FÚTBOL

La madre de todas las víctimas de la Chapecoense

La pregunta de Ilaídes Padilha, madre del portero Danilo, héroe de la clasificación histórica del modesto equipo brasileño a la final de la Copa Sudamericana, que emocionó a todo Brasil.

RICARDO MORAES

Cuando la Chapecoense embarcó en el vuelo 2933 de LaMia desde el aeropuerto de Guarulhos, São Paulo, con destino a Medellín, el modesto equipo de la región sur de Brasil ya era una de las grandes noticias deportivas del año en el país sudamericano.

La Chape, cómo quedó cariñosamente conocida por la hinchada carioca, era un club prácticamente desconocido del público hasta 2013, cuando sorprendió a todo país con una campaña espectacular en Segunda y consiguió el inédito ascenso a la Serie A del Brasileirão. El logro ganó más titulares por ser un año en que estaba el Palmeiras y Sport de Recife, dos campeones brasileños y gigantes, que tuvieron que luchar hasta el final para volver a la élite.

Desde entonces, son cuatro años seguidos en Primera, siempre progresando. En 2014, terminó 15º; en 2015, 14º y en 2016, 11º y a un paso de los diez mejores equipos del país. Una verdadera hazaña para un equipo del Estado de Santa Catarina, que antes sólo había conocido el éxito en el nivel nacional con el Criciúma, que ganó la Copa de Brasil de 1991 y lanzó al estrellato a Luiz Felipe Scolari como entrenador.

NELSON ALMEIDA (AFP)

Pero no fue la excelente campaña de la Chape en el Brasileirão la gran noticia del año. Fue la heroica trayectoria en la Copa Sudamericana la que captó el inconsciente popular de la hinchada brasileña, que acabó adoptando aquél pequeño y simpático equipo como una especie de segundo club del corazón.

El abrazo nacional a la Chape fue una consecuencia de la ausencia de grandes representantes brasileños en la competición, un equivalente a la Europa League en Sudamérica.

El Flamengo cayó en octavos contra el Palestino chileno en una versión futbolística de David y Goliat. Y en una sorpresa parecida, la Chape derrumbó al Independiente de Avellaneda en una agónica tanda de penaltis, que necesitó ocho tiros de cada equipo para que se definiera quien avanzara a cuartos. El héroe, fue el portero Danilo, que paró cuatro penales y salió en los brazos de la afición que llenó la Arena Condá, en la ciudad de Chapecó.

Fue la consagración de Danilo, que antes mismo de la victoria contra el tradicional club argentino ya era una especie de talismán de la Chapecoense. Un favorito de su hinchada. Símbolo del esfuerzo y entrega de un equipo con escasos recursos económicos pero que transbordaba carácter y honor.

El guardameta Danilo, tras parar un penalti a Independiente en la Copa Sudamericana de 2016. NELSON ALMEIDA (AFP)

Marcos Danilo Padilha, de 34 años, inició su carrera en su ciudad de origen, Cianorte, a 560 kilómetros de Chapecó, en el vecino estado de Paraná. Una distancia relativamente corta para los parámetros de Brasil, un país continente. Talvez por su pequeña estatura para los patrones que el fútbol profesional exigen de un portero de élite, Danilo acabó haciendo carrera en equipos pequeños de la región hasta llegar al Londrina, cuando empezó a llamar la atención entre los años de 2011 y 2013 y acabó contratado por la Chapecoense.

El año de la llegada de Danilo tiene mucho que ver con esta relación que existía entre él y la hinchada. El año del ascenso, de la llegada definitiva a la élite nacional. Fue la muralla y los ojos de la Chape, que vio desde la portería como el equipo se consolidaba en Primera, compitiendo en carácter de igualdad con los mejores equipos del país.

Llegó a tener dos ofertas para irse al Corinthians, en 2014 y 2015, pero prefirió quedarse en Chapecó, cerca de la afición que le adoraba. Ciudad donde, un año después de rechazar la segunda oferta del mastodóntico equipo de São Paulo, él ascendería de ídolo a leyenda, por una actuación épica en la semifinal de la Copa Sudamericana contra el San Lorenzo.

NELSON ALMEIDA (AFP)

La Chape empató 1-1 el partido de ida en Argentina y un empate sin goles le clasificaba para la gran final, contra el Atlético Nacional de Medellín.

El equipo del Papa Francisco, con más camiseta y una plantilla más fuerte en el papel que la de la Chapecoense, viajó a Brasil con la necesidad de marcar un gol y fue el agresor desde el principio. Sólo no contaba con la diminuta muralla que cerró el gol de la Arena Condá, que lleva este nombre en homenaje al gran cacique de la tribu Kaingang, que habitaba la región oeste de Santa Catarina y luchó por los derechos y las tierras indígenas contra los colonizadores extranjeros durante décadas.

