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Kirill Shamalov, exyerno de Putin, en apuros por un triángulo amoroso

El ascenso de Shamalov fue meteórico gracias a sus lazos familiares, pero la invasión de Ucrania y su última relación le están dando quebraderos de cabeza.

Kirill Shamalov.

La suya ha sido una ascensión meteórica. En 2002, siendo estudiante de Derecho en la Universidad Estatal de San Petersburgo, fue nombrado consejero legal jefe para las actividades económicas en el extranjero de Gazprom. La amistad de su padre, Nikolai Shamalov, con Vladímir Putin, junto a quien había sido cofundador de una cooperativa en San Petersburgo a inicios de la década de 1990, comenzaba a dejarse notar en la trayectoria del entonces proyecto de oligarca ruso.

Gazprombank, banco cuyo principal accionista es lógicamente el gigante ruso del gas, lo nombró en 2005, con apenas 23 años, asesor jurídico principal y su penúltimo ‘pelotazo’ lo dio al unirse en matrimonio con Ekaterina Tikhonova, una de las hijas del presidente ruso. La celebración de su boda tuvo lugar en febrero de 2013, en Igora, una pequeña estación de esquí al norte de San Petersburgo, que combina belleza y discreción, bajo unas estrictas medidas de seguridad.

En el momento de la boda, Kirill Shamalov, con 31 años, ya gozaba de una privilegiada posición y era una estrella en ascenso de los negocios rusos. Pero su fortuna se disparó poco después de comenzar a formar parte de la familia del hombre más poderoso de Rusia. De hecho, Shamalov alcanzó el estatus de multimillonario al hacerse con el 17% de las acciones de Sibur, una empresa petroquímica rusa, tras recibir un préstamo de más 1.000 millones de dólares, como no, procecente de Gazprombank.

Vladímir Putin acogió en su seno al hijo de un amigo de la infancia.
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Vladímir Putin acogió en su seno al hijo de un amigo de la infancia.ALEXEY NIKOLSKYGetty

Evidentemente nada es casualidad y una investigación conjunta realizada por IStories y el Proyecto para Informar sobre el Crimen Organizado y la Corrupción (OCCRP), revelaba a finales de 2020 los detalles sobre cómo Kirill Shamalov, amasó una considerable fortuna valiéndose de sus contactos familiares. Y dio igual que el matrimonio con la hija de Putin se interrumpiera tras cinco años de relación, Kirill Shamalov ya era un oligarca en toda regla y su fortuna, muy difícil de cuantificar.

Rumores de infidelidad y nueva pareja

Sin embargo, el magnate ruso no pasa por su mejor momento. Tras su divorcio, que le supuso un buen pellizco en favor de su exmujer, Kirill Shamalov buscó refugio en un miembro de la alta sociedad rumana nacida en Moldavia: Zhanna Volkova. El oligarca ruso se casó con ella tras los rumores de que había sido la causa de su divorcio con Ekaterina Tikhonova, pero en la actualidad pretende separarse convencido de que había más interés que amor en las intenciones de Volkova. Para colmo, su exmarido, Sergei Volkov, también parece jugar un importante papel en la ecuación.

Pero el triángulo amoroso, esconde además, como relata Nice-Matin en un artículo publicado recientemente, una disputa patrimonial en torno a una magnífica villa de 450 metros cuadrados con vistas al Mediterráneo desde Roquebrune-Cap-Martin. La residencia fue adquirida por Volkov en 2003 por tres millones de euros y tras romper su matrimonio pasó a manos de Zhanna Volkova, que a su vez acabó regalándosela a Kirill Shamalov con motivo de su enlace.

Pero con un nuevo divorcio en el horizonte y el aumento del valor de la propiedad, que se ha triplicado, todos los actores juegan sus cartas. La expareja pretende conservar la villa mientras Kirill Shamalov, que acaba de ser añadido a la lista negra de oligarcas rusos cuyos activos están congelados en el Reino Unido y pronto podría estarlo en la de los países miembros de la Unión Europea, no quiere dar su brazo a torcer.

El estatus de Kirill Shamalov, que ahora tiene 39 años, no corre a priori peligro pues tiene músculo financiero para soportar los envites de las sanciones, y la disputa financiera con Zhanna Volkova, que también puede suponerle un lucrativo acuerdo, tampoco parece que le quite el sueño. Más bien es una cuestión de orgullo, muy al estilo de su exsuegro, que ha puesto el mundo patas arriba.