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La expulsión más dura de ‘MasterChef’ y el monumental enfado de Pepe Rodríguez

Jokin, uno de los favoritos, ha sido el último expulsado de la décima edición del talent show culinario, que también vivió un momento de tensión.

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Jokin ha sido el último expulsado.

Si de verdad es tu sueño, te juro que yo te voy a ayudar a que seas un gran cocinero. Te espero en la que quieras de mis casas y me voy a ocupar de que brilles en la cocina”. Con estas palabras, Jordi Cruz, uno de los jueces de ‘MasterChef’ trataba de consolar a Jokin, el último expulsado de la décima edición del talent show culinario y uno de los favoritos.

Ha sido sin duda la expulsión más dura de cuantas se han vivido hasta la fecha por inesperada, aunque el aspirante se despedía contento tras su trayectoria después de diez galas. “Creo que he hecho un buen trabajo, y me voy satisfecho”, aseguraba el concursante, que en la prueba de eliminación no pudo superar a María Lo ante la atenta mirada de Dabiz Muñoz.

En cualquier caso, el último programa de ‘MasterChef’ también estuvo marcado por el rifirafe entre Verónica y Pepe Rodríguez en la prueba de exteriores, que tenía lugar en Mom Culinary Institute, una nueva escuela de cocina profesional Madrid, dirigida por uno de los grandes, el chef Paco Roncero.

Lo concursantes debían enfrentarse a la elaboración de un menú del chef compuesto por una sopa de cebolla dulce con crujiente de parmesano como entrante. Seguido de un salmonete relleno de alcachofas y langostinos sobre su jugo con espuma de patata. Después, Tuna Wellington. Y de postre, un Tatin de manzana con bizcocho de remolacha y helado de torta del casar.

El equipo de Verónica, el azul, vio cómo su primer plato se retrasaba y se le anulaba otro al no estar listo, primera vez que ocurre en la historia de ‘MasterChef’. Un grave error por el que la capitana tuvo que dar la cara delante de los comensales: “Os pido disculpas”.

Pero no se libró de la ira de Pepe Rodríguez. “¿De quién es el problema, tuyo o mío? Quiero que aprendas, pero si no detectas los errores no vas a evolucionar en la vida. No se daban las órdenes correctas, no se entendían los procesos, no se ha trabajado bien. A mí que me sigue costando con 30 años de oficio, y llegas tú y me dices: ‘¡Sí, lo tenía controlado! No veo un cambio, no he sabido mejorarte”, zanjaba el juez, muy molesto por la actitud de la aspirante que acabó reconociendo su fallo “garrafal” y justificó su actitud por no querer mostrar sus debilidades.