Está en un hotel, le entra hambre a las 2.00 y lo que hace escandaliza a algunos
El creador de contenido gastronómico ‘La cocina del pirata’ improvisó un sándwich Montecristo ayudándose de los elementos que tenía a mano.


El hambre no llama a la puerta. Tampoco entiende compromisos ni compañías. Solo llega. Así lo ha vivido en sus carnes ‘La cocina del pirata’, un creador de contenido gastronómico que acumula más de tres millones de seguidores en TikTok y que hace del cúmulo de sus publicaciones un auténtico recetario digital. En un reciente vídeo, el influencer se encontraba en un hotel cuando, de repente, le entró hambre. Y se le encendió la bombilla.
“Tengo un problema, son las dos de la mañana. Estoy en un hotel, ha cerrado ya todo y tengo un hambre atroz. Y mirando las normas del hotel, en ningún momento dice que no sé qué puede cocinar”, explica, identificando como único obstáculo para saltarse la ley del lugar el “detector de humos”. Y tampoco. “Menos mal que siempre venimos prevenidos para estas ocasiones. Y siempre llevo mi fogón”, dice. Sonrisa pícara a la cámara y manos a la obra.
@lacocinadelpirata Antojitos de las 2 de la mañana en una habitación de Hotel
♬ sonido original - lacocinadelpirata
Primero saca tres panes de hamburguesa, untando a dos de ellos mayonesa y a otro mostaza de dijon; luego raya queso para fundirlo y coloca unas lonchas de jamón york. Entonces algo llama su atención. “Loco, a ver, espera, espera. Estos están haciendo cosas de mayores. Y luego vendrán a por mi bocadillo. No les pienso dar”, despeja la pelota. Luego coge una lámpara de la habitación y aplasta la hamburguesa. Después bate un huevo, añade pimienta negra, sal y nuez moscada a la mezcla y pasa el sándwich por el bol con el mejunje.
Llegó el momento de la verdad. El detector de humos. “Hay un pequeño bug, y es que en el baño no suele haber detector de humos. Hay ventana. ¡Vamos que cenamos!”, dice eufórico. Agarra su sartén “de viajes” y con un poco de mantequilla lo cocina. “Súper importante dejar todo limpio para no dejar huellas del delito”, pasa el paño para eliminar pruebas.
Tras echar un poco de azúcar glas, da un bocado y asegura que “para haberlo hecho en un hotel, ni tan mal”. En cuanto a sus vecinos de habitación, sentencia también: “Estos ya han terminado de hacer las cosas de mayores, pero yo no les voy a dar”.
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