lo que hablan. En Derna estos últimos meses se han entregado ya edificios enteros rehabilitados para los ciudadanos que perdieron sus casas, se han construido hoteles y complejos de vacaciones como La Perla de Derna.

Los restos de la guerra

En Bengasi la guerra fue casa por casa. Y uno se puede hacer una idea recorriendo el Barrio Latino, donde aún quedan edificios por rehabilitar y el fuego de mortero es completamente visible. Fue el último reducto del ISIS en la ciudad, y todos te enseñan las imágenes de esos años cuando jugaban al fútbol con las cabezas de los que asesinaban: eran sus vecinos, sus amigos.

El Zoco Verid, de época colonial italiana, destruido por el Daesh, está siendo reconstruido con mimo y detalle, vuelven los mármoles, las celosías, las fuentes, las lámparas de diseño, las sombras, las cafeterías… Carteles recuerdan que fue zona de guerra y a quién le deben la reconstrucción, al general Haftar. El gestor del zoco nos invita a su oficina y explica que todo se ha tirado abajo para empezar de nuevo.

Tras el zoco aparece lo que será un paseo marítimo inmenso, con vistas al puerto militar y al mar Mediterráneo. Con su cartel típico turístico para hacerse fotos. De momento no está permitido. Sí puedes hacerlas al Faro de Bengasi, una estructura que sigue funcionando, se mantiene firme sobre la ciudad y fue un referente histórico. El recinto que lo bordea abrirá los próximos meses como monumento. Este faro turco - italiano ha sido respetado por todas las culturas, como la Iglesia Católica de origen italiano cerca del puerto que abrirá en unos meses ahora como mezquita.

Universidad

La Universidad, el futuro del país

Si la ciudad nos ha sorprendido, recorrer las facultades de la nueva Universidad de Bengasi con el rector Azeddine Idrissi, arqueólogo, es un choque de realidades. Un rectorado con la más alta tecnología nos recibe con una réplica de la piedra de la piedra del rey Idris I de Libia, ubicada en la Plaza de la Independencia en Trípoli, que celebra la proclamación de la independencia del país el 24 de diciembre de 1951. En la inscripción, se destaca el logro de la independencia y la unificación de las tres regiones históricas de Libia: Cirenaica, Tripolitania y Fezzan.

Se esperan más de 60 mil alumnos en los diferentes campus de una universidad que inició sus clases en 1955 y ahora enfrenta una nueva época. La residencia de estudiantes con capacidad para 5 mil alumnos espera no sólo libios o africanos, sino también europeos y asiáticos. Los acuerdos de colaboración, becas, colaboración, entre universidades serán una constante.

Esperan un 60% de estudiantes mujeres y un 40% de estudiantes hombres. “Tenemos reconocimientos internacionales de la Facultad de Medicina que avalan nuestro nivel y nuestras aptitudes”, muestra con orgullo. El mismo certificado internacional que tienen algunas universidades españolas. Habrá facultad de Comunicación, Artes, Derecho, Económicas, Ingeniería, Educación, Farmacia, Arquitectura…

Cuentan con un auditorio para 1.500 personas, un aula magna para 700 estudiantes y dos más pequeñas para 300. “Somos conscientes de la importancia de la educación, el tiempo de guerra ya pasó”, nos cuenta. Las obras empezaron en 2023. El primer semestre de 2025 ya estará funcionando a pleno rendimiento.

El Ejército de los Haftar

Llegar a este nivel de desarrollo ha sido posible porque acabó la guerra y porque un dirigente cogió el mando. En este caso, el Mariscal Khalifa Haftar (acaba de cumplir 81 años), quien regresó de Estados Unidos, se proclamó líder del Ejército Nacional Libio (LNA), y declaró en las elecciones en Libia a las que se presentó que su objetivo era llevar a Libia hacia "la gloria, el progreso y la prosperidad". De momento, en colaboración con su hijo, el general Saddam Haftar, el más pequeño de seis hermanos, quien está al mando de las Fuerzas del Ejército de Tierra. Si hay transición o no en el poder es algo que se sabrá en los próximos meses.

