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En vista de que Ancelotti ha decidido abrir la caja de las rotaciones, menos con Mbappé, que tiene salvoconducto, ha llegado el momento de darle alguna titularidad a Endrick. El chaval se ha desenvuelto con descaro cuando le ha tocado salir, demostrando que tiene olfato de gol, un gatillo rápido y un cañón en la pierna izquierda que no se ve todos los días. Hasta ahora le ha tocado salir a aprovechar los últimos minutos, con los partidos ya abiertos, pero hay ganas de verlo desde el inicio para ver cómo se desenvuelve en las defensas cerradas que tanto se le están atragantando a otros. Otra cosa es donde quiere ponerlo el entrenador, que lo considera un delantero centro, pero puede ponerlo partiendo de la banda derecha por necesidades estructurales, y ese no es su sitio.

Endrick ha llegado hasta aquí por su capacidad goleadora, por sus remates fáciles en el área y su bazuca desde la frontal, si lo aleja de esa zona va a perder efectividad, no es un extremo. A la espera de lo que decida Carletto, lo que es seguro es que el madridismo tiene muchas ganas de verlo, entre otras cosas porque el juego de un chaval de dieciocho años provoca una emoción especial por esa frescura de lo nuevo, ese descaro de los que llegan para poner en dificultades a los fijos. Hace falta Endrick.

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