Un Liverpool superior al de 2018 en Kiev

La rueda competitiva. Es cierto que el Real Madrid llega más descansado en lo físico y lo mental, pero los reds pueden darle la vuelta al argumento y hacer otra lectura: llevan varios meses obligados a ganar cada partido, jugando finales todas las semanas, y por lo tanto no tendrán que activarse desde una mentalidad de reposo. La máquina ya está encendida y no se ha detenido en ningún momento. Y aunque no pudiera levantar la Premier, el equipo de Klopp exigió al Manchester City hasta la última jornada, haciendo sus deberes y cumpliendo con su parte. Su estado anímico, pues, es muy bueno, ya que además ya ha levantado los trofeos de FA Cup y Carabao Cup esta temporada.

Lo que Thiago le da. La preocupación por el estado físico de Thiago en los últimos días estaba más que justificada. El internacional español es el principal responsable de la transformación del Liverpool, que ya no es un equipo sólo peligroso en transiciones, en presión adelantada y en ritmos altos. Ahora los reds también son capaces de asociarse, de cocinar jugadas a fuego lento, de hacer daño mediante posesiones largas con los rivales replegados. El fichaje del excanterano del Barcelona fue estructural para dar ese salto hacia adelante. La diferencia entre él y sus teóricos sustitutos, Milner o Keita, es muy grande.

Luis Díaz, la sensación. El fichaje en el mercado invernal del colombiano ha aportado mayor competencia en ataque -algo que ya se había logrado con la llegada de Diogo Jota-, pero además ha aumentado el nivel de desequilibrio individual y de desborde en el costado izquierdo. Con la inclusión del ex del Oporto, Mané está jugando más cercano a la portería rival, como teórico delantero centro, y eso le hace incluso más peligroso. Díaz es capaz de hacer daño desmarcándose a la espalda, retando en el uno contra uno o chutando desde fuera del área: es un especialista en el golpeo con el interior de la pierna derecha en diagonal buscando el palo más alejado.

Luis Díaz, en un entrenamiento con el Liverpool.

Otras mejoras respecto a Kiev. Este Liverpool es superior al de 2018. De entrada, porque en principio confía en poder contar con su máxima figura, Salah, a lo largo de todo el partido. El egipcio, al igual que Mané, era sólo una estrella emergente hace cuatro años, y ahora en cambio está plenamente consolidado en la élite, mucho más maduro en su papel de figura. Además, el equipo de Klopp ha reforzado dos posiciones clave: la portería, en la que la comparación entre Alisson y Karius está muy desequilibrada, y el medio centro, donde Fabinho está a un nivel tan alto que le disputa a Casemiro la titularidad en la selección brasileña. Incluso el acompañante de Van Dijk ofrece muchas más garantías. En Kiev jugó Lovren, ya que Matip estaba lesionado. Ahora el camerunés está disponible y se disputa el puesto con un buen fichaje del pasado verano, Konaté.

El ritmo del partido. Aunque efectivamente Thiago haya permitido al Liverpool ser capaz de hacer daño también a partir de la pausa, parece obvio que al equipo inglés le conviene que el ritmo de juego sea alto. En el apartado físico, el cuadro de Anfield es superior al Madrid, y la intensidad de su presión puede hacer daño a los directores de orquesta blancos.