Infantino vs Ceferin: peligro de cisma

Leo el planteamiento de Infantino en su deposición ante el Consejo de Europa sobre el proyecto de Mundial cada dos años y me parece una impostura: “Vemos que el fútbol se desarrolla en una dirección en la que algunos lo tienen todo y otros nada. (…) Tenemos que darles [a los africanos] oportunidades y dignidad.” Envuelve su discurso en altruismo: más presencia y dinero para el fútbol de los países pobres. Pero a continuación se delata: “En Europa la Copa del Mundo se juega dos veces por semana, porque los mejores jugadores del mundo juegan allí.” Ahí le duele, en el poderío económico de la UEFA, mayor que el de la FIFA.

De que el altruismo sea el móvil de Infantino se debe dudar, dado que alentó ese proyecto de Superliga que pretendía hacer aún más ricos a los que ya son los más ricos. Sólo puso objeciones, y en voz muy baja, cuando se fue al traste porque ni alemanes ni franceses se apuntaron y en Inglaterra la calle se sublevó, pero es conocida su participación en el complot a cambio de que los conjurados le dieran su apoyo para un Mundial de 24 clubes. La verdad del cuento es que hoy por hoy la FIFA sólo tiene un gran ingreso cada cuatro años, mientras la UEFA tiene su Champions todos los años, además de una Eurocopa también cada cuatro.

Y ese es su afán: darle la vuelta a ese partido económico que pierde ante la UEFA. Dinero es poder. Así que urdió un plan que es un tres en uno: Mundial bienal, apoyo a la Superliga para romperle una pierna a la UEFA y Mundial de 24 Clubes. Tres ideas que pueden gustar o no (personalmente no me gusta ninguna de las tres) y que tienen algo en común: las tres meterían más partidos en el saturadísimo calendario actual. Por su parte, Ceferin acaricia la idea de invitar a los americanos a la Eurocopa, creando una competencia seria al propio Mundial, cosa que tampoco me gusta. Un enfrentamiento feo que podría terminar en un cisma fatal.