OPEN DE AUSTRALIA

Muguruza también gana por la tarde y con más riesgo

Garbiñe Muguruza no trasnochó esta vez para vencer a la suiza Bacsinszky con un juego más ofensivo y con más errores que ante Konta. En octavos se enfrentará a Pliskova.

Melbourne
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Definitivamente, el futuro de Garbiñe Muguruza tiene buena pinta en este Abierto de Australia. De momento, la española ya está en octavos de final tras ganar por 7-6 (5) y 6-2 este sábado a la correosa suiza Timea Bacsinszky, una jugadora sin muchos recursos para el ataque, pero que varía en cada golpe y tiene una capacidad notable para la defensa. En su tercera participación en la cuarta ronda del torneo, Garbiñe se enfrentará el lunes a Karolina Pliskova, a la que entrena Conchita Martínez, la leyenda española que ayudó a Muguruza a ganar Wimbledon en 2017. La checa venció en tres sets a la italiana Camila Giorgi (6-4, 3-6 y 6-2 en 2h:11) y manda en el balance particular por 7-2.

Después de la paliza que se dio el pasado jueves ante Johanna Konta, en un duelo que empezó a las 00:31 de Melbourne y acabó a las 03:12, Garbiñe protagonizó una actuación buena pero diferente de la anterior. Ante la británica ganó sus 17 servicios y cometió solo 19 errores no forzados. En del debe, que quizá se movió con cierta lentitud. Contra Bacsinszky perdió tres veces su saque, entre otras cosas porque tomó más riesgos, en contadas ocasiones precipitados, para doblegar la resistencia de la helvética. Por eso se dispararon sus fallos (37), aunque colocó 28 golpes ganadores por los 14 de su oponente. Por contra, se desplazó mejor que en aquel partido en 'hora golfa'.

El primer set empezó mal para ella, con un quiebre de salida. Muguruza se fue recuperando y atacó sin descanso tanto de drive como de revés, dos golpes que casi ejecuta con la misma potencia. Poco a poco, la mano de Bacsinszky se fue 'doblando', aunque no cedió hasta el desempate. El segundo parcial ya fue más fácil, la caraqueña logró tres roturas y contrarrestó la de su rival, que se entregó ya con cierto agotamiento en sus piernas porque Garbiñe la obligó a correr de un lado a otro de la pista. Lo importante para la número 18 del mundo es enlazar de nuevo varias victorias. El año pasado, después de Roland Garros, le costó casi cinco meses ganar tres partidos seguidos. Ahora va a por el cuarto consecutivo.