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US OPEN

Serena contra Serena

Cerca de los 39 años, la seis veces campeona en el US Open persigue un esquivo 24º Grand Slam y este sábado juega frente a Sloane Stephens.

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Serena contra Serena
JASON SZENESEFE

Serena Williams, que soplará 39 velas el 26 de septiembre, liquidó el jueves a la rusa Margarita Gasparyan (6-2 y 6-4) haciendo valer el poso de sus seis títulos en Flushing Meadows y este sábado se medirá en tercera ronda a otra campeona, Sloane Stephens (27 años y que alzó el título en 2017). Un obstáculo de entidad en su noveno intento de lograr un 24º Grand Slam. Un Championships que le igualaría con la australiana Margaret Court y le dejaría a las puertas del récord absoluto... Pero el tiempo pasa.

"Siento que cada día emprendo un nuevo viaje... y me siento muy bien en estos momentos, creo que estoy yendo en la dirección correcta en este US Open", reflexiona Serena, que fue madre en 2018, se perdió cuatro Grand Slams para cuidar de su pequeña Alexis Olympia y, desde entonces, ha fallado en cuatro finales. En la pista Arthur Ashe cayó en 2018 (con escándalo tras insultar al árbitro Carlos Ramos) ante Naomi Osaka y en 2019 frente a Bianca Andreescu. Tenía Nueva York rendida a sus pies. Pero acabó rendida ella.

"Lo único que me pone nerviosa soy yo misma. Hay mucha presión respecto a mis resultados y todo el mundo cree que estoy en una posición única de volver a ganar un torneo así. Estoy en un momento de mi vida que no me importa si pierdo veinte puntos seguidos si siento que soy feliz. Tengo 38 años y estoy jugando al tenis con total normalidad. Por eso digo que mi principal enemigo soy yo misma", apuntó en rueda de prensa. Aunque su físico no apabulla como antes, cuando pasaba el rodillo y parecía invencible, su potencia sigue siendo desequilibrante si la cabeza le acompaña. En la tercera ronda, tendrá delante a Stephens (5-1 en el cara a cara para la veterana), otra afroamericana que ha tenido su espejo en Serena.

Este US Open, sin público para jalearla, comenzó con la renuncia de seis top-ten, y la cabeza de serie número uno, Karolina Pliskova, ya se ha quedado en el camino. Por eso, para la ahora número 8º del mundo es una oportunidad única. Serena, que no está dentro de los dos hoteles oficiales para jugadores sino en una casa alquilada con permiso del US Open, en una particular y más cómoda burbuja, va restando oportunidades según quita hojas al calendario. "Llevo un tiempo atrapada en el intento de ganar un Grand Slam más. Pero es cuestión de orgullo", advierte. De eso anda sobrada.