Karim Benzema

El equipo blanco rozó la excelencia en el partido de Eibar, interpretando y ejecutando a la perfección lo que pedía un rival con un estilo de juego muy característico.

Pertenezco a la legión de los que durante años hemos considerado a Benzema un pecho frío comodón, titular insistente por enchufe.

‘Aquí se ganan las Ligas’, titulaba ayer As sobre una foto del campo de Ipurua, cuya leyenda persiste

El Galatasaray le duró poco al joven Rodrygo, que en el 6’ ya había marcado dos goles

Más de 65.000 fieles a la causa gozaron con la noche en la que, como dijo Dani Garrido en Carrusel Deportivo, “ha nacido una estrella”.

Superar en goles en la mejor competición de clubes a Di Stéfano no es ninguna broma. Su radical transformación no ha estado en su fútbol, sino en su cabeza.

Benzema ha subido en el escalafón madridista sin hacer ruido, sin quejarse nunca incluso cuando le pitaban y le insultaban. Ha alcanzado lo más alto con gran humildad.

Es un Madrid que ha perdido la ocasión de destacarse en una Liga donde sus principales adversarios no arrancan. El Madrid ni arranca, ni deja de arrancar.

Benzema no es un goleador al uso, nunca lo ha sido, y a punto de cumplir los 32 años sería injusto pedirle que cambie de piel.