Es precisamente el general Saddam Haftar quien nos permite visitar sus unidades militares. Junto con el director de formación y programas sociales, de los más importantes en todo el país, entramos en la exclusiva academia de la TBZ, la unidad de élite del Ejército de Tierra y que está formando a sus militares con militares internacionales. Además de los intensos entrenamientos físicos, en gimnasio, en la piscina olímpica, hay una parte de formación en idiomas, derechos humanos, derechos y respeto a la infancia y a la mujer, especialmente tras conocerse que el ministro del interior de Trípoli Imad Trabelsi hizo unas polémicas declaraciones sobre el posible restablecimiento de la "policía de la moral" y la vigilancia en el uso del velo a partir de los nueve años a las niñas, así como diferentes medidas para imponer restricciones a las mujeres.

Descripción alternativa
TBZ, unidad de élite entrenada por tropas internacionales

El inglés, el español, el italiano, son idiomas que se oyen en la academia. Durante meses algunas unidades se desplazan a otros países para formarse en operaciones especiales, ya sea en Brasil, en Laos, en Camboya, en Italia, o en China. Un año educativo para formar y hacer familia.

Esa familia que buscan mezclando jóvenes de todo el país, de todas las ciudades, de todas las tribus. “No queremos que sean sólo militares, queremos que tengan una cultura, que sepan hablar de cualquier cosa, de cualquier tema, con cualquier persona. Trabajamos la salud mental de los chavales, vigilamos que no haya droga, es el máximo enemigo del ejército y les premiamos si alguno ha tenido una recaída. Queremos que cuando salgan del ejército sean útiles a la sociedad. Y es que su misión es mantener a salvo a la población”, y nos vuelven a destacar que la guerra ya quedó atrás y que ahora sólo miran al progreso.

Es muy llamativo ver los juegos de consola que tienen en las zonas de ocio libres, ver que la comida de los militares es de origen español y que todos tienen un iPhone último modelo y un reloj deportivo de casi mil euros. Están logrando la unidad.

Las costas libias son uno de los puntos de migración más complejos a nivel mundial. Nos están esperando en la unidad de formación Juliana, en La Marina, perfectamente formados para enseñarnos cómo trabajan, qué estudian, su equipamiento, su material de primer nivel, la gran inversión que han realizado para formar a 200 soldados ahora y esperan que sean 1.500, un objetivo ambicioso que cuenta con la experiencia de profesionales especializados en rescate. El puerto militar está en expansión. Bucear descubriendo barcos de la Segunda Guerra Mundial y otras joyas históricas es algo que están descubriendo. Van a tener un reto ingente en sus manos, y deben saber cómo afrontarlo.

Ministro

Ministro de exteriores

“Si no hay paz en Libia, no habrá paz en Europa”

La cita con el ministro de Exteriores de Bengasi se realiza en su despacho rodeado de un amplio equipo de seguridad armado. Primera vez que habla con un medio de comunicación español. Abdulhadi Lahweej (nacido en Trípoli) bromea diciendo que su traje es de Zara y que en Bengasi no hay paella, pero resaltando la buena relación que siempre ha tenido con España. Diplomático de toda la vida. Doctor en Leyes Internacionales. Fue ministro en la época de Muamar el Gadafi, (quien gobernó Libia desde 1969 hasta 2011). Sabe que sus costas son la última frontera con Europa, y que las relaciones internacionales serán la base de su futuro, donde quiere a España de gran aliado.

¿Qué reto tiene el Ministerio de Asuntos Exteriores?

El Ministerio de Asuntos Exteriores el reto más importante que tiene es reconocer el problema que está teniendo. Somos un Gobierno pero que no está reconocido. Somos un gobierno puesto por el Parlamento, reconocido internacionalmente, que representa al pueblo libio. Pero Naciones Unidas ha traído otro gobierno que no ha sido elegido, y se ha impuesto por la fuerza. Y aún siguen violando el poder.

¿Qué es lo más importante ahora mismo?

Lo más importante para nosotros ahora es la paz, la paz entre los libios; que las milicias de Trípoli dejen las armas para ir a una paz verdadera para toda Libia. Y que el ejército y la policía controlen todo el país. Nos importa mucho el esfuerzo que está haciendo el Ejército, porque está protegiendo la inmigración, el terrorismo, y lo hace el Ejército Nacional, especialmente en las costas de Libia que está controlando el Ejército hacia Europa. Naciones Unidas trabaja con el Ejército Nacional, aparece en todos sus reportes Ejército Nacional Libio (ENL), y en todos los acuerdos Naciones Unidas obliga el Ejército a estar, porque tenemos el 80% del territorio libio.

