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El Dioni, en la ruina, cuenta con cuánto dinero vive al mes: “Me entran ganas de robar otro furgón”

“Con la golfería que hay en este país, empezando por las altas esferas, lo mío se queda en una anécdota”, ha dicho Dionisio Rodríguez en una entrevista en ‘Pronto’.

El Dioni, en la ruina, cuenta con cuánto dinero vive al mes: “Me entran ganas de robar otro furgón”

“Ay Dionisio, / Fue total lo del banco sin un mal tiro / Mucho ‘visio’ / Trincar el pastón y pegarse el piro / La de noches que he dedicado yo a planear / Un golpe como el que diste tú con un par”. Precisamente esas tres últimas palabras daban título a esta canción de Joaquín Sabina que hablaba de la ‘hazaña’ de Dionisio Rodríguez, más conocido como el Dioni, quien con 40 años pasó de vivir cerca del dinero de otros a metérselo en el bolsillo tras escapar con el furgón que custodiaba como vigilante de seguridad.

Un plan sin fisuras del que están a punto de cumplirse 35 años. Le tocaba bajar a por la recaudación, pero les dijo a sus compañeros que fuesen ellos porque le había dado un ataque de ciática. Estos abandonaron el vehículo y él abandonó el lugar conduciéndolo. El botín: 298 millones de pesetas, más de 1,7 millones de euros.

Muchos lo idolatraron, ya que ese hombre normal y aburrido se había hecho de oro sin hacer daño a nadie; es más, pensaron que se había llevado el dinero pero había sido tan noble como para dejar una cantidad que cubriese los sueldos de sus compañeros. Lo cierto es que dejó las monedas, cuyo peso haría muy difícil su transporte.

Antes de dar el golpe, se había tramitado un pasaporte falso con el que, vía Portugal, viajó a Brasil, donde se dio una vida lujo y ostentación después de operarse para no ser reconocido y disimular su ojo bizco (que no era un defecto de nacimiento, sino la primera marca de su trayectoria personal, tras el latigazo con un cable que le dio un vecino cuando era pequeño). Trató de comprar a la policía local para que diesen su identidad a un cadáver y lo declarasen muerto, pero se encontró con que ellos también querían hacer negocio y le pidieron tal cantidad de dinero que no hubo acuerdo y lo entregaron a la policía española, que no llegó a dar con la localización de todos los billetes robados (amén de todo aquello que gastó en aquellos meses de descontrol de Sudamérica).

Y ahora, a sus casi 75 años, ¿queda algo de aquel botín? “No tengo ni un euro de lo robado, vivo de mi pensión de jubilación de 700 euros. Ya no canto ni hago bolos. No ando bien de dinero y me agobian las deudas. El dinero desapareció. Yo me quedé muy poco porque me traicionaron”, ha dicho el famoso ladrón en una entrevista en la revista Pronto.

“Sin remordimientos”

El Dioni, quien cuenta que ha sufrido un ictus recientemente y tuvo que ser operado para limpiarle la arteria obstruida que le causó el susto, dice que recuerda el robo como “un sueño”. “Ahora lo veo con otra perspectiva, entonces era muy joven y tenía unos impulsos, mientras que ahora calibro mucho más los pasos que voy a dar”.

Y no se arrepiente: “Con la golfería que hay en este país, empezando por las altas esferas, lo mío se queda en una anécdota. Me entran ganas de robar otro furgón. No tengo remordimientos de conciencia”.

Ya lo decía Sabina: “Vaya nivelón / Menudo aprendiz de brujo / Nariz a lo Indiana Jones / Peluquín de lujo / Pero al loro / Que el destino es un maricón / Sin decoro / Te da champán y después chinchón”.

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