TIKITAKAS MÚSICA | ENTREVISTA ANABEL LEE

“En 2025 será el primer año en el que Anabel Lee cobre algo de la música, de repartir internamente”

El grupo catalán de indie-punk forma parte del ciclo Inverfest 2025 y tocan esta noche en la Sala But de Madrid. Antes, Víctor Mejías, su vocalista, charla con AS.

Víctor Mejías, vocalista de Anabel Lee.
Patricia Cazón
Patricia Cazón Trapote nació en Zotes del Páramo, León, en 1980. Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Master de El País trabajó en El Diario de León y El País Semanal antes de llegar a AS en 2004. Cronista del Atlético desde 2016, es autora de cuatro libros y tertuliana en El Golazo de Gol y Estudio Estadio.
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Todo comenzó hace varios Sonoramas. La historia de Anabel Lee. Ese grupo formado por Víctor Mejías, voz; Albert Perdices Perdi, bajista; y Jordi Orellana, batería, tres amigos de Tarrasa con influencias del Punk británico y el Noise. “Chicos, quiero hacer un grupo de música”. Y agarraron las guitarras y comenzaron a tocar creando su propio sonido. Enseguida calaron. Pura energía con guitarra. Finalistas de concursos para bandas emergentes como el Vodafone Yu Música Talent y el Movistar+ Rookies, en Barcelona fueron seleccionados como Grupo Cases en 2019. Acababan de empezar y ya volaban. Pero llegó la pandemia y el encierro y, cuando el mundo regresó, su nombre (leído como se escribe en castellano ‘lee’ de leer y no ‘li’, como la canción de Radio Futura) había dejado de escucharse. Les tocó volver a empezar. Con todo lo que eso supone.

Pero lo hicieron. Arrancaron de nuevo y en 2023 regresaban a Sonorama pero ahora para tocar en la Plaza del Trigo que cantaba como propios esos temas. Enchochado De Ti. Cabezas de Cartel. Canción del Fin del Mundo. Me Das Asco. Generación Perdida. Y todos los de Ganamos Perdiendo, su segundo disco de estudio.

Auténticos, distintos, sin etiquetas, Anabel Lee forma parte del ciclo Inverfest 2025 y toca esta noche en la sala But de Madrid. Comienzo de un año en el que tocaran en muchos lugares y mucho, de nuevo en vuelo. Víctor (Tarrasa, 1988), vocalista, habla antes con AS para revelar cómo ha sido y está siendo el viaje. Una charla inteligente, sensata y honesta. Cercana, auténtica y siempre con el ‘nos’ en la boca. En un puñetazo de verdades cristalinas como son sus canciones. Aunque sangren. Directas y con ese sonido de guitarras que se engarza en esa nueva escena de una España rockera que cada vez suena más alto. Un gustazo. Un grupazo. De esos a los que no hay que perderle la pista.

“En 2025 será el primer año en el que Anabel Lee cobre algo de la música, de repartir internamente”
Víctor Mejías, Perdi y Jordi, integrantes de Anabel Lee.

¿Qué supone para Anabel Lee participar en el Inverfest?

Para nosotros es brutal. Por la confianza. Que hayan apostado por nosotros para tocar en una sala con aforo de 1.200, 1.300 personas es… Nos llamaron y nos dijeron: “Chicos, os imaginamos tocando en esta sala”. Y luego lo que se lo curran. Brutal. A nivel de promos, información, acompañamiento… Espectacular. Muy, muy buena gente quienes trabajan en Inverfest.

¿Cómo se conocen ‘los’ Anabel Lee? ¿Cómo empiezan?

Albert (Perdi), el bajista, y yo, nos conocimos estudiando un grado superior de realización audiovisual. A su vez, él, en paralelo estaba formando un grupo de punk en catalán con un chico que se llamaba Jordi, el batería. Enseguida empezamos a ser muy amigos. Comemos y cenamos juntos varias veces a la semana, nos vamos de vacaciones juntos a menudo, somos familia (sonríe). Tras un Sonorama les dije: “Chicos, quiero hacer un grupo de música para la escena indie”. Pero ésta abarca tantísimo que realmente podríamos ser un poco punk, un poco indies.

