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España tiene la moneda y la cambia

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El Grupo C ha dado las mayores emociones de la primera fase. Empezó con la chocante derrota de Argentina ante Arabia y terminó con el ataque arrebatado de México ante la propia Arabia en busca de un tercer gol que la metiera en octavos. Durante largo rato, el 2-0 repetido en el Argentina-Polonia y el México-Arabia tenía a mexicanos y polacos empatados a todo menos a tarjetas, elemento menor pero decisivo para que pasara Polonia por ‘fair play’. Sólo muy al final marcó Arabia el 2-1, pero un tercer gol hubiera metido a México. No llegó y pasó Polonia con un partido rácano en el que se obsesionó por evitar todo riesgo, incluso el de ver tarjetas.

No espero tantas emociones en nuestro grupo hoy y mucho menos que haya cálculos chungos para evitar el cruce con Brasil en cuartos. Un viejo proverbio persa, de mucho uso en el mundo del toro, dice que ‘el que tiene la moneda, la cambia’. Significa, entiendo, que el que tiene la moneda grande, la de oro, es el que decide en el mercado, el que manda. Ese es el caso de España en este Mundial. Miramos con aprensión el cruce de cuartos con Brasil, pero seguro que esa mirada es recíproca. Y en todo caso, para llegar a eso aún hay que dar un par de pasos, porque el fútbol tiene sus trámites y nadie puede meter el tercer gol antes que el primero.

Japón tiene las virtudes propias de su pueblo, es un equipo ágil, industrioso, intenso. También lo es España, reflejo de su entrenador, Luis Enrique, que frente a la imagen desenfadada que da en los ratos libres en esos encuentros con la afición, en el trabajo es un puro ‘ansias’ y transmite eso a su equipo. Ahí no se para nadie. Si los japoneses corren, España también, y tiene más juego, más atrevimiento y más poso. Cierto que producen miedo los balones cruzados en nuestra área, pero Japón no es el equipo más apto para explotar eso, y espero no tener que lamentar este aserto. En fin, que veo a España en octavos, ya veremos contra quién.