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TENIS

El drama de Jessica Pegula y el ejemplo de lucha de su madre

La tenista, número cuatro de la WTA, publicó una carta en The Players Tribune para contar los duros momentos que ha pasado en los últimos meses.

Actualizado a
La tenista estadounidense Jessica Pegula reacciona durante su partido ante Victoria Azarenka en el Open de Australia
LOREN ELLIOTTREUTERS

La tenista estadounidense Jessica Pegula se ha convertido a sus 28 años en una de las grandes figuras del mundo del tenis gracias a sus éxitos deportivos, que le han permitido llegar a ser la número 3 del mundo en el ranking WTA. Sin embargo, el camino a la élite de Pegula no ha sido fácil, ya que la tenista estadounidense ha tenido que lidiar en estos últimos meses con una situación familiar muy complicada.

Una situación desconocida para el gran público hasta que este martes la propia Pegula publicó una carta en The Players Tribune bajo el título ‘Quiero hablaros sobre mi madre’ en la que revelaba cómo empezó este calvario tras el problema de salud que sufrió su madre Kim. “En junio del año pasado volví a Florida tras Roland Garros, donde llegué a cuartos en el cuadro individual y a la final en dobles. Fueron dos semanas increíbles y entré en el Top-10 del mundo. Pero pocos días después de volver, recibí una llamada de mi hermana Kelly. Algo había pasado con mi madre y la llevamos al hospital. Mi padre se despertó y ella no respondió durante bastante tiempo. Mi hermana le hizo la maniobra RCP hasta que llegó la ambulancia. Le salvó la vida, aunque no quiera atribuirse el mérito, junto con el trabajo de los médicos, que lograron estabilizarla”.

Una dolencia que preocupó mucho a Pegula y su familia, ya que tuvieron que arroparse entre ellos ante lo que podía venir, ya que el paro cardiaco se convirtió en una lesión cerebral. “En el hospital descubrieron qué estaba mal y lo arreglaron, pero nos preguntábamos qué pasaría cuando despertase. Nuestra preocupación pasó de un paro cardiaco a una lesión cerebral, sin mencionar los problemas que traen ambas cosas: problemas para respirar, tragar o prevenir infecciones. Lo más frustrante de este tipo de lesiones es que se desconoce el resultado. Los expertos se basan en el tiempo que estuvo el cerebro sin oxígeno y cómo se responde a los estímulos en las primeras fases. Vivimos en el hospital durante dos semanas, hicimos turnos e incluso le obligamos a mi padre a irse a casa a descansar, pero no lo hacía. No quería volver a menos que mi madre fuera con él. Cuando dicen que un día en el hospital equivale a una semana para recuperarse no es broma. Acabamos exhaustos física y mentalmente”.

Pese a ello, la situación de su madre mejoró y eso le permitió a Pegula poder jugar en Wimbledon, donde tuvo que hacer frente a incómodas preguntas sobre el estado de salud de su madre. “En la segunda semana volví a entrenar porque quería jugar en Wimbledon. Mi padre no quería que jugase pero sabía que mi mamá se enfadaría si se enteraba. Poco a poco mi madre fue mejorando y dejó la UCI. Estaba consciente pero hablaba poco aunque muy lejos de su estado normal. Tras muchas semanas, estaba preparada para empezar la recuperación, que sabía que llevaría muchísimo tiempo. Tres amigos que son médicos me dijeron que era un milagro que pudiera hacer la recuperación. En Wimbledon jugué con una infección sinusal, posiblemente fruto del estrés. Además tuve que lidiar con las especulaciones y preguntas sobre la salud de mi madre, e incluso desmintiendo los rumores que decían que había muerto”.

En la misiva Pegula reveló que su madre continúa con su recuperación, además de manifestar el ejemplo de superación que ha sido para ella durante toda su vida. “Mi madre sigue con la recuperación y yo siempre respondo lo mismo, que está mejorando cada día. Tiene una afasia expresiva y problemaas de memoria importantes. Puede leer, escribir y comprender bastante bien, pero tiene problemas para encontrar palabras para responder. Es difícil de manejar y hay que tener paciencia para comunicarse con ella, pero doy gracias a Dios todos los dias por poder hacerlo y los médicos siguen asombrados por su recuperación. Mi madre es la presidenta y propietaria de los Buffalo Sabres y los Buffalo Bills. Le encanta trabajar, lo hacía todo y le decíamos siempre que tenía que bajar el ritmo y tener tiempo para sí misma. Era la mujer detrás del éxito de mi padre y él lo admite. Se lanzó a este viaje con él y aprendió muchas lecciones y rompió muchas barreras. Además provocó el cambio en la cultura, la positividad y en el esfuerzo de los empleados, les dio a muchos su tiempo y esfuerzo. Lo vivió y amó, y ahora nos damos cuenta de que eso posiblemente se haya ido, que no podrá ser esa persona”.

Pegula también confesó que siempre ha querido ayudar a su madre en las múltiples tareas que tiene, aunque ella prefirió que se centrase en ello después de su carrera en el tenis. “Mi mamá siempre quiso que me involucrara, que aprendiera y que hiciese lo que estaba haciendo aunque me dijo que esperase hasta terminar mi carrera en el tenis. Siempre le decía que me diera más responsabilidad, porque quería ayudar, y ahora estoy junto a mi familia discutiendo sobre su cuidado, la terapia y mi carrera como tenista. De repente el mundo se te pone patas arriba. Nuestra familia está metida en equipos deportivos, negocios, inversiones y mi madre quería estar metida en todo. Llegó una tragedia familiar y hay que sumar todas las responsabilidades que tenía. Intentamos mantener la privacidad lo más posible pero fue muy difícil. Mi padre tuvo que asumir muchas responsabilidades y fue complicado para él, porque aún no se conocían los resultados de sus pruebas. Luego llegaron más problemas con los empleados, los aficionados y otras responsabilidades. No miento si digo que querían que me dejasen en paz. No quería que supieran lo que estaba pasando pero también entendí que tenían miedo de qué nos pasaba”.

La tenista estadounidense también habló del apoyo de su madre y cómo le dedicó el que, hasta la fecha, es el mayor éxito de su carrera: el título en el WTA 1.000 de Guadalajara. “Gané el título, pero antes de la final no podía dejar de llorar en el vestuario. No eran lágrimas de tristeza, sino de felicidad porque sentía que iba a ganar. En mi discurso le dediqué el triunfo a mi mamá. Quería que supiera que, aunque fuesen seis meses horribles, luchaba todos los días por ella. Si ella luchaba por lo que estaba pasando, yo también podía hacerlo. Ella lloró durante mi discurso y la entrega de trofeos. He querido esta carrera desde los siete años antes que llevar equipos deportivos, los negocios o el dinero. Mis padres me han ayudado a lograr este sueño que estoy viviendo. Pese a que a veces no estuvimos de acuerdo, ellos me apoyaron y me llevó a donde estoy hoy”.