FUTBOLISTAS

Las locuras de Ronaldinho en su aventura por México

El astro brasileño fichó por el Querétaro, pero esta experiencia estuvo marcada por sus reiteradas salidas. “Terminaba un partido y siempre se iba en avión privado”.

Una de las máximas figuras del futbol mundial en los últimos 20 años, fue estrella del Gremio, el París Saint-Germain, el Barcelona (donde ganó dos Ligas, dos Supercopas y una Champions), el AC Milan (al que le dio un Scudetto en 2011) y el Atlético Minero (donde levantó una Copa Libertadores). Con su selección ganó la Copa América del 99 y el Mundial de Corea-Japón 2002. A México llegó para entregar sus últimos toques de magia con los Gallos de Querétaro.

Ronaldo de Assis Moreira, más conocido como Ronaldinho Gaúcho, tiene escrito su nombre en la historia de fútbol debido a la magia que arrojaba sobre el verde. Sin embargo, la carrera futbolista del exjugador del París Saint-Germain, Barça o Milan ha estado empañada por sus constantes salidas nocturnas, que abogaron su retirada precoz de la élite de este deporte.

El astro brasileño y ganador del Balón de Oro en 2005 puso rumbo a México para defender los colores del Querétaro, donde estuvo una temporada y anotó ocho goles en un total de 25 partidos. No obstante, su nueva aventura no fue un desperdicio para Dinho en lo extradeportivo, ya que disfrutó de esta experiencia en tierras mexicanas tal y como había hecho siempre, según desvela Patricio Rubio en ‘Futboleros TV’, uno de sus compañeros de equipo en aquella temporada.

“Siempre iba a Cancún o Playa del Carmen”

Este futbolista chileno afirma que Ronaldinho siempre tomaba un avión privado todos los viernes para aterrizar en los lugares más concurridos de México como Cancún o Playa del Carmen. “Siempre jugábamos los partidos de casa los viernes, porque en México cada equipo tiene su propio calendario para todo el campeonato. Ronaldinho, cuando terminaba el encuentro, se iba en un avión privado para irse a Cancún o Playa del Carmen”.

Esto no es todo, su constante periplo vacacional por el corazón de la Riviera Maya propició que durante ese año nunca se presentase los lunes para entrenar junto a sus compañeros. De hecho, Rubio asegura que nunca lo ha visto entrenar el primer día de la semana. “Siempre regresaba un martes. Creo que nunca lo había visto entrenar un lunes”. Finalmente, su etapa en Querétaro acabó antes de lo previsto y no cumplió el segundo año de contrato debido a sus reiteradas incomparecencias y su poco compromiso con el club mexicano.