OPEN DE AUSTRALIA

Los jugadores, contra el reloj de tiempo y la vuelta a 16 favoritos

Las nuevas reglas propuestas por el consejo de los cuatro Grand Slams no han gustado a los tenistas. "Ruducir los cabezas de serie es un error", dice Nadal. La tensión la están pagando con los jueces de silla.

Melbourne
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Fabio Fognini discute con el árbitro.
ISSEI KATO REUTERS

El Grand Slam Board, el consejo que regula las normas y todo lo concerniente a los cuatro grandes torneos del calendario tenístico (Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open), tomo una serie de decisiones el pasado mes de noviembre en Londres, algunas de las cuales ya se han puesto en práctica en el Abierto de Australia. En principio, no han sido bien recibidas por los jugadores tanto de la ATP como de la WTA, sobre todo la que limita el tiempo que tienen desde que salen a la pista hasta que empiezan a jugar, llamada '1-5-1'. Tampoco ha gustado la propuesta de reducción de los cabezas de serie de 32 a 16 para 2019. Y aunque solo se ha utilizado en la fase previa, la regla de los 25 segundos para sacar (se probó en el US Open), regulada también con un reloj, no es del agrado de los tenistas.

La norma '1-5-1' recibe ese nombre porque los jugadores tienen un minuto para colocarse frente a frente junto al juez o jueza de silla en el encuentro pre-partido, donde se realiza el sorteo del saque; cinco para calentar y uno más para empezar a jugar. Su cumplimiento se lleva a cabo con un reloj que en un futuro será usado también para contar los 25 segundos de límite para servir. La polémica regla ya se ha cobrado las primeras víctimas: Rafa Nadal recibió un warning de Carlos Bernardes en su partido contra Dzumhur por demorarse en el inicio del duelo y ni se enteró. Al saberlo en rueda de prensa no le sentó nada bien. "Que yo sepa, no me lo han pitado, no creo", dijo. Antes, al dejar el raquetero, el español le había tirado accidentalmente la tablet al brasileño, con quien ya ha tenido varios encontronazos. Carla Suárez es una de las que se ha quejado: "No me gusta que nos metan prisa, porque luego estamos jugando cuatro horas y no la hay. No sé si lo hacen por la tele o porque había gente que tardaba mucho en salir a jugar".

Por otro lado está la citada reducción, a la mitad, de los cabezas de serie, una vuelta al sistema que fue derogado en 2001. "Vaya error", dijo tajantemente Nadal tras su partido contra Schwartzman. "No es muy inteligente. Hay cambios necesarios y buenos para crear más espectáculo, pero con esto no sé si buscan solo el puro negocio. Eso me confunde un poco", continúo. "Hace años que perdí la ilusión por esos temas, pero así, los enfrentamientos con gente con un ranking alto pueden hacer que los mejores jugadores sean eliminados antes. Creo que el tenis necesita que sus estrellas estén en las últimas rondas muchas veces", terminó el balear. A Roger Federer, sin embargo, le gusta el cambio: "Así es como era cuando yo llegué al tenis y me intriga volver a los 16 favoritos".

Discusiones en la pista

Agnieszka Radwanska discute con el juesz de silla.

Esta situación de descontento y la estricta aplicación de las normas por parte de los jueces de silla en condiciones extremas (tampoco gustó que el torneo no utilizara los techos de las pistas cuando las temperaturas se dispararon por encima de los 40 grados) ha hecho que se sucedan las discusiones entre jugadores y árbitros durante los partidos. En su cruce contra Nadal, Schwartzman le espetó al francés Emmanuel Joseph, que le señaló un warning por gritar después de perder un punto, que no había dicho nada ("I don't say anything") y que a los jueces nunca les multan cuando se equivocan.

Pablo Carreño la tuvo con la británica Alison Hughes porque en el primer tie break contra Cilic le cantó como fuera un saque que tuvo un resto ganador, pero el croata pidió revisión para ver si la bola había entrado, perdió el challenge y en vez de primero, fue segundo servicio para el español que se había parado completamente al escuchar el "out". "Es una situación en la siempre salgo perdiendo", dijo luego. Fabio Fogini, enemigo público número uno de los árbitros, discutió acaloradamente con el inglés James Keothavong. Seppi, Berdych, Zverev, Radwanska, Tsonga, Verdasco, Wozniacki, Ramos... también polemizaron con jueces. La lista de es larga.