TIKITAKAS MÚSICA | ENTREVISTA DIAGNÓSTICO BINARIO

Mil razones para descubrir a la banda que arregla huesos y ordenadores a la vez que compone himnos

Diagnóstico Binario, el grupo del himno de los cien años del Elche, se cuenta en AS mientras retrata su ascenso imparable. Directo a directo. Canción a canción.

De izquierda a derecha: Antonio Botella, Daniel Martínez y Javier Rodríguez, tres de los miembros de Diagnóstico Binario que posan para AS en el puente tubular de Madrid Río.
INMA FLORES | DiarioAS
Patricia Cazón
Patricia Cazón Trapote nació en Zotes del Páramo, León, en 1980. Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Master de El País trabajó en El Diario de León y El País Semanal antes de llegar a AS en 2004. Cronista del Atlético desde 2016, es autora de cuatro libros y tertuliana en El Golazo de Gol y Estudio Estadio.
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Era inevitable su nombre. Que un grupo formado por médicos e informáticos se llamase Diagnóstico Binario. Touché. Sus dos mundos en un título, como tarjeta de presentación. DX-01. Un grupo que salió de Elche para curarte el alma con letras frescas en una mezcla de indie-rock con toques de pop-rock. Mil Razones, como se titula su, de momento, gran hit. A tres de sus miembros, Javier Rodríguez (Elche, 1978), Antonio Botella (Aspe, 1979) y Dani Martínez (Elche, 1988) no dejan de brillarles los ojos en esta cita con AS una mañana en una cafetería a la orilla de Madrid Río. Mientras se cuentan, por un lado, mientras hablan de fútbol, por otro. Una parada en su gira por salas que va poniendo chinchetas a ciudades en España que no habían pisado (Vigo, por ejemplo) mientras van sembrando fieles. Porque su directo arrastra y arrasa. Porque, con el oro de varios concursos de bandas emergentes en los últimos años, el último (Gira por Salas) les concedió ese deseo: sumar más fechas a un calendario sobre el que ya giraban. Seis son. El 3 de mayo en Málaga (Sala Marte), el 9 en Madrid (Sala Moby Dick), el 17 en Barcelona (Sala Plataforma) y el 24 de octubre en casa, Alicante (Sala Confetti, fin de gira), amén del Sonorama. Este último viernes de abril han estrenado música. Una canción como un puñetazo dulce. La sombra del espejo.

“He ganado la batalla al tiempo / para despertar de una oscura vida sin recuerdos vuelvo a respiraaar”, entona la voz de Dani Martínez y los referentes de la banda pueden tocarse en ella y en las bases rítmicas, con riffs de guitarra potentes, que las envuelven. A nivel nacional Izal, Supersubmarina o Lori Meyers. Internacional, Pearl Jam, Foo Fighters o Muse. Cercanos, un café con ellos oscila entre la risa y la solemnidad. En lo primero, Antonio, muy rápido de mente, es el mejor. Javier le pone el punto serio. Lo de Dani es la emoción. Mucha al recordar ese momento: que el Elche les eligiera para componer su himno centenario. Es hombre de fútbol aunque ganara la guitarra. A la cita solo faltan Álex Spar y David Martínez, los otros dos miembros que completan la banda. Esta es su historia. Su ascenso imparable. Contado por ellos. En esta entrevista en la que derraman entusiasmo, cercanía y fuerza.

Mil razones para descubrir a la banda que arregla huesos y ordenadores a la vez que compone himnos
Diagnóstico Binario para AS de izquierda a derecha: Antonio Botella, Dani Martínez y Javier Rodríguez. INMA FLORES

Todo comienza en 2016, con un grupo de versiones.

Dani Martínez: Eso es.

Antonio Botella: Un grupo de amigos que se junta para empezar a hacer canciones, tocar y disfrutar de la música ha sido siempre nuestro objetivo.

D. M.: Yo fui el último en llegar. En esa época vosotros no teníais cantante y, a través de un compañero en el hospital, enfermero, yo soy traumatólogo, me llegó. “Estoy juntándome con gente en Aspe y haciendo cosillas”. Y dije: “Jolín, pues a mí me apetece ahora desarrollar un poco esa faceta”. Mandé un audio de whatsapp, lo escucharon, empezamos con versiones y, luego, ya llevé un par de temas que tenía por ahí, una libreta y poco a poco…

A. B.: Nos picó y empezamos. Vamos a grabar una maqueta. Vamos a presentarnos a un concurso. A tomarnos con mucho más compromiso esa fiesta que teníamos al principio, ese disfrute musical que era solo juntarnos un rato. Todo se convirtió en un compromiso mayor y lo que es la formación actual llevamos ya cuatro años.