España, Portugal, Malta, Francia, Italia, son países importantes para nosotros; la paz de Libia está atada a estos países; si no hay paz en Libia no habrá paz en Europa. Estamos en un mismo territorio, somos vecinos, tenemos costumbres iguales, comidas muy parecidas, y tiene que haber un esfuerzo de estos países.

¿En cuanto a las relaciones históricas entre España y Libia?

España era muy activa en la diplomacia y no se puede permitir que haya ningún problema en las relaciones libias - españolas históricas. Tenemos una relación muy grande, histórica. Siempre la relación entre los dos países ha sido muy respetuosa; la sociedad, la estrategia, hay mucho cariño entre los dos pueblos. No es una relación clásica, muchos libios están casados con españolas, y miles viven en España. Es el mismo aire, somos vecinos.

Nosotros tenemos el poder y el dinero para entrar en asuntos de otros países. Podemos apoyar a partidos, crear problemas, pero nunca queremos llegar a ese punto. Lo que queremos es cero problemas con los amigos. Nuestra guerra es mantener nuestro país seguro, es la unión de Libia. Y este objetivo sólo se puede conseguir con la seguridad que nos da el Ejército. Y la seguridad no puede darse sin Ejército o Policía.

Queremos que se escuche a todo el mundo, y que los países piensen que aunque tengan interés con Trípoli también lo tienen con Bengasi. Nuestro primer enemigo, ¿quién es? Turquía. Pero los turcos entienden el idioma de los intereses de su país, y el consulado está en Bengasi. La mayoría de las empresas están hasta 1.500 km hasta el sur de Libia. Los italianos trabajan con Trípoli y Bengasi, cualquier viaje que hace Meloni viene a ver al Mariscal. Como Estados Unidos está haciendo. España tiene relación con una parte pero hay otra parte, una que tiene el 80% del país, con la seguridad, con todos los pozos de petróleo bajo el poder del Ejército, el 100%. Ellos hablan con el gobierno de Trípoli, no con el Gobierno de Libia. Y queremos que eso cambie.

*Un conflicto diplomático aún activo hizo que desde hace meses se haya expulsado a cuatro empresas españolas de Bengasi que trabajaban en sectores claves de logística, seguridad y defensa o reconstrucción, y que no haya visados disponibles para españoles ni sus negocios. Se busca resolver la situación y que la normalidad empresarial sea la norma.

analista

El análisis geopolítico

"Si queremos describir la política de la Libia actual, las palabras serían sorprendente e inimaginable. Han perdido una generación en la guerra, pero el 90% del territorio está unificado jurídica y administrativamente; buscan el tren de la modernidad de forma muy segura y a buen ritmo. Estamos acostumbrados a que las cosas siempre se hagan de la misma forma, que los comportamientos en política sean siempre iguales y no se desvíen mucho de lo que las doctrinas o teorías dicen. Pero hay una sorpresa: Libia”, nos cuenta el experto en análisis político y diplomacia corporativa Fernando Cocho.

“La situación es diferente a lo visto en muchas décadas. Quien tiene el poder no lo ejerce de forma tiránica como estamos acostumbrados que ocurra en esa zona; se intenta reconstruir un país incluso contando con los que hasta hace pocos años eran enemigos encarnizados, dándoles puestos e integrándolos en todas las facetas sociales; se han optado por el pragmatismo regado por la abundancia de crudo que permite reconstruir 24/7 a velocidades superiores a las de las potencias más avanzadas; se están reformando las líneas estratégicas del ejército, único depositario del ejercicio de la acción directa (es curioso que la policía no vaya armada), el mismo ejército dotado de tecnologías y formadores de primer nivel”.

“El tiempo dirá si lo consiguen o si las grandes potencias lo permiten, porque esta tercera vía no aparece en los manuales, deja fuera viejos intereses u opiniones muy sesgadas. Bengasi está en paz, y Libia está luchando por recuperar su integridad territorial. Libia no es un estado fallido y Bengasi no es, ni de lejos, el feudo militar medieval que muchos prodigan, quizás para no perder sus intereses antes de la ‘nueva presentación oficial’ que es inminente”.

