La industria de Hollywood ha creado muchos estigmas en la sociedad. Uno de ellos lo vivieron en sus primeros años las Artes Marciales Mixtas (MMA, en inglés). Este deporte es moderno, de hecho el termino se acuñó en 1993, pero no fue hasta la entrada del nuevo siglo cuando comenzó su imparable expansión, la misma que ya le ha situado a la altura del boxeo en cuanto a repercusión en deportes de contacto. Antes, la relación en las ficciones entre el Vale Tudo y las mafias y apuestas ilegales hizo que su incursión como deporte fuese muy complicada para la sociedad.
Fuera de grandes producciones cinematográficas, el Vale Tudo era el deporte primigenio sobre el que evolucionaron las Artes Marciales Mixtas. Nació en Brasil y su nombre traducido al castellano deja clara su vocación: vale todo, o casi todo, porque las únicas prohibiciones que tenía eran: prohibido morder, meter los dedos en los ojos del rival y agarrar de la mandíbula al oponente. El resto todo estaba permitido, lo que le hacía un deporte mucho más duro que las actuales MMA. Además, su principal objetivo era el de la comparación de diferentes estilos de lucha, enfrentando a deportistas de diferentes disciplinas.
En el Vale Tudo, las únicas prohibiciones eran morder, meter los dedos en los ojos del rival y agarrar de la mandíbula al oponente
Se habla del nacimiento de las MMA en 1993 porque se incluyó un cambio fundamental, la incursión del octágono. En Alabama la familia Gracie importó el deporte de Brasil a Estados Unidos y decidió crear un torneo, bajo el nombre de Ultimate Fighter Championship (UFC), con ocho participantes que esa misma noche avanzaban en un sistema de calificación hasta conseguir un campeón. Se hablaban de Artes Marciales Mixtas, pero de modo primigenio: no había guantes, ni límite de asaltos (la victorias llegaba por KO o rendición) ni categorías de peso. Los Gracie querían la supremacía en los estilo de pelea, ya que dominaban el jiu-jitsu (estilo de pelea basado en agarres y estrangulamientos en el suelo) y querían demostrar que era el mejor. De hecho, inscribieron al más pequeño en tamaño de ellos, Royce, quien venció a hombres mucho más grandes que él.
Por tanto, el 12 de noviembre de 1993 en Denver se quitó el ostracismo al Vale Tudo. Con otro espacio para la pelea y otro nombre, pero el deporte era el mismo. Fue un éxito en la televisión estadounidense y encandiló a las masas, pero lo ocurrido en el primer combate: en el que Gerard Gordeau noqueó a Tuli con una patada en la cara, saltándole cuatro dientes, cuando se había caído hicieron entender a todos que el deporte necesitaba una serie de restricciones para que las diferentes comisiones atléticas en Estados Unidos lo aceptasen. Ahí comenzó la diferenciación entre el Vale Tudo y las MMA.
Se fueron introduciendo restricciones para ir llegando a más público
Los hermanos Gracie no esperaban una acogida tan buena, por ello, no dudaron en seguir organizando eventos en los que poco a poco fueron incorporando restricciones que ayudaban a su aceptación entre el grueso de la población y comisiones atléticas. Además, comenzaron a exportar el producto. Primero a Puerto Rico, donde veían que tenían muchos seguidores, después a Japón, lugar en donde la tradición por este tipo de disciplinas era más aceptada. La empresa iba creciendo y con la incursión de guantillas, asaltos (tres de cinco minutos) y una serie de prohibiciones a la hora de golpear se consiguió una aceptación casi plena. De hecho, el único estado que no permitió las MMA fue el de Nueva York, que mantuvo ese veto hasta el 2016.
Otro de los giros importantes que vivió la compañía fue la compra en el año 2001 por parte de los hermanos Lorenzo y Frank Fertitta, quienes nombres a Dana White su presidente. Su estilo agresivo y su visión de showman fue vital para la expansión de la compañía, quien tras su entrada consiguió la aceptación de Donald Trump, vital apoyo. Pese a que el crecimiento seguía siendo alto, los hermanos Fertitta tuvieron que invertir aproximadamente 40 millones dólares. Su estrategia fue clara: absorber rivales. La afición crecía en los Estados Unidos y Asia, al igual que los competidores.
Así, dieron el resto para comprar a sus principales competidoras, asegurándose así tener bajo su mando a las principales estrellas. Haciendo su producto el más apetecible de cuantas empresas existían. La estrategia funcionó y en 2002 realizó su primer show en Europa, donde el deporte todavía estaba estigmatizado y costaba abrirlo al gran público. Fue un trabajo costando con dos premisas: buenos combates e ir naturalizándolo. Lo lograron y el UFC 100 (también sus más cercanos predecesores) fueron la eclosión definitiva de la UFC y por extensión de las MMA.
Ese evento, que se disputó el 11 de julio de 2009, consiguió entrar en 1,7 millones de hogares gracias al PPV, es decir, se iguala a los grandes combates de boxeo. La UFC era un realidad y un negocio y las grandes cadenas estadounidense no tardaron en lanzarse a él. Fox fue el que se llevó el premio y firmó un contrato con la UFC. La primera velada que emitieron en esa cadena logró 5,7 millones de espectadores. El éxito era total y ahí sólo hubo que retener a los fans y hacer al resto que se interesen.
Vender su producto, principal preocupación
Las giras de la compañía fuera de Estados Unidos fueron constantes, se estaban expandiendo y lo lograron. Poco a poco se comenzó a hablar de UFC, no de MMA, y la empresa ahora goza de una globalidad extrema. La UFC se parece poco al Vale Tudo al que imitó en 1993. La seguridad es una máxima que persigue la compañía, pero no ha renunciado al espectáculo, un show que ha añadido sobre todo a los eventos previos. Saben crear expectación antes del evento y sobre todo vender el producto. Dan a la sociedad lo que reclama: palabrería antes y dureza en el combate. No hay fisuras, es puro marketing y su principal exponente ha sido Conor McGregor.
El irlandés logró lo que parecía impensable en 1993, igualar en popularidad al boxeador de mayor calidad y extravagante de los últimos años: Floyd Mayweather. No sólo logró eso, también pudo hacer posible un combate entre ambos. Poco evento deportivo había ahí, pero la expansión de su marca, la UFC, fue alta. Si alguien no la conocía desde ese combate no hay lugar en la que no se conozca. En menos de un cuarto de siglo la UFC ha conseguido enterrar los estigmas del Vale Tudo y confirmarse como un producto que gusta y cada vez engancha más. El boxeo le mira con recelo, su progresión les asusta y no han tocado techo. La UFC quiere ser la compañía de la década, llevan camino a ello.