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La surrealista infidelidad que sufrió Ares Teixidó: “Me ofreció una cerveza en mi casa”

La periodista ha confesado a Valeria Ros en su espectáculo que pilló a su expareja con una chica en su propia casa, produciéndose después una cascada de sucesos ilógicos.

La surrealista infidelidad que sufrió Ares Teixidó: “Me ofreció una cerveza en mi casa”
Instagram Ares Teixidó
Sergio Murillo
Nació en Santa Marta de Tormes en 2001 y creció entre Guadalajara y Badajoz. Amante de la literatura, estudió Periodismo en la URJC. Se estrenó como jefe de Cultura en El Generacional. Ha sido corresponsal para El Estilo Libre y conductor de informativos en Cadena COPE. Entró en Diario AS en 2023 como redactor en Actualidad.
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Continúa poniendo de patas arriba el Teatro Reina Victoria de la capital el show Doctora Amor, de Valeria Ros, donde las confesiones en clave sentimental y pasional caen por su propio peso y con la misma frecuencia que la lluvia sobre la península en las dos primeras semanas de este mes de marzo. Una de las últimas invitadas fue Ares Teixidó, quien reveló ante la cómica y todo el ateneo la surrealista infidelidad que sufrió con un relato plagado de giros de guion que dejó boquiabiertos a todos los que allí acudieron.

Todo comenzó con el intento de levar un ancla con sus propias manos. “Esta relación ya estaba lo que viene siendo más muerta que viva. Y yo digo: ‘No, no, esto lo voy a salvar’. Salgo de trabajar, un detallito sin importancia, a 700 kilómetros de mi casa”, inicia la historia, narrando cómo llega a su vivienda y, al intentar abrir la puerta, la llave no gira. “Me doy cuenta de que lo que ocurre es que alguien ha puesto la llave por dentro”, añade.

“La despedida que nos merecíamos”

No quedó otra que llamar al timbre, acción que realizó mientras tapaba la mirilla. “Ahí que abre la puerta y, a la que se aparta un poquito, allí estaba la sorpresa. Una chica en nuestro sofá”, confiesa, volviéndose la situación un puzle de incomodidades e incongruencias: “Y la chica, muy educada, se levanta de mi sofá y se presenta. Y acto seguido me dice: ‘¿Quieres una cerveza?’. Y me invita a cervezas que yo había pagado en mi propia casa”.

Todavía podía rizarse más el rizo. “Escucho a mi ex desde la habitación decir: ‘Por favor, no te vayas, que como te vayas me quedo sola con ella y la que me va a armar es muy gorda’”, desliza a Valeria Ros, cuya cara era un auténtico poema, y revelando que, finalmente, la “desconocida en cuestión” se marchó. Ocurrió que la sucesión lógica de acontecimientos ya se había roto. Y ni eso ni la relación podían recomponerse. “Yo tenía que fingir, no podía salir la tóxica que llevo dentro. Hago un giro de guion que nadie esperaba, ni siquiera yo misma”, deja caer Teixidó.

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Y tuvo lugar el culmen del surrealismo. “Me voy, empiezo a andar, voy a la nevera y saco dos cervezas. Y he de decirte, amiga, que f*llamos como nunca”, reconoce la periodista ante Ros, completamente ojiplática. Luego sentencia: “Era la despedida que nos merecíamos”.

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