El icono histórico y símbolo de orgullo de los nativos la zona, la leyenda del Indio Condá volvió a crecer con la ascensión de la Chapecoense. La gente más mística de la ciudad comenzó a decir que su espíritu habitaba el estadio y llenaba de coraje y honor a los guerreros del equipo local.

Después de unas cuantas paradas milagrosas de Danilo y una presión absurda del San Lorenzo, el equipo argentino tuvo una falta en el lateral derecho del área de la Chape con el partido 0-0 y en el tiempo añadido de la segunda parte.

El icono histórico y símbolo de orgullo de los nativos la zona, la leyenda del Indio Condá volvió a crecer con la ascensión de la Chapecoense...

Con los 22 jugadores en el área, la pelota fue alzada y, en medio al caos generalizado que uno ya espera en este tipo de jugadas de desesperación, el balón cayó en el pie derecho de Angeleri, casi en el área chica.

En este instante, a través de la voz del narrador Deva Pascovicci, de FOX Sports, Danilo daría vida a la leyenda que da nombre al estadio de la Chape.

"¡Que el Indio Condá se ponga bajo los palos!", gritaba Deva antes de que el balón fuera alzado. "¡Que el espíritu de Condá esté a tu lado, Danilo!", voceaba el narrador, invocando al cacique protector de Chapecó.

En una fracción de segundos, el delantero argentino dominó la pelota, remató raso y potente y Danilo, con un movimiento de portero de balonmano, utilizó la punta del pie derecho para evitar el gol encima de la línea.

"¡Danilo, Danilo, Danilo! ¡Fue Condá! ¡Fue el espíritu de Condá que salvó la Chape! ¡Mi héroe, Danilo, el espíritu de Condá estaba contigo!", gritaba Deva Pascovicci mientras el árbitro levantaba los brazos y finalizaba el partido que clasificó a la Chape para la histórica final continental.

Danilo y Deva fallecieron cuatro días después.

Ambos, víctimas del accidente aéreo que - la noche del 28 de noviembre de 2016 - mató a 71 de los 77 ocupantes del infame vuelo 2933 de LaMia, que llevaba la Chapecoense y periodistas brasileños a Colombia para el que sería el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional.

Los días posteriores fueron de enorme conmoción.

Imagen de Danilo en Chapecó. PAULO WHITAKER (REUTERS)

No sólo para los familiares de los jugadores y aficionados del club, como también para los profesionales de prensa que perdieron a 11 compañeros en la tragedia. Y aun así tuvieron que seguir haciendo su trabajo, el de reportar y retransmitir las noticias del accidente y el funeral multitudinario por las víctimas que aconteció en la misma Arena Condá que, días antes, vivió momentos de fiesta jamás vistas en la pequeña Chapecó.

En medio a un chaparrón y la desalentadora imagen de los ataúdes llegando en camiones militares al estadio, el reportero Guido Nunes del canal SporTV fue entrevistar a nadie menos que la madre de Danilo.

Ilaídes Padilha fue quien dejó la zona reservada a los familiares de los jugadores durante la ceremonia y fue en dirección a los periodistas, con intención de hablar.

Pero lo que Nunes no esperaba era que la última pregunta de la entrevista sería hecha por ella.

"¿Cómo ustedes están? ¿Ustedes de la prensa, que han perdido a tantos amigos queridos en esta tragedia y que nadie ha escuchado hasta ahora? ¿Me puede decir cómo se sienten?", preguntó Dona Ilaídes al reportero.

"No...", contestó Guido, antes de desplomarse en llantos en la retransmisión en directo.

"No, ¿verdad? ¿Puedo abrazarte? Un abrazo para todos de la prensa, que perdieron amigos, personas que estaban allí para llevar alegría, llevar las noticias de esta cosa tan bonita que estaba pasando aquí, no sólo de mi hijo...", preguntó la madre de Danilo al compañero, visiblemente emocionado.

Ambos terminaron la entrevista abrazados y llorando. Fue el momento de mayor emoción en aquella tarde terrible que vivió la Arena Condá.

Dona Ilaídes dijo que prefería hablar para desahogar, que "hablando no estaba parada pensando en el dolor".

"Danilo vivía para el fútbol, desde pequeño. Era muy dedicado, un luchador. Siempre me preguntaba porque no le había hecho un poco más alto para que él pudiera llegar a la selección y yo le decía: 'si trabajas mucho un día vas a llegar, aunque seas más bajo que los otro", contó Ilaídes.

En el escenario donde Danilo se transformó en ídolo, de ídolo en leyenda, el espíritu del Indio Condá ahora ganó un aliado que hará más fuerte la mística del estadio de Chapecó.

"Él ya no es sólo mi hijo. Es mi ángel, mi ídolo, mi héroe. Y su familia ahora es esa afición de la Chapecoense. Me gustaría poder dar el mismo abrazo que te di a ti a todos ellos", explicó Dona Ilaídes.

La madre de Danilo, el fallecido portero de la Chapecoense, consuela al reportero Guido Nunes, del SporTV. SporTV