Dos buenas noticias. La primera es que Thibaut Courtois ha superado la indisposición que le hizo perderse el viaje a Elche y que se entrena con normalidad desde hace un par de días. Así que hoy estará en el Santiago Bernabéu. La segunda es que Lunin se mostró muy seguro durante todo el encuentro de Copa. Es evidente que la poca actividad del guarda meta ucraniano no le ha impedido aparecer a buen nivel cuando hizo falta. En el Madrid el puesto de portero está bien cubierto. Me pregunto, sin embargo, el porqué del poco reconocimiento que recibe Courtois desde que fichó por el club blanco. Fuera de España y de Bélgica no se le valora para nada. Todavía me parece increíble que haya terminado en el noveno puesto del Trofeo Yashin, el Balón de oro de los porteros que se entregó el pasado mes de noviembre.

Courtois acabó por detrás, por ejemplo, de Emiliano Martínez (Aston Villa) o de Kasper Schmeichel (Leicester) y sólo recibió 29 puntos cuando el vencedor, Donnarumma (PSG), obtuvo 594 puntos. Creo que esta injusticia reside en la nueva forma de comunicar sobre el fútbol, esta tendencia de enseñar resúmenes montados como videoclip con goles y paradas supuestamente espectaculares. El portero del Real Madrid no vende humo y no hace paradas 'para la foto', como se suele decir. Se dedica a tranquilizar a su defensa y a hacer ganar puntos a su equipo. Como debe ser.