¿Cuándo empezaron a rodar?

En diciembre de 2019. Imagínate lo que nos pilló…

A muchos grupos les ocurrió lo mismo. Niña Polaca. Besmaya. La Paloma… La pandemia. ¿En su caso cómo les afectó?

Fue un golpetazo del que pudimos sacar pocas cosas positivas. Nos dio la sensación de que, en muy pocos meses, se iba cumpliendo todo lo que soñábamos. Con el primer single varios sellos querían trabajar con nosotros, agencias… Teníamos varios conciertos cerrados importantes. ¡Íbamos a abrir para Triángulo de Amor Bizarro! ¡Una locura! Y, de repente, empezó la pandemia y todo lo llenó la incertidumbre. Todo se iba cancelando o postergando y lo que se cancelaba o postergaba jamás volvía a aparecer por el horizonte. U nadie sabía qué iba a pasar. Fue terrible. Lo bueno es que a nivel interno el proyecto se fortaleció. De creérnoslo y seguir haciendo música. En ningún momento nos dijimos: “Ostras, chicos, ¿y si lo dejamos?”.

“Somos un poco punk y un poco indies”

Víctor Mejías, Anabel Lee.

Pues en 2023 estaban en la plaza del Grano en el Sonorama, precisamente. Solo tres años después.

(Ríe) Aquello fue espectacular. Mira, te estoy hablando desde el despachito que tengo para trabajar, porque soy autónomo, y aquí tengo justo un cuadro con una foto de ese día. Con todo, todo lleno y nosotros ahí, tocando. Fue un locurón. Volver a conectar con esas sensaciones que teníamos al principio, donde parecía que todo era posible. El Covid nos dijo que quizá nada fuera a ser real y de repente ese día cristalizó.

¿Por qué hay tanto grupo masculino con nombre de mujer? Carolina Durante, Niña Polaca, ustedes…

Te prometo que cuando le pusimos el nombre de Anabel Lee en ningún momento pensamos: “Un momento, nos estamos poniendo un nombre y apellido de mujer”. Y cuando nos dimos cuenta de esa realidad ya era tarde para cambiar el nombre. Cuando llegó ese momento en el que más de una persona nos dijo: “Chicos, no es que esté feo, pero puede llevar a equívocos. Si hay muy poca participación femenina en la música, en los festivales, puede estar un poco raro que alguien vea: ‘Anabel Lee, ah, pues mira representación femenina’. Y no, es otra banda de tíos. Pero ya no podíamos cambiarlo, la banda ya llevaba andando dos, tres años. A día de hoy le hubiéramos dado una vuelta a este tema y hubiéramos dicho: “No nos pongamos un nombre femenino”, que no parezca que es una mujer.

Porque en ningún momento lo hicieron con esa intención.

No, no. Fue por la canción de Radio Futura.

¿Y por qué?

Nos hizo como gracia esa pequeña broma interna: “Anabel Lee, de leer, y no Anabel Li”. Y nos parecía un nombre con sonoridad, que la gente recordaría.

¿Cuántas veces les dicen Anabel ‘Li’ y no ‘Lee’?

Tantas que a veces yo también digo ‘Li’ (ríe). Al final es un concepto. Que la gente nos llame como quiera.

Ustedes fueron finalistas del concurso de bandas emergentes de Vodafone Yu. ¿Sienten que hay una escena que apoye a las bandas emergentes o no?

