Entra en un templo en el que sólo pueden pasar los hombres y allí se encuentra a todos haciendo lo mismo

No hay dos rincones iguales en el planeta. Poco o nada tiene que ver una iglesia románica enclavada en la sierra castellana con un templo tailandés, pero lo cierto es que ambos comparten una esencia, que en el fondo, no es tan diferente: son un vestigio cultural que explica un pasado no tan lejano de la tierra en la que se levanta. De ello debieron darse cuenta ‘Que empiece el show’, un perfil de TikTok en el que una pareja elabora a través de vídeos un diario de bitácora de su “año sabático por el sudeste asiático”.

En una de sus publicaciones más recientes, ambos visitan el Wat Sri Suphan, el ‘Templo de Plata’, una joya arquitectónica y espiritual oculta en la ciudad de Chiang Mai, Tailandia. Se trata de un templo budista del siglo XVI que, como su nombre indica, está trabajado en plata; su estructura brillante y detallista, así como su propia función como lugar de culto y meditación, lo convierten en un destino obligatorio para todos aquellos que visitan la región. O casi todos. “Es el primer templo que encontramos donde solo pueden entrar hombres”, señalan en el pie de vídeo.

La publicación es una especie de sketch en el que han grabado cómo han conocido el templo desde diferentes puntos de vista. “Pero hazle fotos dentro, que estará más chulo”, le dice él a ella, a lo que ella responde que no puede entrar, que “solo pueden entrar hombres”. Entonces su pareja atraviesa la puerta y, móvil en mano, se da cuenta de que allí dentro todos realizan la misma actividad: “Es guapísimo, Judith. Estamos todos los hombres haciendo vídeos para nuestras mujeres”.

Tras saludarla desde una de las ventanas, él sale fuera a reencontrarse con su pareja y, de paso, hacerse el interesante. “Sin duda alguna, el mejor de todos. Lo siento mucho, Judith. Lástima que no lo hayas podido ver; es una lástima”, se despide ante la cámara. Cuando ella le comenta que es “chulo”, él añade que “sí, pero es mucho más bonito desde fuera que desde dentro” y que no tenía que preocuparse, dejando ver un gesto de evidente mentira en sus palabras.

En los instantes finales él se sincera. “Esta noche no voy a cenar contigo”, le dice. Ella, incrédula, le pregunta el motivo. Y él, aunque con el cuerpo fuera, se da cuenta de que su cabeza todavía está frente al Buda del interior del Wat Sri Suphan: “He quedado con unos amigos que he hecho dentro del templo y hablaremos de cosas de templos”.

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