Nueva Orleans se prepara para vivir un Super Bowl especial tanto en lo deportivo como en lo social y político, pues mientras jugadores como Patrick Mahomes, Jalen Hurts, Travis Kelce o Saquon Barkley roban reflectores dentro del emparrillado, Nueva Orleans estará completamente blindado en seguridad debido a la presencia de Donald Trump en este partido que pondrá fin a la temporada de NFL y en la que Kansas City o Philadelphia levantarán el trofeo Vince Lombardi.

La asistencia de Donald Trump al Super Bowl LIX ha dividido opiniones e incluso los protagonistas de este juego (jugadores) han mostrado su disconformidad por la presencia del mandatario, quien será el invitado de honor por Gayle Benson, dueña de los New Orleans Saints.

Lo que es un hecho es que la presencia de Donald Trump marcará un antecedente en la historia del Super Bowl y de los deportes en Estados Unidos y que servirá como un primer ensayo de cara a dos eventos de altura que vivirá el país en los próximos meses con la celebración del Mundial de Clubes y de la Copa Mundial del 2026 que se compartirá con Canadá y México.

Nueva Orleans buscará estar preparado y para ello un fuerte dispositivo de seguridad se ha instalado en las inmediaciones del Caesars Superdome, esto con el fin de evitar atentados como el que sucedió en medio de las celebraciones de año nuevo y del Lugar Bowl entre Georgia y Notre Dame.

Además de la seguridad, el ámbito social y deportivo también genera grandes expectativas con lo que pueda suceder en el Super Bowl, un evento que al igual que la Copa del Mundo y el Mundial de Clubes reciben un importante número de turistas e inmigrantes, uno de los puntos que es uno de los grandes temas que mayores preocupaciones ha desatado de cara a los dos grandes eventos organizadas por la FIFA.

Meses clave para Estados Unidos bajo el mando de Trump

En caso de que el Super Bowl sea un éxito más que nada en el aspecto social y político y no sucedan incidentes externos a lo deportivo, Donald Trump y Estados Unidos habrán cumplido con su primer gran examen a menos de cinco meses de recibir un Mundial de Clubes.

Justamente el Mundial de Clubes será la segunda prueba que Estados Unidos tendrá con Trump al mando para demostrar las garantías que como país tendrán para todos los extranjeros que deseen visitar el país norteamericano en medio de las duras políticas que el presidente está imponiendo y que forman parte de sus promesas.

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