Ustedes son cinco.

A. B.: De esa época estamos Dani y yo, pero, también es verdad, Javi se pasaba siempre por el local y, aunque no tocaba instrumento, no hacíamos más de tirar de él para, en cuanto pudiera, se enganchara.

Javier Rodríguez: Yo estaba en otras formaciones. Postpandemia fue cuando entré a formar parte también.

D. M.: Entró como bajista porque, en ese momento, no teníamos. Pero él es guitarrista y, luego, hizo el cambio que ¡bendito! (ríe; los demás acompañan).

¿Antonio, y qué pensaron al escuchar cantar a Dani?

A. B.: “A este nos lo quedamos porque es muy bueno” (ríen). Nos quedamos prendados.

¿Por el audio?

A. B.: No, cuando nos cantó en directo.

D. M.: Nosotros grabamos el EP que tenemos, Asunto Baladí, en Aranda de Duero en plena pandemia. Nos tuvieron que hacer un documento para cruzar media España porque no se podía ni cruzar la calle.

D. M.: Todavía ahí no estaban ni David ni Álex.

J. R.: De hecho los bajos los grabé yo. Que fue la típica llamada de: “Javi que tenemos que grabar unas canciones, nos hemos quedado sin bajista, ¿te apuntas?”. Y al final me han hecho un hueco y me he quedado ya permanente.

“Para grabar nuestro primer EP nos tuvieron que hacer un documento para cruzar media España porque no se podía ni cruzar la calle. Estábamos en pandemia. Lo hicimos en Aranda de Duero”.

Dani Martínez, Diagnóstico Binario

Algo parecido a lo que le ocurrió a Carlos Elías, de Alcalá Norte.

J. R.: Al final los caminos, si se tienen que unir, se unen.

A. B.: Pero es verdad que siempre vas buscando a gente afín. Que estemos todos en sintonía y pensemos lo mismo.

D. M.: Hemos casado cinco personas que vamos en la misma dirección, con los mismos gustos musicales o similares.

¿De dónde les viene la pasión por la música?

D. M.: Yo siempre lo cuento que fue a través del fútbol que me di cuenta lo que era la música para mí. Porque yo soy muy futbolero y siempre veía los partidos de Champions con mi padre, martes, miércoles. Pero cundo me di cuenta de que los partidos empezaban y yo me quedaba en mi cuarto tocando la guitarra me di cuenta de que mi gran pasión, el fútbol, había cambiado a la música. Me llamaban. “Oye, vas a venir”. “Espérate”. “Voy ya”. Y pasaba el partido entero y no iba. Desde chiquitito me gustó cantar. En casa. Todo autodidáctico.

¿Qué música escuchaba?

D. M.: He pasado por muchos mundos. Excepto el rap, música urbana o reggaetón. Pop de los 80, 90, rock. Marea, Mago de Oz… Casi siempre español, internacional poco.

A. B.: Mi historia con la música es desde pequeño. Tengo una familia con muchos músicos, así que desde pequeño me rodeaba…

¿Sí?

A.B.: Vaaamos. Uno toca el oboe, otro la percusión… Sobre todo de banda. La zona de Alicante es mucha de música. Yo desde pequeño me apunté con un amigo, Chimo, que lo dejó pero yo seguí. Y bendita mi madre que me dijo: “Tú sigue, sigue”. Estuve en el Conservatorio hasta grado profesional de saxofón. Siempre he andado liado en bandas y me ha gustado la música pop, rock. La música de La Movida. El pop-rock de los 80, noventero. Español y americano. Nirvana, Perlm Jam, Offspring… Y luego Los Enemigos. A mí me gustan mucho. Soy muy muy fan. Ya me gustaría tocar como tocan ellos. Pero, luego, por la educación que he tenido, también me gusta mucho el jazz. Y el flamenco. Me gusta mucho tipo de música. Mientras sea música y se pueda escuchar me suele gustar. Lo del reggaeton, por ejemplo…, con eso no puedo, no me entra como música… Y mira que mis hijas, que son mejores músicas que yo, estaban todo el día, toooodo el día.