“En cambio, Trípoli sí parece ajustarse a los libros de geopolítica de la zona. Dividida en peleas intestinas entre milicias de tribus, restos del Daesh, células de los hermanos musulmanes... Con menos del 20% del territorio y sin acceso a la riqueza del crudo y los minerales, se asemeja más al ideario colectivo sobre la región. Les queda la opción de "integrarse" en el proyecto del General Haftar que desde Bengasi llama a la unidad nacional y el perdón para la reconstrucción final. De seguir, así sólo les quedará la opción de ser un territorio dividido y fragmentado en milicias de corte tribal o islamista. La propia Turquía que apoyaba los deseos de Trípoli de una Libia más ‘tradicional’ está ahora por pragmatismo e intereses propios apoyando muy decididamente a Bengasi y sus actores políticos”.

Llegados a este punto, analizamos los 5 pasos que tiene que dar Libia para convertirse en un verdadero Estado. Habría varios indicadores que todo incipiente gobierno debe aplicar para hacerse su hueco en el mundo. “El mantra siempre es el mismo: conseguir el difícil equilibrio entre tus necesidades geopolíticas emergentes, con los intereses creados de las potencias consolidadas, aún cuando éstas están en franca decadencia”, resalta Cocho.

Llegados a este punto, analizamos los 5 pasos que tiene que dar Libia para convertirse en un verdadero Estado. Habría varios indicadores que todo incipiente gobierno debe aplicar para hacerse su hueco en el mundo. “El mantra siempre es el mismo: conseguir el difícil equilibrio entre tus necesidades geopolíticas emergentes, con los intereses creados de las potencias consolidadas, aún cuando éstas están en franca decadencia”, resalta Cocho.

1. Contra Inteligencia. Conocer y tener lo más cerca posible a todos aquellos que, de supuesta buena fe, se acercan a ayudarnos en este crecimiento. Eso, en Inteligencia, se llama penetración o quintacolumnismo. Porque al albur de trabajar con nosotros, lo que harán será guiar nuestros pasos hacia lo que a medio o largo plazo, les facilite a ellos el control sobre nuestras capacidades, infraestructuras, comunicación, o formas de crecimiento económico. Para superar este problema, sólo se puede aplicar la contrainteligencia.

2. Inteligencia Económica. Se debe estructurar un sistema propio de generación de narrativa, de procesos, que nos permita enmarcar todas nuestras necesidades futuras como país. Eso es la inteligencia económica, que nuestras empresas y las raíces del Estado, lleguen allí donde las nuestras puedan defender sus intereses, hacer relaciones bilaterales lo más sólidamente posible, sabiendo que las reglas del juego cambian permanentemente.

3. Prospectiva. Conocer nuestras capacidades presentes para convertirlas en logros futuros mediante la prospectiva de mercados. Esto, que podemos llamar ‘business intelligence’, no es más que una gestión del conocimiento y competencias de qué debemos hacer, cuándo y dónde. Calculando los costes, los riesgos y las oportunidades.

4. Hacer que esta cultura de inteligencia sea permeable, transversalmente a todas las áreas de la Administración y colaborar junto con la empresa privada para unir fuerzas en aras de lo que se solía llamar un bien común.

5. Generar un cuerpo doctrinal propio tanto de sistemas de obtención de información, procesamiento de la misma para obtener datos que nos permitan una toma de decisiones que reduzcan la incertidumbre lo más posible a nivel global.

“En el caso de la Libia del Ejército de Liberación Nacional, lo ideal sería parar y observar quién y por qué se acerca a nosotros, pues cada uno tendrá intereses explícitos y ocultos que pueden o no coincidir con los nuestros. Ningún país, ni empresa, ni siquiera las ONG, colaboran altruistamente en la creación de las infraestructuras de un Estado. Algo siempre hay tras la generosidad de cualquier institución, ya sea imagen, reputación, confianza o control de la sociedad o sus recursos. Esto significa, comenzar por la contrainteligencia y ascender de manera inductiva hasta lograr un sistema nacional de inteligencia que permita la soberanía independiente de un Estado, el progreso de una sociedad, y la creación de un lugar en el mundo, puesto que se es un país renacido tras una guerra. De no hacerse así, se está condenado a ser una marioneta o una colonia económica o cultural de intereses foráneos”, finaliza el analista de inteligencia.

Coordinación:
Mariano Tovar.
Diseño:
Darío González.
Desarrollo:
María Farcilli.
Redacción:
Laura Martín SanJuan.