La sensación con Anabel Lee es que sí, que la hay. Hay una buena red. Nunca sabes hasta dónde vas a llegar en ella pero, jope, hay una buena red de oportunidades y escenarios, circuitos. Justamente me hablas del Vodafone Yu y me hace mucha gracia: había desaparecido de nuestra memoria hasta ayer que nos volvimos a acordar. Y pensábamos una cosa, que cuando lo acabamos, que llegamos a la semifinal, varias personas del jurado se acercaron para decirnos que para ellos éramos los ganadores. Que no ganamos. No pasa nada. Si es que al final somos muchas bandas. Pero ayer lo decíamos: “Más de una persona del jurado tuvo que flipar” (se le cuela una risa en el recuerdo, ante lo que va a contar).

“A día de hoy le hubiéramos dado una vuelta al nombre y no nos lo hubiéramos puesto femenino”

Víctor Mejías, Anabel Lee.

¿Por?

Porque te meten en una sala, tocas dos canciones y sales. Y nosotros, que llevábamos seis meses o así en la música en ese momento, salimos como si fuéramos U2 (carcajea). Con tanta fuerza que los que estaban allí fliparon, tuvieron que decirse: “No sabemos qué acaba de ocurrir. Si estos chicos son muy buenos o son un desastre” (risas). Tú imagínate: una habitación a las diez de la mañana y el Perdi encima del ampli pegando saltos, el otro no sé qué. Claro (ríe)… Pero no creas: esto también es un aprendizaje. Saber elegir los momentos. Saber disfrutar. Que hay momentos como la plaza del Trigo de volverte loco o de estar un poco más tranquilos e intentar tocar un poco mejor, más concentrado.

¿Qué bandas ganaron esos concursos?

El de Movistar, Aida Giménez con su proyecto Guineu y, el Vodafone, Corea la Buena.

En Cataluña sí ganaron ustedes el Cases de Música en 2019.

Es un premio super importante para las bandas emergentes. En casi todas las ciudades de la provincia hay una Casa de la Música y, aquí, hacen una selección anual y son varios premio. Aquel año nosotros ganamos casi todos. Una dotación económica, un año de local de ensayo… Fue increíble.

El bajar el telón que tuvo que suponer la pandemia para ustedes justo después de eso.

Es que, además, nos dio la sensación de que se hablaba mucho de nosotros, se empezaba, y cuando terminó la COVID-19 ya nadie lo hacía. Ni un medio. Y fue como: “Nada, pues bueno, volvamos a empezar”. Y ya está.

¿Hay una escena de guitarras ahora mismo en España?

Sí. Creo que sí. La guitarra nunca se ha ido en realidad, pero quizá ha habido una generación, dos, a la que musicalmente hablar o utilizar la palabra rock, le daba un poco de no sé por qué. Quizá le parecía un poco viejuno, pero muchas bandas ahora estamos haciendo rock. Le puedes poner la etiqueta que quieras pero en todas es rock. Y por fin se está asumiendo todo esto sin ningún tipo de complejo. Al final todos venimos de ahí. Y el rock es guitarra, es extorsión. Y todos estamos ahí.

“Toca en la Plaza del Grano, en el Sonorama 2023, fue volver a conectar con esas sensaciones que teníamos al principio, donde parecía que todo era posible”

Victor Mejías, Anabel Lee.

En qué estilo se puede encuadrar a Anabel Lee.

Nosotros siempre decimos que hacemos pop-punk. Con canciones muy pegajosas, muy chiclosas, con luminosidad, y esa esencia punk de quejarte de las cosas que no te parecen bien a través de las letras. No podemos hacer canciones de estar muy quietos porque en el escenario no paramos (ríe).

¿Cuál es su mapa de año para 2025?

Mira, volvemos a Aragón, que hace mucho que no vamos, en febrero. Con doblete: el 21 de febrero en Zaragoza y el 22, en Huesca. Estamos en Murcia el 22 de marzo y, ya lo siguiente que tenemos publicado, es que vamos al Cultural Fest, Almería, el 23 de agosto. Sí que te digo que hay más cosas que no se pueden anunciar. Pero las hay. Y muy chulas.

