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Podría resumir este inicio de campeonato con una sola palabra: pereza. Tengan en cuenta que tengo ya unos cuantos años, y muchas Ligas vistas. El viernes se jugó un partido. Me enteré del resultado por la app de AS. El sábado entré de nuevo en la aplicación con la ilusión del principio del campeonato, y solo se estaba jugando otro partido. Salí desilusionado al recordar que nos daban los partidos con cuentagotas. No acabo de acostumbrarme a ese sistema malévolo. El viernes uno, el sábado tres, el domingo otros tres y el lunes otros tres, y todos a diferentes horas. Así que reconozco que me da infinita pereza afrontar este nuevo campeonato de cuatro días a la semana, con cuentagotas. Para colmo de males, el Atleti arranca hoy, lunes. Así que estoy a punto de bajarme del barco antes de zarpar. Más que desilusionado estoy aburrido de estos campeonatos que instauraron hace años para demérito de la emoción y con el único objetivo de sacarnos la pasta a todos.

Uno de los temas tontos de la pretemporada ha sido la mochila de Griezmann. Pues por más vueltas que le doy a Griezmann no le veo la mochila por ningún sitio. Es como el sketch de Gila cuando matricula en un colegio al niño. Por más vueltas que le doy al niño no le veo la matrícula por ningún lado, decía el genio Gila, escandalizado por los precios del colegio donde acababa de matricular al niño. Ahora se ha puesto de moda hablar de la mochila de Griezmann. Dicen que dicen que ya no mete goles. Cosas que se saca de la manga la gente que se aburre. Horas de murmullos basados en la mochila de Griezmann. Eso que, por más vueltas que le des al francés, no ves por ningún sitio. A veces me rebelo, a veces vengo venenoso. Hoy me envenena la mochila de Griezmann. Pues no, sesudos señores, Griezmann no tiene ninguna mochila, simplemente mete goles cuando puede, a veces más y a veces menos. Es uno de los mejores delanteros del planeta, de hecho sigue siendo campeón del mundo de fútbol, y la mochila sólo la llevan sus niños cuando van al cole. Lo siento, pero avisé de que venía venenoso.