TENIS

James Blake y el rapado que le costó un millón de dólares

El extenista, actual director del Masters 1.000 de Miami, relató en su biografía Breaking Back la historia sobre su rapado, que le costó un importante contrato publicitario.

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James Blake, antes y después de su rapado.

James Blake ha sido una de las grandes raquetas estadounidenses en el circuito ATP en lo que va de siglo XXI. El extenista, que llegó a ser número 4 del ranking en 2006 y que consiguió 10 títulos a lo largo de su carrera, actualmente sigue ligado al mundo de la raqueta como director del Masters 1.000 de Miami, una de las pruebas que se han visto suspendidas por la pandemia de coronavirus.

En sus inicios en el circuito Blake lucía pelo con rastas antes de que en 2003 a su padre le detectasen un cáncer de estómago que acabó con su vida pocos meses después en 2004. En solidaridad con su padre, Blake se rapó la cabeza para mostrarle su apoyo durante su tratamiento de quimoterapia y desde se ha mantenido con la cabeza rapada durante sus años en el circuito y tras su retirada.

Esta decisión tuvo repercusiones económicas para Blake, tal y como revela el extenista en su libro Breaking Back, donde destaca que el hecho de afeitarse las rastas que llevaba provocaron que no recibiera un jugoso contrato de patrocinio. "Sabía que mi aparencia era lo que le interesaba a IMG y mi pelo tenía parte de culpa. Cuando le comenté la idea de raparme a Carlos Fleming (su agente) me dijo que era una mala idea. Esta negociando un nuevo contrato con Nike y buscando nuevos patrocinadores pero había una cosa en común: mi pelo generaba dinero. Finalmente me rapé y le llamé. 'Lo he hecho'. '¿Qué has hecho qué?' 'Me he rapado'. Me dijo que me llamaría más tarde. Volví a hablar con él pero ya había hablado con un periodista para decirle: 'Cuando James se esta rapando, yo estaba perdiendo un millón de dólares'. Era mucho dinero, más del que creía que ganaría en mi carrera. Pero las prioridades habían cambiado".

La carrera de Blake estuvo marcada en sus inicios por una increíble dureza. Seis semanas antes de la muerte de su padre se rompió el cuello tras chocar con el poste de la red durante el torneo de Roma de ese año. "Me atasqué en la arcilla y al caer me golpée en el cuello. Me dieron la vuelta porque caí boca abajo. Podía mover los dedos, pero aún así no sabía si me quedaría paralítico o si podría volver a caminar. Pensé: 'Bueno, si este es el final de mi carrera, ¿qué hago después? ¿Podré volver a hacer ejercicio y jugar al béisbol con mis hijos? ¿Volveré a ver a mi familia?", relataba Blake en una entrevista años después a la revista People.

Blake sufrió una fractura en la séptima vértebra sin sufrir daños en el nervio. "Después del accidente me di cuenta de que cada día de mi vida es un regalo. Podría haber dejado de jugar al tenis a los 24 años o podía haberme quedado paralítico. Fue un toque de atención para mí".