Estos días, con los bochornos de Alaró y Andorra, recuperé imágenes que creía olvidadas de salvajes que, no lo olviden ni señalen al fútbol, se comportan igual en la plaza que en la grada.
PorAlfredo Matilla
Joaquín Maroto
Mikel Baena Salado
Estos días, con los bochornos de Alaró y Andorra, recuperé imágenes que creía olvidadas de salvajes que, no lo olviden ni señalen al fútbol, se comportan igual en la plaza que en la grada.