Silvia Jato recuerda sus inicios en ‘Pasapalabra’: “Nos iban a cortar la cabeza”

‘Pasapalabra’ es uno de los concursos más exitosos de nuestra televisión. El formato goza de muy buena salud con unas audiencias de lo más jugosas, tanto en su etapa en Telecinco como actualmente en Antena 3. A lo largo de su historia, han sido varios los presentadores que han estado al frente del programa, donde destaca la labor de los más longevos: Silvia Jato, Christian Gálvez y Roberto Leal.

Es precisamente Silvia Jato, su presentadora original, la que ha querido echar la vista atrás para recordar los duros inicios de ‘Pasapalabra’ en la televisión de nuestro país, concretamente en su primera andadura en Antena 3. La gallega, que estuvo al frente de las primeras 1.193 entregas, desvela que no fue nada fácil “echar a andar” el concurso. “‘Pasapalabra’ es un formato que funcionó en el momento en el que descubrimos la manera de hacerlo”, adelanta.

“En verano, cuando estrenamos, no nos comíamos un colín. Nos iban a cortar la cabeza, Yo veía que en septiembre no repetíamos, que volvía ‘Alta Tensión’ y nosotros decapitados”, continúa diciendo en el marco del FesTVal de Vitoria. “Pero al final, la que llevaba la sangre en el programa, o sea yo, dije: ‘yo quiero hacer este programa de esta manera, ¿me dejáis? ¿me dais un mes?’ y el programa remontó”, añade. “Un mismo contenido, porque las pruebas eran las mismas, pero girando la manera de interpretarlo”, puntualiza.

Rumbo al éxito

“Propuse una vuelta para hacerlo más rápido, el programa era lento. En Italia es así, lento. Pero a mí me dio una locura mental y me quité el pinganillo y dije ‘a tomar por saco’. El director me dijo que sí, que lo siguiera haciendo”, recuerda. Un giro made in Silvia Jato que logró darle mayor velocidad al formato lo que supuso un aumento en las audiencias convirtiéndolo en uno de los concursos más vistos de nuestra televisión.

“Así ‘Pasapalabra’ cogió una identidad. Los programas necesitan emisión y que el presentador se de cuenta de hasta donde puede llegar y qué pueden aportar. Un formato se puede interpretar y darle la forma que consideres que hay que darle. Los formatos tienen vida”, concluye.