J. R.: Sí, todo está contaminado. En mi caso, mis padres intentaron que yo desde pequeñito aprendiera a tocar la guitarra, el piano… pero aquello no era lo mío hasta que, en el instituto, llegaron los primeros vinilos de Guns and Roses, Aerosmith… Y ahí sí que ya me picó el gusanillo, guitarra autodidacta y al final… Pero yo creo que es que nuestra generación tenemos la mente muy abierta, hemos escuchado muchos estilos y somos capaces de escuchar muchas cosas que al final lo bonito de esto es también fusionar. No decir, me quedo centrado de esto y no salgo. Cualquier cosa que transmita es bienvenida.

¿Por qué se llaman Diagnóstico Binario?

D. M.: Había un enfermero y un médico en el grupo y estaba Antonio, ingeniero informático, como otro chico. Y dijimos: “Unimos las dos vertientes”.

A. B.: Es complicado ponerle un nombre a un grupo y que le guste al grupo. Tú no sabes la de nombres que se barajaron. Y al final, no sé por qué, lo de Diagnóstico por el tema de la salud y el Binario, por el informático…

D. M.: De hecho, la abreviatura ‘diagnóstico’, ahora no se escribe porque es todo a ordenador pero para ir más rápido se hacía DX en medicina y el 01 del código.

J. R.: Luego llegamos los demás y fastidiamos el invento.

Porque hoy en día está Dani, traumatólogo, Antonio, Informático, y…

A.B.: Bueno, yo en los últimos tres años me he dedicado a ser profesor de Formación Profesional (FP).

J. R.: Yo soy financiero contable.

Alguien tiene que llevar las cuentas del grupo…

J. R.: Al final la vida me llevó a ser empresario y soy eso. Álex tiene una empresa de diseño digital y es técnico en audiovisual. Y luego David está en un tema de drones, pero está a ver si le sale algo de profesor de Academia.

A. B.: Está muy complicado lo del tema de los drones ahora… (ríen).

Mil razones para descubrir a la banda que arregla huesos y ordenadores a la vez que compone himnos
Momento de la entrevista de Diagnóstico Binario con AS.INMA FLORES

¿Cómo se pone serio el grupo?

D. M.: Es difícil poner una fecha. Va saliendo, con naturalidad. Cuando tú vas viendo que te dan la oportunidad de tocar en un festival porque ganas el concurso de bandas emergentes, vas viendo el mundillo, teloneas a gente que está arriba.

Izal, por ejemplo.

D. M.: Eso es. Gente al nivel top nacional o internacional. Llega un momento en la banda en la que hay gente que viene, digamos, a pasarlo bien como un hobbie, versiones, la típica cerveza, sin más compromiso, pero luego viene la otra parte dura. Los fines de semana empiezan a eliminarse del calendario…

A. B.: Cuadrar tu vida familiar, que no es fácil.

D. M.: Cuando vas cogiendo esa rueda que encima te va gustando y vas viendo que es lo que quieres hacer en tu día a día.

A. B.: Es como el que sale a correr un día. Hoy, un kilómetro. Mañana, dos, tres. Y termina haciendo maratones. Pues un grupo es lo mismo. Nos ha ido llevando. Queríamos mejorar y dijimos: “Vamos a dar un pasito más, ir a un estadio, que queden mejor las canciones, con un productor mejor, más conciertos”.

J. R.: Al final todo va unido. Haces una inversión. Te vas a un estudio. Sacas un sonido. Ves la respuesta de la gente en tus conciertos, cuando escuchan tu música, el feedback. Y dices: “Oye, señores…”. La rueda te lleva sola. Y nuestro nivel de autoexigencia, cada vez mayor. Quieres estar a la altura, hacer mejores canciones.

¿Por qué se van a Aranda? ¿Había hecho algo antes?

D. M.: Grabamos, autoeditado, en el local de ensayo. El bajista que teníamos antes había trabajado en Inglaterra y hecho alguna cosa de producción. Lo grabamos para recopilarlo. Y se nota en ese disco, ‘Gesto Perfecto’. Se ven muchas canciones muy diferentes.

A. B.: Tiene mucho mérito. Es lo que dice Dani: con esas canciones lo que queríamos era dejarlas en algún sitio. No sabíamos si a alguien le iba a gustar. Pero uno de nuestros productores Mario Bravo tenía mucho contacto con los estudios de Aranda y trabajaba con José Caballero y nos dijo: “A ver si le interesa”. Y fue cuando tuvimos que pedir un permiso para viajar porque era pandemia. El resultado nos gustó y repetimos con ‘Miscelanía’ y para cerrar el círculo, lo siguiente que grabaremos será también allí.

