DESVELA NUEVOS DETALLES

El forense de Lady Di revela que murió de una herida "muy pequeña pero en el peor sitio"

Richard Stephens investigó su accidente y ha revelado sus conclusiones. Según él, la princesa no hubiera muerto de haber llevado el cinturón.

Actualizado a
La princesa Diana de Gales, Lady Di, sonriente y muy elegante con un vestido blanco, una corona y un ramo de flores en la mano.

La muerte de la princesa Diana de Gales, que tuvo lugar la noche del 31 de agosto de 1997 cuando tenía 36 años, conmocionó al mundo entero y a día de hoy sigue suscitando interés porque siempre ha estado rodeado de misterio.

Ladi Dy falleció en un trágico accidente de tráfico en el Puente del Alma de París en el que también perdieron la vida su entonces pareja, el multimillonario Dodi Al-Fayed, y su chófer, Henri Paul, tras una persecución por parte de unos paparazzis. Las conclusiones de la investigación fueron que el conductor estaba en estado de ebriedad y perdió el control del vehículo cuando circulaba a unos 100 km/h, pero las preguntas y las teorías de conspiración seguían años después y los servicios de inteligencia continuaron investigando las causas de este accidente y de la muerte de la exmujer de Carlos de Inglaterra.

Ahora, 22 años más tarde de aquel fatídico día, el forense Richard Sheperd, el reputado médico británico que en el 2004 revisó las pruebas para saber si fallecieron por esta colisión o si había algo detrás (a petición del jefe de la policía de Londres, Sir John Stevens), ha contado las conclusiones a las que llegó en un libro titulado 'Unnatural Causes' ('Causas no naturales').

Este libro saldrá a la venta el próximo 18 de abril, pero el diario británico 'Daily Mail' ha publicado un extracto este domingo en el que ha adelantado detalles hasta ahora desconocidos.

La herida letal de Lady Di era "muy pequeña, en el peor sitio y muy rara"

La principal conclusión es que, efectivamente, "fue un trágico accidente". Sheperd cuenta que Al-Fayed iba sentado detrás de Paul y que ambos murieron en el acto, pero que ella sufrió menos heridas en parte porque su guardaespaldas y único superviviente del accidente, Trevor Rees-Jones, iba sentado frente a ella en el asiento del copiloto y él llevaba puesto el cinturón de seguridad. De hecho, era el único que lo llevaba por lo que su cuerpo se movió menos y amortiguó el impacto de Diana, que también señala que, al pesar menos que Al-Fayed y Paul, no se precipitó hacia delante tanto como ellos.

Esto hizo que sus heridas fueran, inicialmente, menores, "de hecho, solo se rompió unos pocos huesos y sufrió una pequeña herida en el pecho", relata Sheperd. Sin embargo, esta herida fue letal: "Esa herida suponía un pequeño rasguño en una vena de uno de sus pulmones".

El analista prosigue explicando que Diana cuando la ambulancia acudió a atenderla, Diana de Gales "parecía herida pero estable, especialmente porque era capaz de mantener la comunicación. Pero mientras todos se centraron en Rees-Jones, la vena estaba sangrando poco a poco en su pecho".

"En la ambulancia (hacia el hospital), comenzó a perder gradualmente el conocimiento. Cuando sufrió un paro cardíaco, se hicieron todos los esfuerzos para reanimarla y en el hospital se sometió a una cirugía, donde identificaron el problema y trataron de reparar la vena. Pero, lamentablemente, para entonces ya era demasiado tarde".

Esa herida fue la que provocó la muerte de Lady Di y, según cuenta Sheperd, "era muy rara". "Tanto que no creo que haya visto otra igual en toda mi carrera. Era muy pequeña, pero estaba en el peor sitio", comenta el experto, que también explica por qué este tipo de heridas tardan en dar la cara.

"Anatómicamente, es algo que está escondido, en el centro del pecho. Las venas, que no tienen la misma presión que las arterias, sangran más lentamente; de hecho, tanto que cuesta identificar el problema. Y una vez identificado, es todavía más difícil de reparar".

La conclusión final: Lady Di se hubiera salvado de haber llevado el cinturón

Según concluye Sheperd, la muerte de la Princesa de Gales "es un ejemplo clásico de lo que solemos decir casi después de cada muerte: 'si solo...'. Si solo hubiera impactado contra el asiento de enfrente en un ángulo ligeramente diferente... Si solo hubieran ido 15 kilómetros más despacio... Si la hubieran metido directamente en la ambulancia... Pero el mayor de estos peros dependía de la propia Diana: si simplemente se hubiera puesto el cinturón de seguridad... Habría estado sujeta. Seguramente habría aparecido un par de días después en público con un ojo amoratado, con dificultades para respirar de alguna costilla fracturada o con un brazo en cabestrillo".