JUSTICIA

La caída de ‘Big Joke’, el jefe de policía tailandés que recomendó la pena de muerte para Daniel Sancho

Surachate Hakparn, quien recomendó públicamente la pena de muerte para el joven chef, fue apartado de su puesto en abril por su supuesta implicación en una trama de sobornos.

La caída de ‘Big Joke’, el jefe de policía tailandés que recomendó la pena de muerte para Daniel Sancho

Fue de la noche al mañana. La irrupción de Daniel Sancho en los medios de comunicación fue tan abrupta como instantánea, pasando de completo anónimo —más allá de ser el hijo de Rodolfo Sancho— a monopolizar las portadas de todos los rotativos y espacios televisivos. Había sido acusado de matar y descuartizar al cirujano colombiano Edwin Arrieta, con quien se encontraba en Tailandia. Comenzó entonces un camino que encuentra su final el próximo 29 de agosto, día en el que se hará pública la sentencia, y que en sus inicios estuvo marcado por la posibilidad real de que fuera condenado a pena de muerte.

La gran mayoría de las informaciones que al principio llegaban desde Asia tenían un rostro asociado: el del subdirector de la Policía Real, Surachate Hakparn, bautizado por los medios como ‘Big Joke’. Aunque en la nación tailandesa goza de gran fama, siendo una figura muy mediática por la cantidad de apariciones públicas que protagonizaba con sucesos de la índole del de Sancho, en España no fue conocido hasta que en una de las comparecencias recomendó públicamente la pena capital para el chef. “Es un asesinato con planificación y por lo general se pide la pena de muerte para estos”, dijo el entonces cabecilla de la investigación, revelando un apuñalamiento que, como demostró posteriormente la autopsia, nunca se produjo.

El currículum de ‘Big Joke’ respaldaba su puesto. Además de provenir de una familia muy ligada al gremio policial, el desempeño que mostraba en sus funciones tardó poco en levantar la admiración de sus compañeros: con solo 24 años fue nombrado subinspector de Policía por sus reconocidas dotes para la investigación; después pasó a superintendente y, dos años más tarde, obtuvo el cargo de general mayor.

La lenta caída de un símbolo nacional

Este fulgurante ascenso quedó en entredicho cuando la exposición a la que se mostró con el caso de Daniel Sancho terminó por revelar algunas actividades que comprometían gravemente su ética laboral. Más allá de la polémica que levantó su empecinamiento en la teoría de las puñaladas, llegando a aseverar que se habían encontrado cuatro agujeros compatibles con el arma homicida (un cuchillo), el policía fue ‘cazado’ mintiendo en muchas de sus ruedas de prensa y sobornando a periodistas y medios para que aumentaran el despliegue mediático en los casos que él dirigía.

Cuanto más crecía la fama de ‘Big Joke’, mayor era el tamaño de la sombra que proyectaban sus actividades fraudulentas. En 2019 fue apartado del cuerpo y decidió viajar a la India para iniciar su instrucción como monje budista; dos años después volvió a Tailandia y retomó su trabajo como si nada hubiera pasado. En 2020 un individuo disparó contra su coche y vació su cargador, pero Hakparn no se encontraba dentro, sino en una reunión de negocios en el distrito comercial de Bangkok. Y en abril de este año se rompió la burbuja.

Hakparn fue acusado junto a otros cinco agentes de participar en una trama de aceptación de sobornos por parte de un portal de apuestas online desmantelado. La investigación, que sigue en pie a día de hoy, consideró fundamental separarle del cuerpo durante el tiempo que durase y únicamente admitiendo su reingreso si se demuestra su inocencia. Así se dibuja la trayectoria de su fracaso, la lenta caída de un símbolo nacional.

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