Más allá de Marcelino y Bordalás

Athletic-Valencia es mucho más que un duelo entre Marcelino y Bordalás. Ellos acaparan los focos y ponen el morbo, aunque no dejan de ser inquilinos puntuales de dos banquillos históricos. El duelo entre el Athletic y el Valencia es un cara a cara entre dos caracteres subversivos; entre dos clubes que, cada cierto tiempo y a su manera, se sublevan con el poder establecido; que encuentran en su masa social, peculiar cada cual, su músculo y su eternidad.

Athletic y Valencia disputan su partido 190, entre ellos cuatro finales de Copa, el torneo fetiche de ambos. El Athletic no lo gana desde 1984 y en este tiempo el Barcelona le superó en títulos. Pero muchos escuchan “Rey de Copas” y aún oyen el rugido de un león. Marcelino, entrenador mayúsculo, sabe que Bilbao sueña con volver a sacar la gabarra. Y él con subirse en ella. Su afición ha gozado como pocas en tiempos de pandemia, aunque está por llegar al orgasmo.

Esta semifinal, a su vez, es un estímulo para el vestuario che, que ha pasado las de Caín en los últimos años, y para su afición, que está (y seguirá) harta por la gestión de Lim, pero que sueña con volver a Sevilla por primavera. Bordalás se presentó en Mestalla diciendo que quería recuperar el ADN del Valencia, que dícese ser equipo “bronco y copero”, y pocos lugares como San Mamés para corroborarlo. Partidazo el de hoy en La Catedral... y aún quedará otro en Mestalla.