Una hostelera habla de su experiencia trabajando en un restaurante estrella Michelin y sentencia: “Mi cabeza no salía”
Una influencer con experiencia en el sector hostelero revela las exigencias que se esconden detrás del servicio diario de un restaurante de alta cocina.


A nadie escapa que el mundillo de la hostelería exige disciplina y voluntad. No es tarea fácil la que desempeña un cocinero, como tampoco lo es la del camarero, porque la cantidad de horas que uno dedica al correcto cumplimiento de sus responsabilidades —que tampoco son pocas— es muy elevada. Así lo ha relatado Eva, una influencer de Moratalaz (Madrid) que ha puesto el foco sobre un tipo concreto de negocio gastronómico: la alta cocina.
“Hoy os voy a hablar de mi experiencia trabajando en restaurantes Michelin. Siempre digo que para trabajar en hostelería tienes que tener vocación porque es un trabajo durito. Muchas horas, mucho esfuerzo físico, mental, de todo”, expone en un reciente vídeo, haciendo hincapié en aquello que diferencia este tipo de restaurantes del resto de negocios culinarios convencionales: “Hay muchísima técnica, muchísimos sabores nuevos, productos nuevos, maneras de trabajar nuevas...”.
@evuxi2 Mi experiencia trabajndo en restaurantes Michelin✨⭐️#parati #fyp #michellinstar #michelinguide #michelinrestaurants #cocina #restaurantes #trabajo
♬ sonido original - evuxi2
Tanta innovación lleva consigo un inevitable aumento de las responsabilidades. “En este tipo de sitios, que son más exclusivos, los servicios son más pequeños y hay menos gente. Lo que pasa es que los menús son mucho más largos, de 20, 15 o 18 pases. ¿Esto qué implica? Que todo tiene que estar hecho al milímetro, a la perfección, elegancia, paciencia, porque tiene que haber una progresión de pases”, explica, matizando que todo está muy bien coordinado porque “desde el minuto uno todo está cerrado y hablado”.
“Me costaba salir del trabajo”
A este factor se une la carga de trabajo. “Por otro lado, sí, es tan duro como dicen. Muchas horas, mucho cansancio mental, físico y de todo. Mi rutina era trabajar de 12 a 16 horas todos los días sin parar”, cuenta. Por ello, detalla, se aprende mucho en estos sitios, “pero también tienes que saber que vas a dar tu vida por trabajar” y que “no vas a poder ver a tus amigos, no vas a poder ver a tu familia y no vas a poder dormir” —ella, concretamente, pasó año y medio descansando apenas cinco horas diarias y sin desconectar de su oficio—.
Este cóctel de factores tiene una grave consecuencia. “A mí es verdad que me costaba un poquito salir del trabajo. Mi cabeza no salía. Iba en el metro y pensaba: ‘mañana en qué orden hago las cosas, esta persona tiene que usar el horno durante tres horas entonces no puedo hacer esto...’”, reflexiona, reconociendo al mismo tiempo que, pese a todo, “si tienes pasión y vocación por lo que haces, meterte en ello es una experiencia que te llena como profesional”.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opinión se publicará con nombres y apellidos