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La hija de Wanda Nara le deja un ataque donde más duele

La empresaria e ‘influencer’ argentina se llevó un inesperado reproche por parte de Francesca, que destacó su poca constancia con las dietas.

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La hija de Wanda Nara le deja un ataque donde más duele

Wanda Nara se ha llevado un inesperado ataque que la ha convertido en noticia en Argentina. Lo peor es que el desplante ha llegado por parte de su hija mayor, Francesca, que en un ataque de sinceridad le ha explicado a su madre cuál es su “problema principal”. A bordo de un coche ya en Milán, la empresaria y pareja de Mauro Icardi se tomó con humor cómo su hija desvela una de sus intimidades mientras la pequeña Isabella trataba de disimular la risa que le provocaban las palabras de su hermana.

“¿Cuál es mi problema principal?”, quiso saber Nara. “Que siempre haces la dieta, inicias tres días a dieta y dejas la dieta. Otra vez tres días la dieta, dejas la dieta. Otra vez tres días y la dejas. Siempre haces lo mismo”, sentenció la mayor de las hijas que Wanda ha tenido con Mauro Icardi. Tan solo unos minutos después compartió más imágenes de las pequeñas en su espectacular casa de verano en Milán.

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Wanda e Icardi ‘pelean’ por el parecido de su hija

La argentina utilizó las redes sociales para recuperar y recordar algunas fotografías de sus primeros pasos como modelo cuando tan solo era una niña. Wanda se mostró orgullosa por haber podido trabajar en lo que quería “desde muy chiquita, desde siempre” y enseñó imágenes que inevitablemente recordaban al aspecto que presenta una Francesca que también ha hecho sus primeros pinitos como modelo.

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Sin embargo, con lo que quizá no contaba Nara era con que Mauro Icardi también iba a reclamar el parecido de su hija compartiendo, como Wanda, algunas imágenes de su infancia. En su caso, el futbolista situó una fotografía en la que aparecía de niño junto a una de la pequeña Francesca y preguntó a sus seguidores: “¿Nos parecemos con Fran?”, consultó. La encuesta que realizó el futbolista del Paris Saint-Germain fue definitiva: el “sí, iguales” se impuso con gran distancia al “no, para nada”.