El entrenamiento doméstico de Harrison Ford para volver a ser Indiana Jones con 80 años

Si la arqueología ya había romantizado los rincones de todas las bibliotecas que presumieran de serlo hacía varias décadas, allá por 1981 esta ciencia irrumpió en el séptimo arte inundando de yacimientos remotos y sueños de explorador las mentes de toda una generación que vio en Indiana Jones el espejo en el que querer mirarse. Fue con Indiana Jones en busca del arca perdida. Después vinieron otras dos películas más que terminaron de consagrar los años ochenta como la década idónea para matricularse en Historia; otra cinta en 2008 parecía despedir la saga, pero no fue hasta el año pasado cuanto se puso punto y final a la historia de Indy.

Si Harrison Ford protagonizó la primera con 39 años, el intérprete cogió el látigo por última vez con 80. Si algo tiene claro un arqueólogo es que el tiempo no pasa en balde; no hay excepción posible, reino perenne, civilización eterna ni, mucho menos, personas de juventud imperecedera. Para colocarse el sombrero marrón otra vez decidió someterse a una exigente rutina de entrenamientos cuya base se encuentra, precisamente, en el ejercicio doméstico.

Ejercicio con toallas y una estricta dieta

Ha sido en unas declaraciones que el preparador físico Jake Steinfeld, quien dirigió dichos ejercicios y planificó el milagro, ha dado a DMarge. Tal y como ha desvelado, Ford ponía el despertador antes de que se apagasen las farolas: el día arrancaba a las 05:30 de la madrugada con unos estiramientos que realizaba en su propia casa —eran los tiempos en los que la pandemia restringía la salida de personas de su propio domicilio— y para los que empleaba utensilios que reconvertía en maquinaria de gimnasio con esfuerzo y, sobre todo, imaginación.

Según cuenta Steinfeld, el intérprete hacía uso de utensilios de cocina y elementos que iban desde toallas hasta palos de escoba para mejorar la resistencia: desde dominadas con las toallas hasta flexiones; cada día hacía ejercicios diferentes en función de un planning cuyo objetivo era fortalecer cada jornada una parte diferente del cuerpo. El cuadrante quedaba de la siguiente forma:

Unas 50 o 100 repeticiones por cada ejercicio de manera diaria, así como una dieta basada en pescado y verduras y que eliminaba casi por completo la carne roja, permitió que Harrison Ford pudiera volver a ser Indy una última vez.

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