Una noche en ca’ la Mimi: Lola Índigo, de fiesta flamenca y techno en su Básico de Los40

“Hoy me ha costado mucho levantarme de la cama y me habéis dado muchas ganas de venir”, afirmó Lola Índigo desde el escenario del Teatro Eslava. Para que todo fuera más fácil, el escenario se convirtió en lo que podía ser “la casa de mi abuela” según la propia Mimi. Las paredes blancas, su foto de la comunión, la mesa llena de mantecados y licores y fotos de varios de sus amigos en la música: La Plazuela, Quevedo, Saiko… En la mesa, el acompañamiento perfecto para una juerga flamenca… Una amiga cantando, otro con la guitarra, otro más con el cajón, un palmero y alegría. Mucha alegría.

El Básico de Los40 de Lola Índigo fue un viaje a la Ribera Baja del Genil, a su Huétor Tájar natal. En definitiva, una inmersión completa en GRX. “Quería darle un homenaje a mi GRX. Esto podía ser perfectamente la casa de mi abuela con su brasero”, aseguró la propia Lola. Aún sin colaboraciones de sus “Plazuelos”, Maka, Dellafuente o Saiko, los músicos versionaron junto a Mimi cada tema con un compás más tranquilo y, sobre todo, más flamenco. “Me encantaría colaborar con José Mercé o alguna leyenda del flamenco”, avisó junto a Toni Aguilar en la entrevista previa sobre un posible giro de su carrera en la que siguió reivindicando el papel de sus compañeras. “Ojalá cuando salgan los charts del año que viene haya más mujeres”, afirmó.

Cantó ‘El Condenao’ o ‘La Primavera’, la que aseguró que era su canción favorita y que le hacía salir primera en su Spotify Wrapped. “Es como volver a casa”, aseguró sobre este tema. Una Lola más tranquila, más contenida, más flamenca, más íntima, pero también tan dicharachera como siempre, algo dispersa y divertida a más no poder. La artista repartía chupitos a sus músicos, hablaba con el público, interactuaba con sus fans más pequeñas y no paró en toda la noche de lanzar al público los ‘mantecaos’ que tenía encima de la mesa.

Pero, ¿quién puede encerrar a un dragón? Después de ese medio concierto ‘de tarde’, en esta particular casa de Mimi en el escenario del Eslava se hizo de noche. La luz del sol se fue de la casa, la guitarra española dejó hueco a la eléctrica y las bases de flamenco a la electrónica. La granaína, como si fuera la última Targaryen, liberó al dragón.

Lola Índigo volvió a sus grandes éxitos mezclados con bases de electrónica que hicieron saltar a toda la sala. También a ella misma. Volvió la Mimi bailarina en un escenario en el que, ella misma recordó, fue gogó antes de estrella. “Started from the bottom, now we’re here”. La granaína se puso a rapear por Drake después de recordar esta anécdota en unos de sus habituales ‘arrebatos’ y ‘despistando’ a mucho público de la sala. El que entendió, entendió. Y lo disfrutó, sin duda.

Lola demostró ser una más de los que allí la acompañaron. Recibió regalos, se reía con sus fans, los hacía disfrutar, saludaba a sus amigos y amigas mientras cantaba, hay cosas que le daban vergüenza porque estaba su madre (como un grupo de fans que levantó un cartel de su campaña de Tezenis) y, para acabar, terminó cantando ‘La Reina’ entre el público. Como una más. “Hay días de sentirse más niña, otras que te tienes que envenenar y ser bruja y otra ser poderosa y ser dragona”, dijo. Lola fue niña, fue bruja y fue dragona en algo más de una hora. Mimi fue la Khaleesi, la Reina de Dragones. Una que va a la conquista de los grandes estadios de España. Haya las trabas que haya.

Nuestra Navidad en Canal Sur… ¿remix?

El final de un concierto nunca es el final definitivo. Lola Índigo invitó a Toni Aguilar a que volviera a salir al escenario y dejó una última sorpresa. La de Granada hizo sonar un remix del mítico ‘jingle’ navideño de Canal Sur. “Nuestra Navidad en Canal Sur” empezó a retumbar en su versión techno para despedir a la artista entre aplausos de toda la sala.

Para seguir celebrando la Navidad y “pa que empapen” algún que otro chupito sobre el escenario, la artista junto a familia y amigos acudió a cenar al Restaurante Gran Vía 18 de Madrid.

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