Su segundo disco, Ganamos Perdiendo, editado en 2024, ¿qué calado notan que ha tenido entre la gente? Usted ha confesado en entrevistas que, en sus primeras canciones era como vomitar información, y ahora ya no.

¡Ayer justamente lo hablamos los miembros del grupo también! El primer disco era como tú ha dicho: hablar de las cosas que nos apetece, pero sin preguntarnos por qué estamos hablando de eso. Hay una canción que habla de La Jungla De Cristal, otra de Concha Velasco... Y en Ganamos Perdiendo sí que quisimos que cada canción tuviese un por qué. De qué habla y por qué la incluyo en el disco. Lo que nos hemos encontrado es que creíamos que a la gente quizá no le gustara tanto, porque el disco no era tan accesible, y no nos ha abandonado nadie. Hemos asegurado a la gente que teníamos y ha venido gente nueva. Entonces me da la sensación de que a la gente le gusta más el disco de lo que me gusta a mí.

El éxito se mide en número de seguidores hoy en día. ¿Cómo sienten que ha ido cambiando la música, aunque ustedes hayan llegado ya en el este modelo actual, pendientes de likes, de redes, de ese número de seguidores?

Créeme que pienso mucho en esto. Porque, sin haber vivido épocas previas, sí que me pregunto muchas veces cómo debería haber sido tener una banda en los 80 o 90. Cuando no tenías a tu alcance algunos medidores de éxito que, realmente, no sabe si es un medidor real o te está haciendo pensar en cosas que realmente no son. Creo que a mí sí me habría gustado tener una banda en aquella época, mantener cierta ingenuidad, una ingenuidad que a día de hoy no te puedes permitir. Tú podrías vivir en el sueño, o ilusión, que tu portada, tu canción, tu videoclip o tu disco, a la gente le ha encantado. O no. En cambio, hoy tú puedes decir: “Ostras, ¿le habrá gustado a la gente?”. “Voy a ver”. “Uy, tiene pocos likes, visualizaciones…”. “Ah, pues no gusta…”. Pero en realidad tampoco lo sabes si ese medidor te está engañando o no.

“En Ganamos Perdiendo sí que quisimos que cada canción tuviese un por qué”

Víctor Mejías, Anabel Lee.

¿Y eso se instala en la cabeza a veces?

No, no. Bueno, sí. A nivel audiovisual, quizá. Porque los vídeoclips, que los hacemos nosotros, a mí no me raya porque tengo la necesidad creativa de crear esa pieza, de que ésta exista, pero a Perdi, el otro miembro con el que los hago, el bajista, que estuvimos juntos en audiovisuales a veces sí que le raya haberse pegado un trabajo que requiere mucha energía para luego decir: “Es que nadie está viendo el videoclip en Youtube…”. Son distintas maneras de verlo.

En los vídeos aúnan sus dos mundos. Son como cortos con música.

Sí, sí. Le damos caña. Nos gusta mucho.

¿Viven de la música ya? Porque cuando empezaron eran jardinero, celador de ambulancia e integrador social.

Yo era el que trabajaba en una ambulancia. A mí la pandemia me pilló en la central donde se recibían las llamadas. Fue heavy. Perdi era el jardinero. Su padre tiene una pequeña empresa y trabajaba para él. Jordi era el integrador social y administrativo. Actualmente, Perdi trabaja como editor de video en una empresa, Jordi siegue siendo administrativo y yo soy creador de contenidos y reportero para Telecinco.

Anda, ¿si?

Para los realities. Supervivientes, Gran Hermano... O sea que no, no vivimos de la música. Además, primicia: en 2025 va a ser el primer año en el que vamos a empezar a cobrar algo. De repartir internamente. Hasta ahora todo es para pagar el alquiler de la furgo, el local… Y este año va a ser el primero que, en cada concierto, empecemos. Un poquito, muy poquito. Pero algo. Siempre digo que la música es algo de lo que no se vive, se sobrevive.

¿Y cómo se hace eso?

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