Las terribles consecuencias de participar en ‘La isla de las tentaciones’ o ‘MyHyV’: “No me siento orgullosa”
Marieta y Lola Ortiz analizaron en ‘Fiesta’ las consecuencias de participar en los dos programas para su salud mental y su bienestar.
Formatos como ‘La isla de las tentaciones’ o antes ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’ donde personas anónimas se exponen emocionalmente a un vaivén de sensaciones delante de la atenta mirada de la audiencia están cada vez más de moda. A la vista está por la última entrega del formato de Sandra Barneda que los televidentes demandan este tipo de productos y los reciben desde un tono humorístico que puede ser convertido en dañino.
De eso, además de muchos otros temas, habló la exparticipante de ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’ Lola Ortiz en su reaparición tras doce años fuera del foco. Ortiz confesó en ‘Fiesta’ haber sufrido una época terrible donde los abusos tanto físicos como sexuales estaban a la orden del día.
Lola entró en ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’ con 22 años en una decisión que le cambió la vida y no necesariamente para bien. “Por ser un personaje conocido al final te juzgan más, porque te dicen que eres una oportunista”, lamentó. “Entonces era muy joven y no tenía los recursos que tengo ahora. Soy una persona muy sensible y me costaba separar lo personal del trabajo”, agregó.
A unos centímetros de distancia, Marieta, la sensación de ‘La isla de las tentaciones 7’, escuchaba atentamente. Se sentía ciertamente identificada al escuchar que su compañera llegó incluso a sentir que su vida no tenía sentido. “Estaba trabajando en el programa y decidí dejar la televisión y solo seguir con las redes sociales que es más filtrado. Estuve cinco años yendo a terapia”.
Marieta también sufrió la presión social después de que España viera su infidelidad a Álex Girona. “Sufrí esos comentarios. Parece que seamos de piedra, pero somos personas y nos equivocamos. No me siento orgullosa de cómo lo hice y no podía llegar a casa y que mis padres vieran eso. Yo también voy a terapia y cada día me afecta un poquito menos”.
Por ello, las dos coinciden en la importancia de la “educación emocional” y del trabajo de autoconcepción para que la fama no se indigeste de la manera en la que les sucedió a ambas. Solo así se puede conseguir un “amor sano y normal” donde el sufrimiento y la toxicidad no sea el que gane la batalla.
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