Con más esfuerzo del que refleja el marcador, 6-1, 6-2 y 6-4 en 2h:22, el mismo resultado con el que ya ganó a Alex de Miñaur en la misma ronda de la última edición de Wimbledon, Rafa Nadal ha sumado este viernes su victoria número 250 en 286 partidos de Grand Slams. Por delante tiene a Novak Djokovic (260) y a Roger Federer (342). Otra marca que añadir en su historial. Sin lesiones, seguramente estaría más arriba. Para conseguirla tuvo que lidiar con el entusiasmo del jugador de madre española y padre uruguayo de tan solo 19 años, que se le escapó a la RFET, y ganarle superando su agresividad.

Algunos juegos se alargaron mucho porque el muchacho es de la raza de los que no dan una bola por perdida, la raza de Nadal. Por eso chocaron tanto y tan bien. Hasta el 1-1, sin ir más lejos, pasaron 15 minutos. El balear estuvo siempre al control, con un ritmo y unos intercambios que le favorecían, en un tipo de juego que le viene al pelo para ganar confianza. Más freso de piernas incluso que ante Ebden el pasado miércoles.

Más victorias en Grand Slams

1.	Roger Federer	342
2.	Novak Djokovic	260
3.	Rafael Nadal	250
4.	Jimmy Connors	233
5.	Andre Agassi	224
6.	/ Ivan Lendl	222
7.	Roy Emerson	209
8.	Pete Sampras	203
9.	Andy Murray	189
10.	Stefan Edberg	178

La grada disfrutó con la gran esperanza aussie, pese a que solo pudo sumar tres juegos en los dos primeros sets, porque al final le ganó 76 puntos al número dos del mundo y por eso su gente se ilusiona, aunque entre los espectadores había muchos fans de Nadal. Y eso que en este torneo ha sido el azote de los australianos tras apear a Duckworth, Ebden y De Miñaur conswecutivamente. "No creo que mi popularidad aquí baje por eso", bromeó después. De hecho, se vieron bastantes carteles de apoyo en las gradas de la Rod Laver Arena. "We love Rafa" ("Queremos a Rafa"), rezaba una de ellas. 

La realidad es que a Nadal se le dan bien los tenistas jóvenes y fue mejor en todo: saques directos, velocidad de servicio, porcentaje (le entraron el 75% de primeros servicios), puntos en la red, golpes ganadores... solo estuvo más fino De Miñaur en los errores no forzados. Razones para el optimismo antes de encarar en octavos a su próximo rival, el renacido Tomas Berdych. Ha vuelto por sus fueros el checo, que tiene un balance negativo contra Nadal (19-4), pero un precedente favorable en Melbourne: ganó en cuartos de final de 2015, aunque ese fue el peor año de juego del de Manacor, como él mismo resalta si se le pregunta por su carrera. El domingo tendrá la ocasión de acercarse más a un horizonte en el que podrían esperarle Dimitrov, el nuevo discípulo de Agassi, y Federer.

Rafael Nadal

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