Deniegan a Clara Chía una orden de alejamiento contra el fotógrafo Jordi Martín

La vida de Clara Chía no volvió a ser la misma desde que salió a la luz su relación con Piqué, explosión mediática a la que se sumaron los fuegos musicales de la canción con la que Shakira y Bizarrap rompieron los registros de todas las plataformas. Los pasos de la joven catalana se convirtieron en las huellas a seguir por un ejército de paparazzis. Y ella se sintió acosada y tachada injustamente como la tercera en discordia y poco menos que la culpable de la ruptura entre el excapitán del Barcelona y la de Barranquilla.

Siendo esta la circunstancia, y a estos efectos, el pasado 10 de mayo, Piqué y Chía interpusieron una querella contra el fotógrafo Jordi Martín. En junio ganaron el juicio y lograron una orden de alejamiento de mil metros. Pero el asunto se ha torcido. Y la citada medida cautelar, que buscaba ser prorrogada por la propia demandante, ha terminado denegada.

Los motivos que desde el tribunal aseveran para esta negativa son meridianos: las consecuencias de la situación que sufría Chía ya no son las mismas, habiendo mejorado sus padecimientos, y, por su parte, el paparazzi afectado habría cumplido con la restricción impuesta. Se trata del último giro en una guerra judicial que ya cuenta con demasiadas jornadas.

Reconstrucción de los hechos

El fotógrafo había vuelto de Miami para retomar el seguimiento de la pareja y se encontraba tomando algo en un bar cerca de las oficinas de Kosmos, la empresa del exazulgrana, acompañado por unos compañeros de profesión. De repente, tres patrullas de los Mossos d’Esquadra aparecieron en escena para preguntarle por qué se encontraba en aquel lugar. Chía había llamado a la policía para interponer otra denuncia por acoso.

Tal y como ha podido saber Vanitatis, la joven se encontraba “muy alterada”. No obstante, desde el entorno de la propia Chía sostienen que este hecho tampoco tiene una mayor importancia y que, de hecho, Piqué salió de fiesta con Riqui Puig y sus amigos en Barcelona, lo que denotaría “que no había tantos nervios como denunciaron”.

Luego acudió el fotógrafo a la comisaría de los Mossos. Y, finalmente, el sábado el juez debía emitir la respuesta a la petición de prórroga de Chía. Y allí concluyó este nuevo capítulo de la guerra judicial entre ambas partes. “En cuanto a la petición de orden de alejamiento, sin perjuicio de lo que pueda acordar el Juzgado competente, no concurren en este momento las circunstancia de urgencia y necesidad que justifiquen una medida cautelar”, se lee en el auto firmado el pasado 3 de febrero.