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La tarde de los nueve goles

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Mañana domingo Erling Haaland disputará su primer derbi de Manchester. En Inglaterra nadie duda de que acabará la temporada como máximo goleador de la Premier. Su fichaje por el City fue el gran movimiento del último mercado veraniego, con todos los grandes de Europa interesados en él, con una puja casi pública y con comisiones astronómicas elevando el valor de la operación. Pero, ¿cuándo empezó este fenómeno? ¿Cuándo podría haberse adelantado a todos los demás un director deportivo agudo y valiente? ¿Era posible detectar este talento antes que nadie?

Erling Haaland activó todas las alarmas de los ojeadores y seguidores del fútbol internacional la tarde del 30 de mayo de 2019. Ese día hizo algo insólito: anotó nueve goles en un partido del Mundial sub-20 ante Honduras que acabó con el resultado de 12-0. Noruega había perdido los dos primeros encuentros ante Uruguay y Nueva Zelanda, en los que Haaland no anotó, y necesitaba una goleada para tener alguna opción de clasificarse como una de las cuatro mejores terceras. No lo logró: sus tres puntos no fueron suficientes. Así que Haaland se fue a su casa, no disputó ningún partido más y unos días después se confirmó como máximo goleador del torneo con esos nueve tantos, cinco más que el segundo clasificado.

El mundo del fútbol puso aquella gesta en cuarentena. El rival había sido un equipo menor, que se sabía prácticamente eliminado y que seguramente había bajado los brazos pronto al empezar a encajar goles. Todos los que nos dedicamos más o menos a esto vimos el vídeo por curiosidad: ¿era especial el chico de los nueve tantos o se trataba de una anécdota? Se le apreciaba una voracidad descomunal, pero lo que tenía delante nos obligaba a ser cautos. Sin embargo, esa gesta anotó su nombre en todas las libretas, y desde entonces ya nadie le quitó el ojo. Fue el Salzburgo el que se anticipó a todos los demás: lo había incorporado cinco meses antes de aquel 12-0 en Polonia. Si la tarde de los nueve goles hubiese llegado siendo Haaland aún jugador del Molde, probablemente nunca habría pasado por la liga austríaca. Pero en el fútbol moderno siempre hay alguien que llega antes.