Tamara Gorro se confiesa sobre sexo y presenta su "primer consolador"

El sexo sigue siendo un tabú en muchos aspectos, y aunque, cada vez están más extendidos los esfuerzos por hablar públicamente de sus prácticas y problemas, todavía queda bastante trabajo por hacer. Los 'influencers' se han convertido en los nuevos portavoces de muchos asuntos de interés social, y como tal, algunos de ellos han dado un paso adelante para abordar el tema del sexo desde una perspectiva tan natural como informativa.

La última en subirse al carro ha sido la modelo Tamara Gorro, esposa del futbolista Ezequiel Garay. La 'instagrammer' ha lanzado un nuevo proyecto profesional en forma de podcast, 'El gorro de Tamara', y en su segundo episodio, reunió a varios expertos para tratar el tema del apetito sexual en las parejas.

Junto al sexólogo Raúl González y la presentadora, locutora y escritora Mar Montoro, Gorro examinó hasta qué punto tener hijos influye en el deseo físico, revelando a lo largo de la charla su experiencia personal en este sentido (la influencer tiene dos niños junto al jugador).

Y Gorro no dudó en reconocer, ya al principio del podcast, que las ganas de mantener relaciones sexuales no eran las mismas que al principio de su relación. "No sé si por falta de tiempo o por falta de ganas, no lo sé, pero es verdad que no", confesó, "eso sí, amo a mi marido, desde luego que sí".

A mitad del podcast, por otro lado, la segoviana no dudó en presentar a su público el que fue su primer juguete erótico, un curioso vibrador con forma de magdalena. "Yo tampoco soy una experta", manifestó mientras lo enseñaba, "pero siempre he reconocido que me gustan". Gorro lo mostró para ilustrar que, aunque la masturbación puede funcionar como alternativa para ciertas personas, a la hora de hablar del apetito sexual ella se refiere "a tener sexo con mi pareja". "Esto ya no lo toco si no quiero tener sexo con mi pareja", explicó, "no es un complemento para sustituirlo".

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Al final del episodio, Gorro hizo una recapitulación de la discusión y volvió a sacar a colación su experiencia personal: "Yo siempre le he dicho a mi marido que el amor hay que cuidarlo. Es una planta que hay que regar constantemente, porque como se pierda esa hidratación, por llamarlo de alguna manera -porque tienes que estar todo el rato cuidando, hidratando y mimando, todo se pudre, todo se va".