La nueva vida de Tami Erin: de interpretar a Pippi Calzaslargas a actriz de cine para adultos

Corría el año 1988 cuando Ken Annakin, el legendario director británico, terminó su último largometraje: una apuesta por el clásico personaje de Pippi Långstrump. No era la primera vez que el personaje inventado por Astrid Lindgren escapaba de los libros infantiles para introducirse en la gran pantalla, pero bien pudo ser la última: las críticas llovieron como una tormenta de pedruscos y el fracaso en taquillas fue notorio.

Al papel protagonista de Las nuevas aventuras de Pippi se presentaron 8.000 niñas, pero sólo una consiguió peinarse las coletas naranjas frente a la cámara: Tami Erin. Fue el propio Annakin quien, al descubrir su personalidad, no dudó un solo segundo. “Tami irradia sol. Cuando sonríe, todos están felices. Ella es Pippi Calzaslargas”, dijo. La joven apenas tenía 14 años, pero, y ese a los nefastos datos de la cinta, se convirtió en una suerte de estrella joven —antes de que Disney Channel diera un vuelco al concepto—.

Hoy Tami tiene 50 años, y su vida, desde entonces, ha dado muchas vueltas. Tras su aparición en aquella película, la adolescente probó suerte en el mundo del modelaje y, debido a la ambición y bondad que destilaba su sonrisa, fue nombrada Embajadora de las Naciones Unidas para UNICEF; entre sus actividades más destacadas se encontró la ponencia que dio frente a delegados de más de 100 países en el salón de la asamblea general en la ciudad de Nueva York. Su persona adquirió pronto un factor de filantropía innegable que agrandó con otras tantas colaboraciones y apariciones.

Una vida al borde de la legalidad

Tras varios lustros de desaparición pública, la actriz y modelo volvió a la primera línea mediática por la puerta de atrás. En 2013 fue arrestada después de agredir a su compañero de piso —ingreso en prisión incluido— tras una discusión iniciada por una pizza y, en el mismo calendario, fue detenida por conducir ebria; en esta última detención, trató de darse a la fuga y, en plena huida, se estrelló contra tres coches.

Pero fue en octubre del mismo año cuando estalló la bomba. Según adelantó TMZ, se había filtrado un vídeo íntimo de la actriz manteniendo “sexo duro”; y Erin, consciente de que el tamaño de la ola impedía cualquier intento de pararla, decidió surfearla: al ver que era imposible frenar la difusión, decidió editar el vídeo y venderlo bajo el nombre de Tami Erin The SEX Tape a una empresa de cine para adultos con el fin de evitar que su expareja hiciera negocio con él.

En la actualidad salta de evento en espectáculo, todavía recordando el mítico personaje que la catapultó a la fama y con un pie en la industria pornográfica y otro en la infantil. Desde hace unos años reside con su pareja en Grand Lake (Oklahoma), lejos del bullicio de otras zonas más concurridas y rodeada de naturaleza, como Pippi.

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