El rodillo Ineos llega a Roubaix

El Ineos Grenadiers, antiguo Sky, es un superequipo concebido para reinar en las grandes vueltas, especialmente en el Tour. Esa es su vocación desde su nacimiento en 2010. Y así lo ha venido haciendo. En su palmarés figuran 12 victorias en las grandes con cinco ciclistas diferentes, de las cuales siete se lograron en París, con cuatro líderes distintos. La aspiración sigue viva, claro que sí. No se le puede pedir menos al presupuesto más alto del pelotón, a la mayor potencia del ciclismo con 50 millones de euros, unos 14 más que la siguiente escuadra, el UAE Team. Sin embargo, la irrupción de Tadej Pogacar y Primoz Roglic, especialmente del primero, unida al accidente de Chris Froome, allá por 2019, y las lesiones de Egan Bernal han ralentizado su dominio. Aun así, lleva siete cursos consecutivos coronado en alguna grande. Esa es su naturaleza. Y no quiere perderla. Su imponente rodillo llegó a limitar mucho el espectáculo, a saturar al aficionado. Pero aquello ya forma parte de la historia. El Ineos tiene dura competencia en la carretera. Ya no gobierna como antes.

Con su mandato en entredicho, el Ineos ha expandido sus redes a otros escenarios de prestigio, hasta atrapar nuevas piezas de caza mayor. Dylan van Baarle conquistó este domingo la París-Roubaix, con una exhibición colectiva e individual. El equipo británico planteó la batalla desde lejos, y Van Baarle remató la faena con una ventaja que no se lograba desde los tiempos de Cancellara. El holandés le ha cogido el gusto al pavés: el año pasado ganó A Través de Flandes, hace dos semanas fue segundo en el Tour de Flandes, y en el Mundial 2021 se colgó la plata… también en Flandes. El Ineos completa así una semana de éxito: con Michal Kwiatkowski, en la Amstel; con Magnus Sheffield, en la Flecha Brabanzona… y con la joya de la corona, la Roubaix. Su dominio se traslada a las clásicas.