Joaquín Torres será operado por quinta vez desde el accidente de moto

De suponer que el año de Joaquín Torres tiene forma de montaña rusa, habría que echarle la suficiente imaginación como para asegurar que en los meses venideros vendrán apacibles subidas, ya que, por lo menos hasta ahora, no ha habido sino bajadas en picado: una crisis matrimonial, la muerte de su madre, el enfrentamiento con su hermano y las operaciones derivadas del accidente de moto que sufrió en Madrid. Ni tres días han pasado desde que le realizaran la que ya era su cuarta intervención médica; ahora desvela que deberá someterse a una quinta.

Sus palabras expulsan un aroma a hartazgo que arruga la nariz. “Desesperado. A las cinco de la mañana [del viernes 19] me ha dicho mi médico que tienen que operarme de nuevo. Me tienen que quitar las placas que me pusieron en diciembre porque ahí se alojan los gérmenes”, ha contado a Semana el llamado ‘arquitecto de los famosos’, cuyo hastío se refleja en el resumen que hace de esta noticia: “Me tienen que sacar todo”.

“Es la historia interminable de una cadera”

No remite el dolor. Su sensación debe ser la del niño que observa cómo la luz del túnel parece agrandar su brillo y que, al mirar por la ventana, descubre que se ha acercado a una farola y todavía no es capaz de otear el final del mismo. “Esto se podría haber arreglado con la prótesis desde el primer día”, lamenta, con la queja en el presente y el recuerdo en el día de diciembre en que fue arrollado por un coche justo cuando salía del garaje.

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“Las chapas que me han puesto son inservibles. La reconstrucción de la cadera del pasado 12 de diciembre fue totalmente inútil. Nunca me lo debieron hacer”, explica, cada vez más ajeno a la realidad de su situación médica: “No sé si es una operación de urgencia. Desde que salieron los cultivos no quieren que se queden en el organismo las bacterias. Las bacterias al final se meten en las placas y como no tienen riego sanguíneo, no hay manera de sacar la infección de los huesos. Lo va a hacer lo antes posible...”.

Con una imagen en blanco y negro, la mirada melancólica de quien abre la boca en silencio para no decir lo que ya se sabe, hace un breve retrato en Instagram de su pesadilla circular: “Como una montaña rusa... cada día una cosa nueva. La infección de huesos y hoy me he levantado con la ‘gran noticia’ de que me vuelven a operar para limpiar bien el sistema de gérmenes... Creo que es imposible que me pasen más cosas. Es la historia interminable de una cadera”.

Las ganas por ser optimista, ilusión forzada, se desvanecen ante el peso de un episodio que, repetición tras repetición, termina por hacer todavía más insípido y etéreo cualquier vaticinio sobre su futuro: “Estaré así unos 15 días y ya estaría todo bien, pero ya no me atrevo a decir nada”.

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