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A vueltas con el dopaje: un posible antes y después a la vista

Tras los casos de Sinner y Swiatek, el director de la AMA, Olivier Niggli, habla de crear una mesa de reflexión para considerar “nuevos umbrales”.

A vueltas con el dopaje: un posible antes y después a la vista
Jon NazcaREUTERS

El tenis, en los últimos meses, se ha movido en terreno pantanoso. Todo estalló con Jannik Sinner y ha continuado con Iga Swiatek. El italiano, actual número uno del mundo, dio dos veces positivo en Clostebol, un esteroide anabólico que aparece en la lista de sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). La polaca, líder del ranking durante buena parte del año, pitó en trimetazidina, un agente metabólico antiisquémico que se suele usar para tratar anginas de pecho y que también está prohibido. Dos terremotos mediáticos. Dos casos que, en un deporte que no se suele relacionar tanto como otros con el dopaje, han suscitado críticas y reflexiones. Recientemente, el propio director general de la AMA, Olivier Niggli, en una entrevista con l'Équipe, se ha pronunciado al respecto. Sus declaraciones, en las que anticipa la creación de una mesa para abordar casos como los mencionados, plantean un futuro repleto de interrogantes.

“Hoy en día hay un problema de contaminación", expone Niggli para empezar, en referencia a lo explicado tanto por Sinner, a la espera de una resolución de la AMA para conocer si será sancionado, como por Swiatek, castigada con un mes que está cumpliendo en vacaciones, a la hora de defenderse. El italiano, cuyo doble positivo se produjo en marzo, aseguró que el Clostebol había llegado a su cuerpo porque su fisioterapeuta, al que despidió, se estaba aplicando en un corte un producto que lo contenía; la polaca, cuyo positivo se produjo en agosto y que también cambió de equipo a raíz de los hechos, expuso que la trimetazidina procedía de un medicamento contaminado (melatonina) que había estado tomando por el jet lag y problemas con el sueño.

Iga Swiatek, durante Copa Billie Jean King de tenis, en Málaga.
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Iga Swiatek, durante Copa Billie Jean King de tenis, en Málaga. Jorge ZapataEFE

“Esto no quiere decir que haya más casos de este tipo que en el pasado, el hecho es que los laboratorios son más eficientes a la hora de detectar incluso cantidades infinitesimales de sustancias. Las cantidades son tan pequeñas que uno puede contaminarse haciendo cosas inocuas. La verdad es que escuchamos muchas historias y entiendo la opinión pública que puede acabar pensando que lo aceptamos todo“, expone Niggli, que anticipa la creación de la mencionada mesa de trabajo, algo que supondría un antes y un después en la forma de tratar (y concebir) los casos de posible dopaje. “Si quisiéramos hacernos la vida más fácil, podríamos imponer nuevos umbrales y no encontrar todos estos casos. ‘¿Estamos preparados para aceptar las microdosis?‘, esa es la verdadera pregunta. Tendremos que abrir una mesa de trabajo para entender cómo gestionar esta situación”, anuncia.

División de opiniones

De momento, los casos de Sinner y Swiatek, con similitudes en varios puntos, siguen generando opiniones encontradas. De forma generalizada, sí se ha criticado duramente la falta de transparencia en las dos situaciones. El doble positivo del italiano, que fue absuelto por la Agencia Internacional de Integridad en el Tenis (ITIA) y apeló con éxito a dos suspensiones para poder seguir compitiendo mientras se desconocía todo lo que estaba ocurriendo, no se comunicó hasta cinco meses después de producirse. “Creo que todos confiamos bastante en que Sinner no hizo nada, pero que no fuera suspendido mientras no estaban 100% seguros de lo que estaba pasando necesita respuesta”, expuso en su día Federer. El de la polaca, que paró durante la suspensión provisional justificándolo con que necesitaba adaptarse a su nuevo equipo, se conoció con la sanción en vigor.

Sobre el caso de Swiatek, que estalló el jueves, todavía siguen pronunciándose muchas voces del tenis. A ambos lados. Taylor Fritz, por ejemplo, salió en su defensa. Una postura totalmente contraria a la de Simone Halep, que fue castigada de forma más dura por su positivo en Roxadustat (fue sancionada con cuatro años que, finalmente, se quedaron en nueve meses). “¿Cómo es posible que en casos idénticos que se están produciendo la ITIA tenga enfoques distintos a lo que hicieron conmigo? ¿Cómo pude aceptar que la WTA y el consejo de jugadores no me devolviesen el ranking que me merecía? Perdí dos años de mi carrera, me pasé muchas noches sin dormir con pensamientos, ansiedad, preguntas y respuestas... pero se hizo justicia", criticó la tenista rumana. Nick Kyrgios, exponiendo la encrucijada en la que de repente se encuentra el tenis, lo resumió a su manera: “Nuestro deporte está jodido”.

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