¿Cómo fue telonear a Izal?

D. M.: Un sueño. Era uno de mis grupos tops en ese momento.

¿Cómo surge?

D. M.: Gracias a nuestra oficina. Yo me acuerdo entrar a la plaza de toros con todos los bártulos y mirar a Izal hacer la prueba de sonido…

A. B.: Ahí vivimos lo que eran los entresijos de la música. Que es verdad que, cuando te bajas del escenario, todo el mundo es normal. Nosotros lo llevamos por bandera, ser lo más naturales posible.

D. M.: Hemos teloneado a Arde Bogotá en Torrevieja, a Lori Meyers, a Sidecars, a Loquillo…

Guau. Loquillo son palabras mayores.

A. B.: Siempre que le hemos teloneado daba mucho respeto, no veas...

D. M.: La experiencia es brutal. Estar con gente tan top, compartir con ellos escenario y vivencias y luego, después del concierto, ser uno más y charlar guitarras, baterías y tal nos ha enriquecido una barbaridad.

A. B.: Lo más grande que nos ha pasado. Y, cuanto más mayores, más veteranos, mejor. Me acuerdo que, una vez, el de La Guardia se asomó a nuestro camerino y nos dijo. “¿Chicos, tenéis algo para tomaros?”. “No, no nos han puesto nada…”. “Venirse al mío” (ríen). Y luego ya los festivales, que fue un cambio, un antes y un después. El Sonorama, plaza de La Sal llena.

“Me acuerdo que, una vez, el de La Guardia se asomó a nuestro camerino y nos dijo. “¿Chicos, tenéis algo para tomaros?”. “No, no nos han puesto nada…”. “Venirse al mío” (ríen)"

Antonio Botella, Diagnóstico Binario

¿Cuándo?

A.B.: 2022. 25 aniversario. Un Disneyland de los músicos es el Sonorama (risas).

D. M.: Es verdad.

Graban Miscelanía en 2023.

D. M.: En dos épocas porque nuestros trabajos no te permiten estar dos semanas grabando en un estudio y tuvimos que hacer dos subidas.

A. B.: En octubre y enero de 2023.

J. R.: Aprovechamos también para hacer el himno del centenario del Elche.

Ahora les pregunto por eso… ¿Pero han notado que ese disco les ha empezado a posicionar en la música?

D. M.: Es un antes y después en la banda al cien por cien. Es un disco muy redondo. Que ha conseguido aportarnos un sonido, características, una calidad… En esta gira se está notando muchísimo. Gente que se sabe las canciones, gente en los conciertos… Lo que es una forma de medir el alcance de la banda.

A. B.: Lo que nos está dando mayores alegrías es la gira por salas. ¡Qué está viniendo gente! Que parece una tontería pero no. Vemos una repercusión, en redes, reproducciones. Y te das cuenta que el trabajo nos está dando sus frutos. Y la gente nos lo dice: “En directo lo paso genial”. No es lo mismo ponerte el disco y escucharlo que venir a ver el careto del guitarra, o sea yo, cuando lo toco (risas). Y eso que a mí me cuesta mucho viajar. Me pongo malo, mi cuerpo, desde pequeño: me subía al bus para ir al colegio y me mareaba, ¡cinco kilómetros!

Debe ser difícil montar una gira con sus trabajos, todos sus días de vacaciones dedicados a la música.

J. R.: Más. Mucho más.

D. M.: Fines de semana, vacaciones. Yo en algunas guardias, gracias a Dios, tengo unos compañeros que me hacen cambios y guay.

J. R.: Podemos decir que nuestro oficio es la música y, luego, el resto del tiempo, en lo que nos da para poder sobrevivir.

¿Cuándo ganan el primer concierto de bandas y qué supone?

D. M.: En 2019, la edición de un festival en Elda y para nosotros supuso probar lo que es un festival. Cruzarte con Iván Ferreiro y supone para que la banda vea qué es lo quiere hacer. Y seguir adelante.

¿Han ganado más?

D. M.: El más reciente, el GPS. A nivel nacional. Girando por Salas. Algo que te permite completar una gira que ya teníamos sumándole seis fechas más y trasladarte a ciudades como Vigo, Vitoria, Navalmoral…

¿Ya tienen furgo?

