Thanasi Kokkinakis y Nick Kyrgios se proclamaron este sábado inesperados campeones del Open de Australia en un día grande para el tenis de este país, que vio como Ashleigh Barty ganaba la final femenina y después, con la alegría asegurada al tratarse de un derbi nacional (el 50º en la historia del torneo, 10ª desde 1968), disfrutó con el triunfo de esta pareja controvertida que ha traído loco al público de Melbourne estás dos últimas semanas. Los Special Ks, como les apodan, que jugaron el torneo con una invitación, vencieron por 7-5 y 6-4 a Matthew Ebden y Max Purcell, que tampoco eran cabeza de serie.

En lugar de aplausos, creció día a día la extraña costumbre de animarlos con abucheos. En sus partidos llenaron la pista, incluida la Rod Laver Arena donde acabaron triunfando después de eliminar al español Granollers y al argentino Zeballos también allí. Y también en televisión aumentaron los índices de audiencia de sus peculiares andanzas. Algunos espectadores se pasaron con la celebración del triunfo de Barty y fueron expulsados durante el partido por hablar entre puntos e incluso insultar al juez de silla, el francés Damien Dumosois. El propio Kyrgios pidió que echaran a tres muchachos en estado de clara embriaguez.

“Esto ha sido un sueño hecho realidad para mí, y no podría haberlo conseguido con nadie mejor”, dijo el díscolo Nick, que dio espectáculo casi en cada punto y se acordó de su novia, la modelo y empresaria de 21 años, Costeen Hatzi. Desde 1997, Australia no tenía campeones masculinos de dobles. Aquel año, los legendarios Todd Woodbridge y Mark Woodforde, los Woodies, que entregaron el trofeo a los Ks, ganaron al canadiense Lareau y al estadounidense O’Brien.

Cuadro masculino de dobles del Open de Australia.