Así es la colección de yates del multimillonario dueño del Chelsea, Román Abramóvich

Román Abramóvich, el todopoderoso magnate ruso más conocido en Europa por ser propietario del Chelsea F.C., tiene una afición cara: la compra de yates de ultralujo. Afortunadamente para él, se trata de una pasión que bien puede permitirse gracias a su fortuna, que la revista Forbes estima en torno a los 10.767 millones de dólares. A lo largo de los años, Abramóvich ha invertido generosamente en el mercado de estas embarcaciones exclusivas, haciéndose con una colección imponente.

La estrella de su flota, Solaris, se encuentra todavía en construcción, pero los datos a los que apunta no pueden ser más prometedores: será un navío de 140 metros de largo y ocho cubiertas, con helipuerto incluido, que puede alojar hasta 36 personas y 60 miembros de la tripulación. El magnate se ha gastado alrededor de 500 millones de euros en su fabricación, que se está realizando en un astillero alemán de dimensiones mayores a las de Buckingham Palace. Sus dos motores de última tecnología harán de él, cuando esté acabado, el yate más poderoso del mundo.

La otra perla de la corona de embarcaciones del ruso es el yate Eclipse, un gigante de 170 metros que dispone de dos helipuertos, dos piscinas, varios jacuzzis, sauna e incluso una discoteca. Puede alojar en torno a 24 pasajeros, además de 70 tripulantes. Además, dispone de tres lanchas, un minisubmarino y un sistema de defensa antimisiles. Construido en 2010 y reformado cinco años después, es el segundo yate privado más grande del mundo, y su valor supera el billón de euros.

Al margen de estos dos 'monstruos' de las aguas, Abramóvich ha poseído en los últimos años otros seis yates exclusivos, que ha ido vendiendo o traspasando con el tiempo.

Le Grand Bleu

Entre ellos se encuentra Le Grand Bleu, que actualmente es propiedad del empresario petrolero, y compatriota y amigo de Abramóvich, Eugene Schvidler. De 113 metros de eslora, se trata de otro navío de enormes dimensiones, que el dueño del Chelsea compró en 2002 por 100 millones de euros. Tiene capacidad para 20 personas y 35 tripulantes, y entre su equipamiento se encuentra un helicóptero, un pequeño velero, un yate, un minisubmarino y un Land Rover, además de diversas motos de agua, lanchas y barcas auxiliares.

El Ecstasea, con un valor aproximado de 165 millones de euros, estuvo en manos de Abramóvich, su propietario original, desde 2004 a 2009 y sigue siendo uno de los yates más rápidos del planeta. Mide 86 metros, y tiene espacio para 14 invitados y 24 tripulantes así como dos helipuertos. En diciembre del 2019, el navío colisionó con una cabina de control en la isla caribeña de San Martín, sufriendo una serie de desperfectos importantes.

Pelorus

En 2004, Abramóvich compró el Pelorus, de 115 metros de longitud y con capacidad para 22 pasajeros y 46 miembros de la tripulación. El magnate introdujo en el navío una serie de reformas, como la adición de un segundo helipuerto delantero. Tras su divorcio de Irina Viacheslávovna Malándina, su segunda esposa, el yate pasó a manos de esta, que lo vendió en 2011 a un ejecutivo de cine norteamericano. Su valor actual roza los 255 millones de euros.

El Luna, el segundo yate de expedición más grande del mundo, pasó a manos de Abramóvich en 2010. Lo vendió cuatro años después al billonario azerbaiyano Farkhad Akhmedov por más de 240 millones de euros. De 115 metros de eslora y nueve cubiertas, entre sus servicios se cuentan diez cabinas de pasajeros de 100 metros cuadrados cada una, una piscina de 20 metros y un minisubmarino, además de sistema de defensa antimisiles y ventanas a prueba de balas.

Sussurro

El Sussurro fue el más pequeño y antiguo de los navíos de Abramóvich. 49 metros de eslora, aloja seis camarotes de lujo que pueden albergar hasta 12 invitados. El yate también pasó a las manos de la exmujer del magnate ruso como parte de su acuerdo de divorcio. Actualmente se encuentra en venta con un precio de 18 millones y medio de euros.