D. M.: Alquilamos.

A. B.: Nosotros, todo lo que recogemos, del merchan, las entradas…, va destinado luego a reinvertirse. Normalmente solemos ir en rojo. Salimos en rojo y llegamos igual (ríe). A mí en mi casa me lo dicen: “Esto no te está saliendo rentable”. No, pero es lo que me gusta. Hay gente que se gasta 3.000 euros en una bici, pues yo en la música. Pero es verdad que con lo de GPS nos ha hecho respirar un poco en el tema de la gira.

¿Cuál es el mejor camino para introducirse en el universo Diagnóstico Binario a través de canciones?

D. M.: No es fácil. Sinceramente, el mejor es ver un directo. Porque mucha gente nos lo dice, que suena bastante mejor que el disco. Luego tenemos temas bastante dispares para según lo que quieras escuchar y el momento en que estés en tu vida y tu día. Para pegarte una ducha rápida antes de salir, ir a un festival o quedar con amigos nuestro himno por bandera es Mil Razones. Un tema muy enérgico, divertido para salir, para saltar e ir de fiesta. Y el tema que nos está impulsando. Pero luego también otros como uno que no es muy conocido, porque no es el disco actual: La Certeza. A mucha gente le gusta mucho, no es tan rock-rock pero tiene un estribillo bastante potente. Azul Fuego tiene una parte sentimental porque habla de las dos hijas de Antonio.

A. B.: Quería un mensaje de vida, que me repite Javi todos los días: lo importante es ser feliz.

D. M.: Luego canciones más actuales y rockeras como Golpe De Efecto. U Obra Maestra, todo lo contrario. Una balada que habla de embarazado y el parto y es muy bonita.

J. R.: Es verdad que, en nuestros directos, se produce una muy buena conexión con el público. La gente nos suele decir que les sorprenden.

D. M.: Al final es la puntilla. Lo que va creando una familia. Código Binario y CIA y que se vengan con nosotros hasta el fin del mundo y lo que nos dejen.

¿Quién compone?

D. M.: En los primeros años era yo el que más aportaba, pero ahora hay más vertientes. En este disco puede haber un cambio a positivo, que toda la banda aporte más. Y enriquece.

J. R.: Nosotros, lo que es un formato de banda, lo entendemos como una familia luego extensible al público que se va sumando. Lo más bonito es cuando ves a la gente cantando tus canciones. Dices: “Buaaah, esto merece mucho la pena”. Dan igual los kilómetros.

O los números rojos.

J. R.: Da igual. Hay que hacerlo

¿Cómo les llega el himno del Centenario del Elche?

D. M.: Yo llegué a jugar en la cantera del club. Tres, cuatro años, de pequeño, lateral izquierdo. Y con el anterior jefe de prensa, jugué y, cuando fue el Centenario, se intentó apostar por gente de la ciudad para generar algo bonito. Además de por nuestra relación y por, aunque no fuéramos tan conocidos, tener la experiencia de jugar en el club, que era importante para ellos, les gustó mucho la propuesta. Con un toque moderno al himno. Nos citaron un día en el estadio. Llevamos nuestras dos propuestas. Una, un poco más rockera. Otra, más de cuerdas más frotadas en la guitarra, que es la que se ha quedado. Una cosa intermedia. A día de hoy me sigue dando vértigo, es una responsabilidad enorme. Esto es algo que hay que hacerlo muy bien.

Un himno de fútbol queda para siempre

D. M.: Centenario, de un equipo tan importante como el Elche y que, para mí, suponía muchísimo.

Cuando van al campo y lo escuchan...

D. M.: Buaaah. A mí me da un poco de vergüenza, pensar: “Soy yo el que está sonando”. Yo es que soy bastante vergonzoso para esas cosas. Mi madre, cuando lo estrenaron, estábamos en el campo y lo ponían en los vídeomarcadores, le decía a los de al lado: “Lo ha compuesto él”. “Mamá, por favor”. Pero escuchar tu música en un estadio es una pasada y se pone la piel de gallina.

J. R.: Las veces que lo pongan y lo escuchas sigue poniendo la piel de gallina igual.

Dani, usted jugó con el hermano de Saúl, Aaron.

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D. M.: He llegado a enfrentarme a él. Con Saúl no, hay una diferencia de edad importante. Le sacaré como diez años. Aaron sí que es de mi edad. Me acuerdo de verlo, de chiquitito, rubiete, en las categorías inferiores y pensar: “Este chaval despunta”. Ver cómo han triunfado los hermanos Boria para nosotros, para Elche, es un orgullo.

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