Terminó el partido en el Coliseum Alfonso Pérez y los aficionados y jugadores del Getafe celebraban la permanencia en Primera como si fuera un título. A su lado, los futbolistas del Barça confirmaban el subcampeonato y con plaza en la Supercopa, nada menos, pero volvían al vestuario como oficinistas que un día más han cuadrado las cuentas. Parte de la indolencia provenía del partido insulso, pero también de esa sensación prolongada de que el Barça de Xavi es un proyecto que crece a trompicones, imprevisible como un niño en la edad del pavo, y un día le gana 0-4 al Real Madrid en el Bernabéu y otro pierde en el Camp Nou ante el Cádiz.

Al final del partido Xavi dio entrada a un defensa del filial, Mika Mármol, y con él son ya 38 los jugadores alineados esta temporada en el primer equipo. Si le sumamos los tres entrenadores –Koeman, Sergi Barjuan y Xavi– se entiende mejor la sensación de montaña rusa que hemos vivido. Si por un lado hubo las largas lesiones de Ansu Fati, Pedri, Sergi Roberto o Braithwaite, por el otro se producía el debut esperanzador de chicos como Gavi, Nico, Abde o Jutglà.

A la dirección deportiva del Barça se le acumula la faena para este verano. Una vez más no será fácil conjugar la economía con los deseos futbolísticos, pero el staff de Xavi sentirá por fin que se encarga de un proyecto propio, aligerando las rémoras heredadas de la anterior directiva y de Koeman. De fondo seguirá también el debate de los antiguos y los modernos a la hora de renovar el Barça, y una vez más nos preguntaremos qué hacer con Riqui Puig o con Frenkie de Jong. El holandés estaba llamado a sustituir a un mito como Busquets, pero resulta que un año más éste ha sido el jugador de la Liga que más pases buenos ha dado (Alba, por cierto, es el tercero detrás de Kroos). Entretanto se ha fichado a Kessié, algunos cedidos como Trincão o Collado podrían volver, y si el Barça no empieza a vender pronto, su vestuario parecerá el camarote de los hermanos Marx. ¿Quién se atreverá a gritar "¡Más madera!"?