Calla el balón, hablan las urnas

Fin de año. Con la constante de siempre: cuando el equipo se juega algo importante, agua. Ni asustar en el Pizjuán, aunque habría valido de poco puesto que el Villarreal, este sí, no falló. La pelota se queda en silencio y comienza el ruido electoral en Bilbao. Nos espera una semana de aúpa. Y después de eso, un mes. Elizegi trató de hacer dulce la transición a partir de su salida y el jaleo que se nos viene encima en plena gestación de un nuevo curso, nos hace pensar que lo más prudente habría sido esperar a finales de año, con el parón del Mundial por medio.

Para abrir boca, la Asamblea de reforma de los Estatutos. Los candidatos han sido muy tibios con el asunto y su neutralidad exagerada puede haber sido el último empujón hacia un tercer fracaso en 11 años de este necesario proceso, que precisa de dos tercios de los compromisarios para prosperar. Decir que respetarán lo que digan los socios es una obviedad ¡sólo faltaba! Pero alguien que aspira al gobierno en Ibaigane no puede escapar de un asunto tan importante en la historia de la entidad. Lo más normal sería dar el visto bueno o rechazarlo con una alternativa fundamentada. Han sido 140 reuniones y un texto minuciosamente elaborado, redactado con mucho mimo. La última batalla de Elizegi puede dejar un sabor agridulce a esta etapa desde 2018. La derrota en Sevilla y el adiós a la Conference League suponen un obstáculo más, aunque objetivamente no debería tener influencia. Pero es así. El desgaste ha sido brutal. Con haberse anotado un tercio de las conquistas que tuvo a su alcance, por ejemplo una Copa o el billete continental este año, su mandato alcanzaría otra nota.

Y a partir de ahí, el martes, derechitos a la campaña. Bueno y a tener un banquillo vacante. De nuevo tres opciones, como en 2007 con Macua, Ercoreca y Javi González. El último en subirse al tren de las urnas es Uriarte, el perfil que faltaba, un rostro joven que enfatizará aspectos novedosos, alejados del cansino 'lo de siempre' y las tradiciones ya manidas. Ha querido ser escrupuloso con el devenir de la campaña y esperar a que cayera el telón. Buen tanto. La puesta en escena hasta el momento nos ha dibujado dos tendencias que se parecen poco. Pero lo que une a los tres es el desdén hacia Marcelino. Los dos que han dado el paso antes que Uriarte con sus propuestas oficiales han tenido aparcado al entrenador asturiano mientras pensaban en otras opciones y aireaban tales gestiones, y Jon ni le ha llamado.

Arechabaleta es más resuelto, directo, su mensaje llega mucho mejor porque la puesta en escena es fresca: lenguaje no verbal muy acertado, gestos, contacto visual, retroalimentación con el interlocutor... Hasta en el peliagudo asunto de que no cuenta con Marcelino ha sabido salir airoso. Porque ese episodio podía haberle pasado factura. Reunirte con Marcelino un día y no ser del todo sincero, y luego juntarte con un amplio grupo de socios y contarles que no cuentas con él porque ha fallado en los momentos claves... Lo que dijimos en AS, vaya. Es un lunar, pero ha dejado que el tiempo entierre ese pasaje. Ha exprimido muy bien la idea de que no va a mirar a directivos de etapas anteriores, aunque le ha arropado el expresidente Arrate. Es un buen movimiento, porque la gente quiere opciones nuevas, limpias del pasado. O del pasado reciente, por ser precisos. Y en el cara a cara dialéctico tiene mucho que ganar. No hay más que ver el aguijonazo con clase a Barkala por las etiquetas que supuestamente arrastran uno y otro.

A Barkala le toca sacarse de encima el barniz político, el sambenito de que el PNV le arropa y no va a fallar esta vez, como hace tres años y medio. García Toral anunciará en las próximas horas qué va a hacer. Ante tal jaleo, desea salvaguardar un poco su prestigio y se va. Sería una sorpresa mundial que confirme que espera seguir. No me imagino ahora mismo un técnico más apropiado que él para dirigir el Athletic. Es verdad que en los momentos cumbre ha fallado, pero se ha visto una evolución positiva durante este año y medio. ¿Qué entrenador va a mejorar ahora mismo a un equipo que arrastra una impericia desesperante a la hora de meter goles?